Juan Pablo II será inhumado directamente en la tierra

El Papa Juan Pablo II ha dejado un testamento «espiritual» así como el deseo de ser enterrado en la tierra, al igual que Pablo VI, y no en los sarcófagos de piedra y mármol en que están enterrados los demás Pontífices, según explicó hoy el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, quien confirmó que ocupará la capilla de Juan XIII, la más cercana a la tumba de San Pedro.
Navarro Valls explicó que en la tercera Congregación de los Cardenales han participado 91 purpurados, mientras que el resto delos 117 electores que elegirán al nuevo Pontífice siguen llegando a Roma, aunque monseñor Piero Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas de la Santa Sede, anunció que uno de los cardenales electores se encuentra enfermo y podría no participar en el cónclave, con lo que el número de participantes descendería a 116. Se trataría del filipino Jaime Sin, de 76 años.
El portavoz explicó que se ha dado a conocer que existe un testamento del Papa, pero precisó que los cardenales aún no lo han leído durante sus reuniones. Según algunos rumores, sería un documento de enorme y profunda importancia espiritual, en el que podría comunicar quién es el cardenal 'in pectore', nombrado secretamente por Juan Pablo II por motivos personales o religiosos.
El testamento podría ser leído mañana, según Navarro.
Lo que se ha comunicado es que Juan Pablo II expresó su deseo de ser enterrado en la tierra y no dentro de uno de los sarcófagos que se pueden observar en las Grutas Vaticanas, al igual que el Papa Pablo VI, y que su tumba se encontrará en la capilla donde hasta hace poco se encontraba Juan XXIII, quien tras ser beatificado en 2000 fue trasladado a la Basílica para su veneración. Se trata de un puesto de prestigio, por ser el lugar más cercano a San Pedro.
El Papa será introducido en un ataúd de madera pobre y su rostro será cubierto con un velo de seda blanca, antes del cierre provisional. El féretro será después cerrado definitivamente en las Grutas Vaticanas, según ha explicado el cardenal Marini.
Monseñor Marino ha añadido que una novedad de este cónclave que se preparan para afrontar, y del que aún se desconoce la fecha, es que el lugar de reunión no serán sólo la capilla Sixtina y los aposentos de Santa Marta, sino que todo el recinto del interno de las murallas vaticanas servirá para la celebración del cónclave, aunque en ningún momento los cardenales podrán salir y ver a otras personas.
Cardenal «in pectore»
La figura del cardenal "in pectore", aprobada en vida por Juan Pablo II, no tiene nombre conocido por ahora y habrá que esperar a la apertura del testamento por si hay alguna indicación al respecto, informó hoy el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls.
En octubre de 2003, el difunto Papa creó una treintena de nuevos cardenales y se reservó uno "in pectore", sin nombre, para poder atribuirlo en algún momento posterior.
En todo este período el Pontífice no anunció a quién pertenecía esa púrpura cardenalicia y ahora queda la incógnita de si el nombre figura en el testamento, que todavía no ha sido abierto.
Ese cardenal gozaría de los mismos derechos y obligaciones que los demás y, si es conocido antes del cónclave para elegir al sucesor de Juan Pablo II, podría participar siempre que tenga menos de ochenta años.
Si Karol Wojtyla no ha atribuido la púrpura a un religioso el cargo se perderá, algo que ya ha ocurrido con anterioridad con otros Papas.
En tres espacios del Vaticano El cónclave que elegirá al sucesor de Juan Pablo II abarcará prácticamente todo el Estado Vaticano, ya que se desarrollará en tres espacios diferentes -la Capilla Sixtina, la residencia Santa Marta y las capillas de las celebraciones-, lo que no impedirá que se mantenga el más absoluto secreto sobre la elección del Papa.
El cónclave de 2005, según informó hoy el Maestro de Ceremonias Pontificias, el arzobispo Piero Marini, obligará a una clausura menos severa, ya que los cardenales no estarán "encerrados", como ha sido habitual hasta el último cónclave, en las monumentales habitaciones cercanas a la capilla Sixtina, sino que se alojarán en la confortable Residencia de Santa Marta, construida hace varios años en el interior del Vaticano.
Hasta ahora, durante los anteriores cónclaves se instalaban habitaciones separadas por mamparas, sin duchas y con las ventanas selladas, lo que era un tormento para los purpurados más ancianos.
Los cardenales sólo disponían en sus habitaciones de los clásicos orinales, que a la mañana siguiente sus secretarios vaciaban en los escasos aseos comunes (uno para cada diez).
Santa Marta cuenta con 120 confortables habitaciones y 20 salones, que serán usados para cambiar impresiones.
Aunque los cardenales estarán más cómodos, ello no significa que puedan salir o entrar, ya que durante los días del cónclave no podrán recibir comunicación del exterior y a la Domus Sanctae Marthae" (nombre oficial) estará prohibida la entrada de personas ajenas al cónclave.
Si algún cardenal necesita algo, el Sustituto de la Secretaría de Estado, uno de los escasos cargos que no cesan cuando muere un Papa, actualmente el arzobispo argentino Leonardo Sandro, se encargará de proveer, a la vez que controlará que todo se desarrolle según la normativa vaticana.
El desarrollo del cónclave está recogido en la Constitución Apostólica (ley constitucional de la Iglesia Católica) "Universi dominici gregis" (Todos los de la grey de Dios), aprobada por el fallecido Juan Pablo II en 1996. Establece que las operaciones de voto se sigan realizando en la Capilla Sixtina y ha suprimido la elección del nuevo Pontífice por aclamación o por compromiso, reiterando que la única forma es el voto secreto.
Respetando lo establecido por Pablo VI, Juan Pablo II confirmó que el número máximo de cardenales electores fuera 120. Aunque él en algunos momentos superó esa barrera, actualmente los cardenales electores son 117.
Siguiendo la tradición de Pablo VI, no participarán en el cónclave aquellos cardenales que han cumplido 80 años de edad el día en el que se abre la vacante de la sede apostólica. Actualmente son 66.
Esto no impide que tomen parte en las reuniones preparatorias "y durante el mismo actúen como guías del pueblo de Dios y ayuden a los electores en sus tareas con intensas oraciones y súplicas al Espíritu Santo", según la normativa.
Además de los 117 electores y 66 octogenarios, Juan Pablo II anunció en el último consistorio de 2003 un cardenal "in pectore", es decir secreto, cuyo nombre no ha desvelado antes de morir.
El "in pectore" es una prerrogativa del Papa, quien muchas veces no publica los nombres por razones de conveniencia para la Santa Sede (se prefiere mantener como arzobispo a alguien que esté desarrollando un buen trabajo y que de ser nombrado cardenal tendría que abandonar el puesto) o por razones políticas.
No se descarta que pueda ser el arzobispo de Hong Kong o el de Moscú, o su fiel secretario Estanislao Dziwisz.
El artículo 351 del Código de Derecho Canónico establece que quien haya sido promovido a la dignidad cardenalicia, pero el Papa se reserva desvelar el nombre ("in pectore") "no tiene ninguno de los derechos o deberes de los cardenales, adquiriéndolos cuando el Romano Pontífice haga público su nombre".
El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, dijo hoy que de momento no se sabe nada, ni tampoco si el Papa dejó escrito el nombre en un documento particular o en su testamento.
Si fuera así y el Papa hubiera confiado el nombre a varios cardenales, el nuevo purpurado se integraría en el cónclave. Tampoco se sabe como se trasladarán los cardenales desde la Residencia de Santa Marta hasta la Capilla Sixtina para votar. No se descarta que lo puedan hacer en autobús u otro medio motorizado o incluso podrán ir a pie y regresar de la misma manera.
Ello les permitiría seguir intercambiando opiniones. De todas formas, el aislamiento será total. Los cardenales deberán abstenerse de correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios con personas ajenas al cónclave.
Los ya imprescindibles teléfono celulares estarán prohibidos en esos días para los cardenales, así como la televisión. También está terminantemente prohibido introducir en la Capilla Sixtina instrumentos técnicos de cualquier tipo para grabar, reproducir o transmitir voces, imágenes o escritos del cónclave. Para elegir al nuevo Papa será necesario obtener al menos dos tercios de los sufragios.
El mundo sabrá que los cardenales han elegido Papa a través de la llamada "fumata blanca" (humo blanco) que saldrá por la chimenea que se instalará en la Capilla Sixtina.
Marini dio hoy seguridades de que el humo que salga será blanco y que no ocurrirá como en el cónclave que en 1978 eligió a Juan Pablo I, cuando el humo que salió de la combustión de las papeletas quemadas era gris.
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