ABC2020, el año del coronavirus
El 23 de marzo el aumento de muertes en Madrid obligó a tomar medidas insólitas: la apertura de morgues como la del Palacio de Hielo
Morgues provisionales / El 23 de marzo el aumento de muertes en Madrid obligó a tomar medidas insólitas: la apertura de morgues como la del Palacio de Hielo - ABC

Duelo

España ha sido uno de los países con más muertes por la pandemia. Sin saber aún con certeza a cuántas personas se llevó el virus, muchas víctimas se fueron en soledad, sin velatorio y sin el apropiado adiós de sus seres queridos. La pandemia hurtó también las despedidas

Tiempo de entrega y esperanza

F.J. García EscorzaCapellán del Palacio de Hielo

Ha sido un año difícil, no se me pasaba por la mente vivir una pandemia. Enero nos sorprendía con un nuevo virus y en marzo tocaba nuestra puerta; muchos planes y proyectos cambiaron, la vida parecía que entraba en modo hibernación, las cuarentenas se mezclaban con las ganas de vivir, la añoranza de los abrazos y encuentros, con la preocupación por los demás, en especial por nuestros mayores, y nos dolía la gran cantidad de personas que han fallecido solas.

En medio de este panorama, no podía ser un espectador, no era un tiempo de «stand by» en mi vida misionera: era tiempo de compromiso y entrega. Así lo viví en la Palacio de Hielo, en cada oración, responso, frente a cientos y miles de fallecidos: amor, entrega, compromiso y esperanza.

Ha sido un tiempo difícil, sí, pero también un tiempo donde hemos tenido que renovar la esperanza para seguir viviendo e invirtiendo nuestras vidas para tener tiempos mejores.

Siempre en nuestros corazones

Isabel Díaz AyusoPresidenta de la Comunidad de Madrid
Isabel Díaz Ayuso llora durante la misa celebrada en la Catedral de la Almudena por los fallecidos, en abril
Las lágrimas de Ayuso / Isabel Díaz Ayuso llora durante la misa celebrada en la Catedral de la Almudena por los fallecidos, en abril - ABC

Aquel día en la Almudena las lágrimas vinieron a rescatarme y a contar a quien lo quisiera ver de buena fe todo lo que nos estaba pasando en Madrid y en el mundo. En mi caso, semanas de encierro y enfermedad, sometida a una presión imposible de exagerar, el saber que tanto dependía de nosotros y que, al mismo tiempo, había demasiado que no comprendíamos; salir de casa por primera vez y verse en medio del Madrid de la pandemia, desolado, casi vacío, lo mismo que la Almudena, que siempre había visto antes llena de gente; las palabras que allí se dijeron, el silencio, el recuerdo de los familiares fallecidos, de todos los vivos que sufrían la pérdida o la angustia, los enfermos; y la música…

¿Cómo no llorar? Las familias rotas, el inmenso dolor… Fue la primera vez desde marzo en que me vi sorprendida por un llanto inconsolable, como creo que nos ha ocurrido a tantos durante este amargo 2020.

Solo se mueren los que se olvidan

Roberto ÁlvarezPsicólogo del Hospital Fundación Instituto San José

La Covid es la amenaza invisible de un virus que nos ha cerrado las puertas hacia afuera y nos ha hecho mirarnos hacia dentro. Que nos ha quitado el aire en cada persona amada que hemos perdido. Que nos ha inflamado el alma y calentado el corazón con la rabia y la angustia de los proyectos perdidos. Que nos ha traído una pandemia que nos ha infectado de vulnerabilidad e incertidumbre.

Entierros con aforo. El 30 de marzo, Sanidad prohibió los velatorios y redujo a tres personas los asistentes a los entierros. Hoy la incidencia del virus sigue imponiendo restricciones a las despedidas - Ignacio GilUn grupo de riesgo. Ejerciendo su profesión, más de 93.000 sanitarios se han contagiado en España y más de 60 médicos han muerto - Ignacio Gil
Izq: Entierros con aforo. El 30 de marzo, Sanidad prohibió los velatorios y redujo a tres personas los asistentes a los entierros. Hoy la incidencia del virus sigue imponiendo restricciones a las despedidas. Dcha: Un grupo de riesgo. Ejerciendo su profesión, más de 93.000 sanitarios se han contagiado en España y más de 60 médicos han muerto - Ignacio Gil

Pero este virus también ha despertado el sistema inmunológico de nuestro yo profundo, de nuestra confianza primordial, de esa vida misma que golpea desde dentro. De esa soledad básica que nos lleva a entender que hay algo más fuerte que el miedo, el amor. Ese que nos recuerda que solo se mueren los que se olvidan. Que despedirse no es un acto único. Que las personas viven en nuestro recuerdo y en nuestro corazón. Que la mejor vacuna se activa cuando la compasión, la empatía y la autenticidad nos lanzan a cuidarnos unos a otros. Que todos formamos parte de una humanidad compartida e interconectada. Y que la mayor resistencia es la esperanza.

El dolor no tendrá la última palabra

Carlos OsoroCardenal arzobispo de Madrid

No estamos solos. Dios nos acompaña. Este es el recordatorio que la Iglesia española quiso lanzar a la sociedad en la misa funeral por las víctimas del Covid-19 celebrada en julio en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, con la presencia de sus Majestades los Reyes, la princesa de Asturias y la infanta Sofía, así como diversas autoridades, familiares de víctimas de la pandemia y representantes de otras religiones.

Por culpa del coronavirus hemos despedido y todavía despedimos con lágrimas a demasiadas personas, quizá algunas muy cercanas, pero los creyentes tenemos la convicción de que el sufrimiento no va a tener la última palabra. Y en este valle de lágrimas es Cristo, aquel que venció a la muerte, el que nos muestra que somos hijos de Dios y así hermanos. Por ello, como señala el Papa Francisco en su encíclica «Fratelli tutti», no queda otra que apoyarnos unos a otros y reconstruir la amistad universal.

 Una bandera por cada español fallecido. El corazón de los españoles se encogió cuando en parques, playas y plazas de toda España comenzaron a aparecer banderas por cada uno de las personas fallecidas durante la pandemia. Un gesto para pedir «justicia y memoria para las víctimas». AFPEspaña despide a las víctimas en dos funerales. Con cerca de 50.000 fallecidos por Covid durante los tres primeros meses de la pandemia, dos funerales de Estado (uno laico y otro religioso) recordaron en julio a las víctimas y arroparon a los familiares. EFE
Izq: Una bandera por cada español fallecido. El corazón de los españoles se encogió cuando en parques, playas y plazas de toda España comenzaron a aparecer banderas por cada uno de las personas fallecidas durante la pandemia. Un gesto para pedir «justicia y memoria para las víctimas». Dcha: España despide a las víctimas en dos funerales. Con cerca de 50.000 fallecidos por Covid durante los tres primeros meses de la pandemia, dos funerales de Estado (uno laico y otro religioso) recordaron en julio a las víctimas y arroparon a los familiares - AFP / EFE
AnteriorLuchaSiguienteGestión