Una pequeña provincia se ha convertido en estas Autonómicas en pieza clave del proceso electoral. Guadalajara ha acaparado todas las atenciones de los partidos y también las miradas de los analistas. Porque si Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma que más opciones tiene de cambiar de manos del PSOE al PP, Guadalajara guarda la llave para que Dolores de Cospedal abra esa puerta.
¿Por qué una provincia de apenas 250.000 habitantes, que es la que menos diputados elige de la región, ha motivado el mayor despliegue de artillería política? Hay que remontarse al cambio de la Ley Electoral que impuso el PSOE al inicio de la legislatura. Sin consenso, con la oposición del PP (y también la de IU), la ley incrementó la representación en Guadalajara de 7 a 8 diputados, y también le dio un diputado más a Toledo, que pasó a tener 12. Dos provincias que antes elegían un número impar de diputados, las de mejores perspectivas para el PP, pasaban a elegir un número par. Y 4 de las 5 provincias de Castilla-La Mancha quedaban con elección par (Guadalajara y Cuenca, 8; Toledo, 12; y Albacete, 10), mientras sólo Ciudad Real elige impar: 11. La maniobra del PSOE (avalada legalmente por el Tribunal Constitucional, que rechazó de plano un recurso del PP) hace que en Guadalajara y Toledo no baste con ganar para sacar más diputados. Hay que hacerlo de paliza.
El caso es que los sondeos marcan tendencias de incremento popular muy considerables en Guadalajara, y lo que parecía abocado a un 4-4 (no es previsible la irrupción de una tercera fuerza, porque debería llegar al 11-12% de los votos) puede convertirse finalmente en un 5-3 para el PP. Dos escaños de diferencia que indefectiblemente darían la victoria a Cospedal, aunque en las otras tres provincias pares se produzca el empate, o aunque el PSOE retenga su histórico feudo de Ciudad Real.
Así las cosas, los dos grandes partidos, y mucho más el PP, han hecho un esfuerzo ingente. Hay que remontarse a las citas electorales de los primeros años de la democracia para ver pueblos y ciudades de Guadalajara con semejante despliegue de propaganda, cartelería y medios inundando las calles. Propaganda tradicional, multiplicada por el martilleo de los partidos en la utilización de las nuevas tecnologías y redes sociales. «No sé decirte hasta qué punto hay más publicidad, pero la apuesta ha sido muy clara. Se trataba de llegar hasta el último rincón», dice Javier Pascual, responsable de comunicación del PP en Guadalajara.
Despliegue de líderes
Otros datos del PP abundan en el escenario: Mariano Rajoy ha acudido a actos públicos populares en Guadalajara hasta en 6 ocasiones en el último año. De hecho, son más de una decena las veces en las que Rajoy ha lucido palmito por Guadalajara en esta legislatura. Y sólo en este mes lo ha hecho dos veces: el 4 de mayo, y el viernes, en el cierre de campaña. Jamás unas elecciones, de ningún tipo, concitaron un despliegue de líderes nacionales del PP tan ingente. Además de Rajoy y Cospedal, han pasado por aquí Soraya Sáenz de Santamaría, Pío García Escudero, González Pons, Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre, Federico Trillo, Arias Cañete, Elvira Rodríguez e incluso Aznar. «Hace un año, las encuestas decían que las provincias clave eran Ciudad Real, Toledo y Guadalajara, por ese orden. A medida que avanzaba el tiempo, la importancia de Guadalajara se ha incrementado, y desde la organización empezaron a reclamar su presencia», destaca Pascual. «Es que nosotros no nos avergonzamos de nuestros líderes», llegó a decir el presidente provincial del PP, Antonio Román.
El aluvión de figuras nacionales concuerda con los discursos del PP, casi monotemáticamente centrados en la situación económica, el paro, y la posición de Castilla-La Mancha como la región con más déficit porcentual. Enfrente, la estrategia de Barreda, que se ha distanciado de los temas nacionales, y de los líderes de su partido (sólo dos figuras del PSOE nacional han pasado por la provincia en campaña: Chacón y Bono). El presidente castellano-manchego ha preferido vender los que considera grandes activos de su gestión y criticar a Cospedal por su ambiguo comportamiento en asuntos sensibles en Guadalajara: el agua y el ATC nuclear.
A cara de perro
Una campaña «a cara de perro». Así la define, y no exagera, Maximino Rodríguez, jefe de Prensa del PSOE provincial. Y es que no sólo ha habido tensión por la presencia de líderes nacionales, sino por la propia actividad de Cospedal y Barreda, que han visitado Guadalajara casi todos los días de la campaña, en detrimento de otras provincias. Una campaña que, además, ha terminado en los últimos días con notables muestras de «guerra sucia», y los partidos editando folletos «anónimos», tan incendiarios como ofensivos, o enviando correos electrónicos del mismo cariz.
«Nunca en mi vida había trabajado tanto. Ha sido tremendo», dice Pascual. Jornadas maratonianas, de 14 horas, «durmiendo poco y trabajando a destajo» ante la peculiaridad de que la provincia ha estado «en el ojo del huracán», añade Mino Rodríguez, a quien corrobora Pascual: «Sabía que iba a ser duro, pero no me imaginé que tanto».
