2020, el año del coronavirus: Crisis

El peor año para el turismo

El sector turístico está a punto de cerrar el peor año que se recuerda en su historia. La crisis nos ha impactado de lleno, provocando pérdidas acumuladas por encima de los 135.000 millones de euros y dejando a su paso una estela de empresas en ERTE o cerradas. Como resultado, la aportación del turismo al PIB se ha derrumbado, pasando del 12,4% en 2019 al 4% en 2020. Frente a esta realidad no comprendemos la pasividad del Gobierno, insensible al hundimiento de un sector estratégico para España.

**Aeropuertos vacíos /** La imagen de la desierta T-4 de Barajas simboliza el enorme agujero que han dejado los cientos de miles de turistas extranjeros que no han venido a España en 2020 - Reuters

Las extraordinarias dificultades que afrontamos, agravadas por el nuevo marco de relaciones con Reino Unido, no nos permiten mirar con optimismo a 2021. Conocemos bien la resiliencia del sector turístico español, pero todo tiene un límite. Por eso nuestras esperanzas están depositadas en la efectividad de la vacuna y en que el Gobierno por fin reaccione y adopte medidas excepcionales y directas, encaminadas a reactivar el sector y atajar las previsibles quiebras de empresas.

**Salida a domicilio /** El comercio y la hostelería se han agarrado al reparto a los hogares. En la imagen, un trabajador de Glovo - Ignacio Gil

Una alternativa consolidada

El sector del delivery se ha consolidado este 2020 como una actividad urbana esencial. Durante las semanas más duras de la pandemia, mucha gente encontró en apps como Glovo una alternativa para seguir disfrutando de sus restaurantes, realizar la compra en sus supermercados de confianza o bien adquirir productos básicos de parafarmacia.

Para los restaurantes, el delivery ha significado durante semanas su única vía de ingresos. En el caso del pequeño comercio ha supuesto una herramienta para acelerar su digitalización. De hecho, el 90% de los restaurantes y tiendas que se han unido a Glovo este año son pymes.

Cuando se levantaron las restricciones, el sector siguió creciendo. Aquellas personas que debían permanecer en sus hogares o bien preferían limitar sus salidas siguieron optando por el delivery.

Así, con la instauración de protocolos de seguridad, la expansión a nuevas ciudades y la ampliación de la oferta, cada vez son más los usuarios de todas las edades que confían en el delivery.

**Ni cañas ni tapas /** Un viandante con mascarilla pasea junto a un bar cerrado en Barcelona el pasado 18 de marzo - AFP

Un tercio de bares en peligro de cierre

El año 2020 ha supuesto el inicio de una nueva etapa debido al impacto que ha tenido la pandemia iniciada en el mes de marzo. Los meses de inactividad casi total han supuesto un gran impacto en el sector de la hostelería. Muchas empresas todavía no han visto viable la apertura de sus negocios y una parte se verán abocados a cerrar definitivamente, especialmente aquellos situados en zonas geográficas más dependientes del turismo. Un tercio de los 181.000 bares que había en 2019 podían haber desaparecido por los efectos de la crisis. Esto supone una cifra tres veces superior a los más de 21.000 que han desaparecido en los últimos nueve años.

El mantenimiento en vigor de numerosas restricciones de aforo, las medidas de seguridad que han de adoptar los establecimientos junto a las pérdidas soportadas en los últimos meses, todo ello sin ayudas directas para las empresas, limitan tanto su vuelta a la actividad como su viabilidad futura ante las inciertas perspectivas de su negocio.

**La fila de la necesidad /** Los efectos colaterales de la pandemia han dejado a cientos de miles de españoles en una situación límite. En la imagen, colas para la recogida de alimentos en la Asociación de Vecinos Aluche (AVA), en el distrito de la Latina en Madrid - Ignacio Gil

ERTE, una pieza clave para el futuro

**El desempleo se desboca /** La tasa de paro alcanzó en el tercer trimestre el 16,26 por ciento, según la EPA. En la foto, un joven pasea junto a una oficina de empleo ubicada en el barrio madrileño de Ventas - Ignacio Gil

Sin duda, uno de los elementos clave de este año 2020 que termina han sido los ERTE, los expedientes de regulación temporal de empleo, que han permitido hibernar parte de las plantillas de las empresas afectadas por el parón de la actividad y las limitaciones de movilidad en el contexto de la lucha contra el Covid-19, evitando así una mayor destrucción de empleo. Esta figura, ejemplo claro de la necesidad de salvaguardar la flexibilidad en el seno de las empresas para poder adaptarse a los entornos cambiantes, ha llegado a proteger a alrededor de 3,5 millones de personas y está llamada a ser una pieza clave también en el futuro, no solo en el corto plazo, puesto que debemos cerrar cuanto antes una prórroga de los ERTE a partir del 31 de enero. En conclusión, la economía está experimentando cambios acelerados que nos exigen, como hemos visto en este 2020 con los ERTE, capacidad de adaptación constante.

**Librerías desconfinadas /** La librería Grant, de Madrid, regentada por Sergio Bang y Goyo Villasevil, reabrió sus puertas tras cincuenta días de confinamiento - Ignacio Gil

La salud de nuestra imaginación

En este año de vendavales, las librerías se han transformado para hacer frente a la tempestad, escribiendo su propio capítulo de las Metamorfosis de Ovidio. A la vez, siguen siendo las mismas: faros en la ruta secreta de los libros. Cuando el virus cerró todas las puertas, una librera de Tres Cantos, como en los cantos épicos, inventó sendas inexploradas. Por las mañanas, recomendaba libros a través de las redes. Por las tardes, cabalgaba la bicicleta para llevarlos casa por casa. Lo nuevo y lo antiguo pedaleando juntos. Igual que ella, muchas librerías recurrieron a la tecnología para salvaguardar su esencia artesanal, superaron confinamientos y distancias para recordarnos la importancia del gesto cercano. En estos meses de inesperados retos y olvidados ritos, la lectura ha vuelto a ocupar un lugar insustituible en nuestras vidas. Hemos comprobado que los libreros, boticarios que recetan cuentos, cuidan la salud de nuestra imaginación.

**Escuela de musicales /** A finales de octubre, en plena pandemia, nació en Madrid SOM Academy, la primera escuela integral de musicales de España - Belén Díaz

El «milagro cultural» de Madrid

El Teatro Real se ha convertido en 2020 en uno de los poquísimos escenarios del mundo que, pese a la crisis sanitaria, se ha mantenido abierto, produciendo además espectáculos tan ambiciosos como «Rusalka» y «Don Giovanni». La tenacidad del Teatro Real luchando por recuperar la normalidad tras el cierre provocado por la pandemia ha merecido la admiración y el reconocimiento unánime frente al descalabro internacional de tantas instituciones que simplemente han cerrado sus puertas. El Teatro Real sale reforzado de la experiencia con una plantilla más cohesionada, fogueada en situaciones de enorme tensión que la han hecho crecer todavía más. La gesta se produce dentro del contexto del «milagro cultural» que ha sido Madrid en este 2020, una de las pocas ciudades del mundo que ha tenido las agallas de luchar activamente por sobreponerse a la devastación de la pandemia. El Teatro Real ha sido, sin duda, junto a otras instituciones, su mascarón de proa, referencia para otros teatros españoles e internacionales que han seguido su ejemplo.

En la ruina

**«Alerta Roja» /** Bajo el lema «Alerta Roja», el 17 de septiembre se movilizó en toda España el sector de los espectáculos y los eventos - Ángel de Antonio

800.000 personas se dedicaban en España a organizar locales de ensayo, crear repertorio, montar escenarios, equipos de iluminación y sonido y proyección de imágenes, transportar el material por todo el país, hacer música, desmontar, transportar de nuevo, ensayar, readaptar equipos e ideas... Un trabajo duro, a veces mal pagado, precario, sin muchos seguros ni derechos laborales, sin sindicatos que defiendan las condiciones laborales, un trabajo al que se puede llamar de todo menos eventual. No somos más que los feriantes ni menos que los oficinistas, unos y otros nos necesitan para animarse, entretenerse, compartirnos. Y nosotros los necesitamos a ellos, todos necesitamos de todos, pero de verdad. Y el Estado tiene que hacer que no nos sintamos desamparados, indefensos para sostener nuestros trabajos. De los 800.000, la mayoría están en la ruina. Sólo pedimos respuesta de las administraciones, necesitamos ayuda. Quizás sea el momento de reorganizar tantas cosas que estaban en el aire, y de comprometerse más con la realidad de que un país necesita la cultura, el arte. Ahora más que nunca.

Ven al museo

**Barcelona /** Una joven contempla en solitario el conmovedor Ábside de Sant Climent de Taüll (c. 1123 ), en el Museo Nacional de Arte de Cataluña - Inés Baucells

Esta obra extraordinaria guardada en el Museo Nacional de Arte de Catalunya en Barcelona me acompaña desde mi infancia. Ya de niño el arte románico y en especial esta obra me causó una profunda impresión por su silencio y espiritualidad. Los personajes que componen el fresco del ábside tienen la hierática actitud de lo invisible, esa mirada ingenua que solo tienen los niños y que te desnuda por su pureza. El rojo, el negro, el amarillo, el azul, colores que hablan de eternas liturgias en los tres niveles en que se compone la obra: lo Terrenal, lo Humano y lo Divino. Siempre que vuelvo a contemplarla, la obra me abraza y me conmueve. Me habla de orígenes, tradiciones y paisajes. Ha vivido revoluciones, guerras, pandemias y olvidos; pero sigue allí, abierta y generosa, conversando con la gente que con curiosidad se acerca a contemplarla. Qué gran antídoto contra la intolerancia, qué gran bálsamo contra la soledad, qué jarabe mágico para curarnos odios y rencores... Ven al museo, es una medicina simple y directa que nos invita a soñar junto al genial artista que creó esta joya hace casi novecientos años.