ABC2020, el año del coronavirus
30 de enero, en la ciudad china de Wuhan, donde empezó todo. Un hombre cae fulminado a escasos metros del hospital. La epidemia ya ha estallado
Muerte en la calle / 30 de enero, en la ciudad china de Wuhan, donde empezó todo. Un hombre cae fulminado a escasos metros del hospital. La epidemia ya ha estallado - AFP

Pandemia

El mundo emprendió en China una guerra contra un enemigo invisible que aún no ha ganado. El patógeno que parecía tan manejable como una gripe se ha extendido por todos los rincones del planeta dejando a su paso un rastro de dolor y muerte. El coste del nuevo coronavirus suma cientos de miles de víctimas, enfermos con secuelas y sistemas sanitarios desbordados. La peste del siglo XXI se llama coronavirus y es solo un ejemplo del poder de la Naturaleza.

Las grietas de la salud pública

Tedros Adhanom GhebreyesusDirector de la Organización Mundial de la Salud

El año 2020 será recordado por una pandemia que hizo morder el polvo incluso a los sistemas de salud más avanzados. Más allá de la enfermedad y la muerte causadas por el propio virus, se han perdido millones de puestos de trabajo, la economía mundial ha entrado en recesión y las divisiones geopolíticas se han acentuado.

Para hacer frente a la situación en 2021, no podemos actuar como si no hubiera pasado nada. En primer lugar, debemos poner fin a la pandemia. Muchos países están demostrando que el virus puede suprimirse con intervenciones eficaces de salud pública, en particular la realización de pruebas y el rastreo de contactos. Y las vacunas ya están en camino. La comunidad científica ha establecido una nueva norma para el desarrollo de vacunas. Ahora la comunidad internacional debe establecer una nueva norma de acceso. Simplemente no podemos aceptar un mundo en que los pobres y marginados son pisoteados en la estampida hacia las vacunas.

La Covid-19 es una amenaza mundial, y las herramientas para derrotarla deben compartirse equitativamente. No se trata de caridad; es la forma más rápida e inteligente de poner fin a la pandemia e impulsar una recuperación económica mundial.

En segundo lugar, todos los países deben invertir en salud. La pandemia nos ha enseñado que la salud es una inversión esencial en economías y sociedades más productivas, resilientes y estables. Cada año, se invierte en salud el 10% del PIB mundial. Sin embargo, hay enormes diferencias entre países y un desequilibrio en la cantidad destinada a tratar enfermedades, más que a prevención. Y en tercer lugar, debemos trabajar juntos de otra forma, para favorecer la reconstrucción.

Contar con una vacuna ayudará a poner fin a la pandemia, pero no subsanará las vulnerabilidades que están en su raíz. No hay vacuna alguna contra la pobreza, el hambre, el cambio climático o la desigualdad. Los retos a los que nos enfrentamos están profundamente interconectados, como debe estarlo nuestra respuesta.

En 2015, el mundo se unió para adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un ideal ambicioso para las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y las alianzas. Juntos, necesitamos un compromiso renovado para cumplir las promesas que hicimos entonces. Necesitamos repensar el liderazgo, que debe estar basado en la confianza recíproca y la rendición de cuentas mutua.

Necesitamos repensar las inversiones en nuestro futuro compartido. Y necesitamos redefinir las alianzas, demoler los compartimientos estancos y que nuestros esfuerzos estén vinculados a algo más grande.

Cada crisis es una oportunidad. La Covid-19 no será la última pandemia que recorra el planeta. Sin embargo, podemos usarla como una plataforma para construir un mundo más saludable, más seguro, más justo y más sostenible.

Coronavirus, la mayor noticia

Pablo M. DíezCorresponsal en Asia
Diez días, diez noches bastaron para que la ciudad china de Wuhan, construyera un nuevo hospital para dar respuesta a la alerta sanitaria
Un hospital en diez días / Diez días, diez noches bastaron para que la ciudad china de Wuhan, construyera un nuevo hospital para dar respuesta a la alerta sanitaria - AFP

Salvo que ocurra una catástrofe aún mayor, que esperemos que no, la pandemia del coronavirus será la noticia más importante que nos toque cubrir a nuestra generación de periodistas. Para mí, contarlo desde el país donde empezó todo, China, ha sido un doble reto: primero personal por el miedo a una nueva y misteriosa enfermedad y luego profesional por la opacidad habitual del autoritario régimen de Pekín.

Después de 15 años en Asia y una decena de catástrofes naturales, revoluciones y hasta un desastre nuclear como el de Fukushima, esta es la cobertura que menos me ha gustado en mi carrera. Pero estoy convencido de que es la que más ha servido a la sociedad porque, con nuestra información, los periodistas ayudamos a mucha gente a protegerse contra el coronavirus. Ojalá los gobiernos nos hubieran escuchado, y leído, un poco más a quienes avisamos desde el estallido en Wuhan del peligro de esta pandemia que nos ha cambiado la vida.

Lo que se nos venía encima

Emilio BouzaCatedrático de Medicina de la Universidad Complutense
19 de febrero. El Atalanta-Valencia, disputado en Milán, con la movilización de miles de aficionados abrió la puerta al coronavirus en España
El partido «cero» / 19 de febrero. El Atalanta-Valencia, disputado en Milán, con la movilización de miles de aficionados abrió la puerta al coronavirus en España - AFP

La ciudad de Bérgamo, destruida en su día por Atila, parece ser el foco de una maldición. Comenzó el 21 de febrero a recibir una enorme carga de enfermos de Covid-19 y uno de sus hospitales, el Hospital Juan XXIII, se convirtió en el epicentro del salto transcontinental de la epidemia de Wuhan a la vieja Europa. Desde allí, recibimos la advertencia de lo que se nos venía encima y desde allí se ha ido produciendo información científica del máximo interés que nos ayudó a todos. Por ejemplo, conocimos el impacto de esta infección en pacientes con enfermedades endocrinas y desde allí, nos llegaron las primeras advertencias de los problemas de coagulación.

España cerró los ojos a un virus que llamaba a su puerta mientras los cadáveres se acumulaban en la ciudad italiana
Bérgamo, el salto a la vieja Europa / España cerró los ojos a un virus que llamaba a su puerta mientras los cadáveres se acumulaban en la ciudad italiana - EFE

Bérgamo, ante los bailes de cifras de mortalidad también brindó al mundo una de las primeras estimaciones de la mortalidad real de la enfermedad. La ciudad comparó sus muertos oficiales con los que marcaba la realidad de las funerarias y sugirió, por primera vez, que para calcular la mortalidad real era necesario multiplicar la oficial por dos.

Comienza el miedo. En marzo, el virus «chino» ya es una amenaza global y las estanterías de los supermercados empiezan a vaciarse
Mercados vacíos / Comienza el miedo. En marzo, el virus «chino» ya es una amenaza global y las estanterías de los supermercados empiezan a vaciarse - José Ramón Ladra

Una nueva forma de comprar

Arsenio de la VegaDirector de ventas de El Corte Inglés

Durante la primera ola de la pandemia y en pleno confinamiento, muchos ciudadanos descubrieron el valor y el trabajo esencial de un colectivo de profesionales que se afanaba por servir a la sociedad con rigor, con diligencia, con amabilidad y hasta con ilusión. Eran los cajeros y cajeras del supermercado, los reponedores, los carniceros, pescaderos, charcuteros, fruteros, todo el personal de venta que está delante o detrás del mostrador y que, durante esos días, se convirtieron también en héroes anónimos. Pero no fueron los únicos: detrás estaban los responsables de compras de las cadenas de supermercados, los gestores logísticos, los transportistas y, por supuesto, los productores. Entre todos conseguimos garantizar el suministro y superar el reto de alimentar al país en esos momentos tan difíciles.

Cientos de turistas fueron confinados en un hotel de Tenerife tras el positivo de un turista italiano
Primer confinamiento en España / Cientos de turistas fueron confinados en un hotel de Tenerife tras el positivo de un turista italiano - AFP

Pero junto a ese hallazgo del factor humano, los ciudadanos descubrieron también una nueva forma de comprar. Los pedidos online se dispararon y las fronteras entre el mundo físico y el online se difuminaron. La estrategia omnicanal que El Corte Inglés había ya puesto en marcha hacía tiempo, mostró su verdadero potencial: los clientes podían hacer su pedido online y recibirlo en su domicilio o ir a recogerlo al establecimiento elegido sin salir de su coche. Servicios como el Click&Car o el Click&Collect han permitido a miles de personas realizar sus compras por internet o a través de la app, con total seguridad, manteniendo la cadena del frío y en igualdad de precio. Durante aquellas semanas, El Corte Inglés multiplicó por cinco el número de pedidos online y por seis las entregas a domicilio. La compra digital para productos del supermercado ha llegado para quedarse y quien ofrezca el mejor servicio al cliente, será quien triunfe.

El impresionante cementerio para víctimas del Covid-19 en Nossa Senhora Aparecida, en la localidad selvática de Manaos, a orillas del río Amazonas
Manaos, Brasil / El impresionante cementerio para víctimas del Covid-19 en Nossa Senhora Aparecida, en la localidad selvática de Manaos, a orillas del río Amazonas - AFP

Pensar, por fuerza, a escala global

José Enrique Ruiz-DoménecHistoriador, autor de «El día después de las grandes pandemias»
Los estudiantes de un instituto hacen fila para el test después de que uno de sus profesores diera positivo en coronavirus, el pasado 10 de diciembre
Gwangju, Corea / Los estudiantes de un instituto hacen fila para el test después de que uno de sus profesores diera positivo en coronavirus, el pasado 10 de diciembre - EFE

Hasta la llegada del Covid-19, globalización era solo una palabra: en 2020 con su instalación en nuestra realidad cotidiana se ha convertido en el mayor acontecimiento de la historia reciente. La trama es conocida y los personajes también: una epidemia que obliga a llevar mascarilla, evitar las reuniones y encerrarse en casa; y los protagonistas, todos los habitantes del mundo, llenos de incertidumbre. Aciagos tiempos, ciertamente.

Sin embargo, en lontananza, se vislumbra un futuro prometedor, siempre y cuando se gestionen las soluciones sanitarias, económicas, políticas y culturales con imaginación, responsabilidad y espíritu de servicio. Tres valores que unen a la humanidad en un mismo objetivo: mantener la civilización que hemos heredado, evitando su colapso. Al final, ha tenido que ser una epidemia la que nos haga pensar las cosas a escala global, a soñar con las soluciones para una humanidad que se resiste a dejarse amilanar por un virus.

Times Square jamás estuvo tan vacía como en la cuarentena. Fue iluminada de azul el pasado mes de abril como homenaje a los sanitarios
Nueva York / Times Square jamás estuvo tan vacía como en la cuarentena. Fue iluminada de azul el pasado mes de abril como homenaje a los sanitarios - REUTERS

El Mobile más importante de la historia

Jaume CollboniPrimer teniente de alcaldía de Economía, Trabajo, Competitividad y Hacienda en el Ayuntamiento de Barcelona

Hace 12 meses teníamos la voluntad de organizar el mejor MWC de la historia. Queríamos batir récords en cuanto a impacto del evento, que ordinariamente genera más de 500 millones en beneficios, con más de 100.000 participantes. El Covid-19 lo truncó.

El aplazamiento del MWC para muchos supuso un primer aviso y el tiempo demostró que fuimos prudentes. Posteriormente, aseguramos que el MWC seguiría celebrándose en Barcelona, como poco hasta 2024, lo que supone un espaldarazo para la ciudad.

El Mobile de Barcelona fue el primer evento masivo que se canceló en Europa por miedo a ese enemigo invisible llamado Covid-19
La primera renuncia / El Mobile de Barcelona fue el primer evento masivo que se canceló en Europa por miedo a ese enemigo invisible llamado Covid-19 - EFE

En 2021 tenemos el objetivo de organizar el MWC más importante de la historia. Será triplemente importante. Para constatar que somos la gran capital del móvil. Para demostrar que somos la mejor ciudad del mundo organizando ferias y congresos. Y para lanzar un mensaje de confianza internacional en Barcelona y España.

Contamos con el talento, el atractivo, el ecosistema y las infraestructuras para hacerlo. Precisamente por eso, lo haremos.

Impulso olímpico tras la pandemia

Alejandro BlancoPresidente del Comité Olímpico Español
La pandemia obligó a aplazar los Juegos Olímpicos de 2020, algo que no sucedía desde las Guerras Mundiales del siglo pasado
Tokio / La pandemia obligó a aplazar los Juegos Olímpicos de 2020, algo que no sucedía desde las Guerras Mundiales del siglo pasado - EFE

El aplazamiento de los Juegos de Tokio supuso un frenazo a las esperanzas olímpicas de todos los deportistas españoles que se entrenaban con vistas a conseguir su mejor resultado en la capital nipona el pasado verano. Frenazo que no duró mucho, pues el Comité Olímpico Internacional no tardó en confirmar las nuevas fechas olímpicas y paralímpicas para 2021.

Con la cita programada, el Comité Olímpico Español trabajó, con más fuerzas si cabe, para procurar las mejores condiciones posibles para nuestros deportistas, persiguiendo la reanudación de la actividad deportiva, la vuelta a los entrenamientos y el reinicio de las competiciones, como sucedía en otros países de nuestro entorno.

Alcanzada esa normalidad, desde el COE se trabaja para cumplir con todos los protocolos sanitarios y llevar a nuestros deportistas a Tokio en unas condiciones óptimas, con el objetivo de seguir demostrando que el deporte español es una referencia a nivel mundial.

Una lección por aprender

Fran RosilloDirector de crisis & risk management de Mas ConSulting

¿Servirá esta pandemia para que los líderes mundiales se conciencien sobre la importancia de anticiparse y no negar las evidencias? Lo dudo... Mientras en Europa observábamos con indiferencia a principios de año la propagación en China de un virus desconocido, nuestros líderes europeos debatían sobre el futuro de la Unión. Este clima de fractura propició una respuesta asimétrica en los países miembros ante una crisis que exigía lo contrario: coordinación. Los virus no entienden de fronteras, ni de ideologías...

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, el pasado 6 de abril - EFELa canciller alemana, Angela Merkel, el pasado 16 de octubre - REUTERSEl primer ministro italiano, Giuseppe Conte - AFPEl presidente ruso, Vladímir Putin - REUTERSEl presidente francés, Emmanuel Macron - AFPEl presidente español, Pedro Sánchez - EFEEl presidente venezolano, Nicolás Maduro - EFEEl primer ministro británico, Boris Johnson - EPEl presidente estadounidense, Donald Trump, que abandonará su cargo el 20 de enero - AFP
Líderes en la hora H / El primer ministro japonés, Shinzo Abe; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro italiano, Giuseppe Conte; el presidente ruso, Vladímir Putin; el presidente francés, Emmanuel Macron; el presidente español, Pedro Sánchez; el presidente venezolano, Nicolás Maduro; el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente estadounidense, Donald Trump - EFE / REUTERS / AFP / REUTERS/ AFP / EFE / EFE / EP / AFP

El Reino Unido comenzó el 2020 con el acuerdo para abandonar la UE (24 de enero). Ese día Matt Hancock, secretario de Estado de Salud, afirmó que el «riesgo de contagio para los británicos era bajo». Nuestro Doctor Simón nos despachó con un «no hay virus en España. La enfermedad no se está propagando, ni en la actualidad hay ningún caso» un mes más tarde (23 de febrero). Otras líderes como Merkel (Alemania) o Ardern (Nueva Zelanda) eligieron un camino muy diferente.

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