Betis
Es el equipo, estúpido
El Betis tiene un activo valiosísimo en su conjunto, en el grupo, y salvaguardar esa convivencia ha de ser el primer principio de este verano. No quiero ser el primero en saber un fichaje. Lo que me importa es que encaje en el bloque
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Iniciar sesiónNo hace falta contar con Kylian Mbappé para ganar la Copa de Europa, ni se gana la Copa de Europa por tener a Mbappé. Lo hemos visto el pasado fin de semana y es conveniente, de lo agitado y enajenado que está el mundo del ... fútbol, tomar nota de esta verdad completamente irrefutable. Me dirá usted, amigo bético, amiga bética, que quien tiene que grabarse eso a fuego es Florentino Pérez, lógicamente, que es quien ha perseguido durante dos años al delantero francés como si al Real Madrid le fuera el futuro en ello y que es de los muy pocos presidentes que podrían disputarle un jugador de altura al club-Estado del PSG. Pero sin negarle a usted la razón, debo insistir en la idea porque parece, cada cual a su manera y según sus posibilidades, que hay un montón de clubes pensando en su Mbappé particular y otros que lo andan buscando. Y queda mucho verano por delante.
Lo importante, sin embargo, es el equipo. Tratar de mejorarlo, por supuesto, es trascendental dada la competencia tan grande que hoy existe a todos los niveles en el fútbol profesional, desde el mismísimo reclutamiento de chicos más jóvenes. Pero no hay un individuo por el que merezca la pena ponerlo todo en un segundo plano. Ningún futbolista garantiza nada, ni nada es imposible por no contar con determinado futbolista, porque la fortaleza siempre está en el grupo, como acabamos de ver. Es evidente que tanto el Liverpool como el Real Madrid tienen jugadores de primer nivel, magníficos futbolistas, desde Salah a Benzemá, que quizá son las grandes estrellas de ambos conjuntos, pero por el camino se han quedado equipos de un potencial similar, con grandes individualidades como las anteriores, y podríamos discutir si los dos finalistas de la Liga de Campeones eran los mejores de la competición. Al fin y al cabo, la igualdad es tal que muchas eliminatorias se deciden por detalles y golpes de suerte, por la actitud o la mentalidad, por la inspiración de un portero, por el agotamiento del minuto 120… Sí, es verdad que un solo hombre, llamado Diego Armando Maradona, cambió el devenir de un club modesto como el Nápoles y lo hizo grande en el contexto europeo, e incluso hizo campeón del mundo a su equipo nacional, plagado de jugadores del segundo escalafón. Cierto. Pero era Maradona y también eran otros tiempos, en los que eran posibles cosas que hoy no lo son, y al revés. No nos engañemos.
Proteger el grupo
A mi juicio, lo mejor que tiene el Real Madrid es un buen equipo, sólido, experimentado, con calidad y con una fortaleza mental extraordinaria. Ahí cualquier pieza de valor se hace grande, igual que las que son más modestas e incluso mediocres también aportan lo suyo. En la plantilla del Madrid hay dos niveles claramente diferenciados y los del segundo han estado a la disposición del entrenador sin chistar para rellenar los huecos que hicieran falta, asumiendo con una humildad poco habitual en ese vestuario el rol secundario que les tocaba para ser verdaderamente útiles. Y los de Ancelotti han conquistado el título más importante con sus dos jugadores más caros, Bale y Hazard, mirando desde la orilla. La lección vale para todos. En el Betis hemos visto algo muy parecido durante el año. Incluso en los momentos de mayor concentración de partidos de la temporada, cuando Pellegrini iba rotando casi el equipo entero de un encuentro al siguiente, parecía claro que había un grupo A y uno B, y esto se ha ido constatando al final de la campaña, cuando los esfuerzos decisivos requerían a los mejores, sin que nadie levante la voz. Y entiendo que este debe ser el punto de partida para preparar la temporada 2022-23: mimar lo que se tiene, un grupo excelente, bien avenido, solidario y con hambre de triunfos, comprometidos con el escudo y con la gente. Y con los compañeros. Es ley de vida que no todos pueden seguir, y que hay que renovarse siempre y que hay que buscar la manera de mejorar, fortaleciendo aquello que se ha visto que era más débil en el ejercicio acabado. Al Betis le ha faltado un poco de oxígeno en su sala de máquinas en el final de esta maravillosa campaña recién terminada. En el grupo del talento ha faltado aire en los partidos en los que se ha decidido la clasificación de la Liga, e incluso el título de Copa tuvo que dirimirse en una tanda de penaltis a la que, como he escrito en algún artículo anterior, probablemente no se habría llegado en otros momentos de la temporada, ya que el Betis es bastante mejor que el Valencia. Así que los técnicos saben perfectamente qué es lo que les ha faltado para poder conseguir más, siendo mucho lo logrado, pero también saben sin ninguna duda qué es lo que hay que cuidar de este vestuario fantásticoy lo que sería conveniente retener para tratar de mantener una línea progresiva, que es lo que ahora mismo todos queremos.
Un mantra
«La economía, estúpido». Aquel mantra del equipo de campaña de Bill Clinton sirvió para que el candidato demócrata terminara ganando unas elecciones que parecían perdidas sin remisión, en 1992. Con las encuestas en contra en aquella carrera hacia la Casa Blanca, los asesores hicieron que Clinton pusiera el foco en su discurso sobre la gran preocupación de los norteamericanos, la situación económica, e insistiendo sobre ella, como un martillo pilón, fue logrando que el voto virara, a pesar de que Bush contaba con un gran respaldo y su política exterior era muy bien valorada por los votantes. Desde entonces, esta proclama (a la que se le añadió el «es» al principio) se ha transformado hasta el infinito para aplicarse a todo tipo de realidades, y creo que ahora es buena idea traerla a la planificación que haga el Betis de la temporada que viene. El equipo es lo importante, y me parece que la renovación del contrato de Víctor Camarasa es perfectamente congruente con esta visión. La aportación del valenciano ha sido nula en los dos últimos años debido a las secuelas de la lesión que sufrió en 2020, y lo fácil para cualquier club convencional hubiera sido dejar morir el contrato, darle las gracias al centrocampista por los servicios prestados y disfrutar de la plaza libre en la plantilla para ocuparla como se estimara conveniente. Sin embargo, el Betis ha apostado por renovar el vínculo de Camarasa, ser fiel a unos valores y mandar un mensaje real a sus profesionales, a su afición y al resto del planeta fútbol: aquí no se deja a nadie atrás. Pero de verdad. Este Betis no es de frases en las paredes, sino de hechos, de respaldo y de solidaridad. Y está con los suyos. Hay que bucear en el mercado y vendrán refuerzos, pero lo más importante de la búsqueda es el encaje con esta filosofía de convivencia para que el conjunto resulte realmente fortalecido. «Es el equipo, estúpido». Siempre el grupo, antes que todo lo demás.
Los béticos han de sentirse orgullosos porque la primera piedra de la grandeza y de la altura de miras la pone precisamente la lealtad inquebrantable a los principios, a los valores. Y no los ha tenido siempre el Betis tan claros, para qué nos vamos a engañar. Así que mal haríamos en obsesionarnos con Dani Ceballos, que ahora parece el particular Mbappé del Betis, ni deberíamos prestar tanta atención a la serpiente de verano que en apenas unos días ya ha colocado en las filas béticas a cinco o seis futbolistas, así, sin miramientos y dando los fichajes por cerrados, y que nos ha asegurado que el club ha recibido no sé cuántas ofertas por varios de sus jugadores más destacados. El Periodismo ha cambiado y la relación de los clubes y de los profesionales con los informadores también. Los intereses mandan y la manipulación está a la orden del día. Además, juegan a periodistas muchos aficionados en las redes sociales que ganan su credibilidad sólo con expresarse con corrección. No hagan caso. Se hacen conjeturassin fundamento, se compensan los importes de las ventas y de las compras como si sólo se vendiera para comprar y se da credibilidad a cualquier cosa que pueda valer para ganar «likes» o visibilidad. No, no hagan caso más que a quien haya demostrado merecer el crédito suficiente durante años. Pero sin acalorarse. Paciencia. Habrá salidas y entradas, y tiempo para valorarlas. Ahora lo único que de verdad importa es que Cordón, Pellegrini y sus colaboradores sigan trabajando con la profesionalidad y la discreción que ya han demostrado con notable éxito, y que, sobre todas las cosas, lo hagan velando por la fortaleza futbolística y humana que el Betis tiene la suerte de disfrutar en su vestuario. Sólo hay un mantra. «Es el equipo, estúpido». Lo demás ya vendrá.
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