Tiempo de entrega y esperanza
Ha sido un año difícil, no se me pasaba por la mente vivir una pandemia. Enero nos sorprendía con un nuevo virus y en marzo tocaba nuestra puerta; muchos planes y proyectos cambiaron, la vida parecía que entraba en modo hibernación, las cuarentenas se mezclaban con las ganas de vivir, la añoranza de los abrazos y encuentros, con la preocupación por los demás, en especial por nuestros mayores, y nos dolía la gran cantidad de personas que han fallecido solas.
En medio de este panorama, no podía ser un espectador, no era un tiempo de «stand by» en mi vida misionera: era tiempo de compromiso y entrega. Así lo viví en la Palacio de Hielo, en cada oración, responso, frente a cientos y miles de fallecidos: amor, entrega, compromiso y esperanza.
Ha sido un tiempo difícil, sí, pero también un tiempo donde hemos tenido que renovar la esperanza para seguir viviendo e invirtiendo nuestras vidas para tener tiempos mejores.



