Para 4
2.2€/pers.
95kcal/100g
Ingredientes
- 400 g de tomates maduros o tomates pelados en conserva
- 1 cebolla mediana
- 2 dientes de ajo
- 2 peperoncino italiano (valdría guindilla o chile)
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
- 1 rama de albahaca fresca
- Sal al gusto
- Pimienta negra recién molida (opcional)
La salsa calabresa es una de esas joyas de la cocina italiana que demuestra que con pocos ingredientes y un poco de paciencia se puede conseguir un plato espectacular. Originaria de Calabria, en el sur de Italia, esta salsa combina el sabor natural y dulce del tomate con la intensidad de las guindillas y la suavidad del ajo y la cebolla.
Lo mejor de la salsa calabresa es su versatilidad. Funciona perfecta con pastas largas o cortas, sobre pizzas caseras, acompañando carnes a la parrilla o incluso como base de guisos. Su toque picante es opcional, así que puedes adaptarla al gusto de cada comensal, desde una versión suave hasta una más intensa que destaque por el calor de la guindilla.
La salsa calabresa nace en Calabria, Italia, una región famosa por su amor al picante y su cocina robusta y directa. Allí, los ingredientes frescos y locales son la base de casi todos los platos: tomates, ajo, cebolla, guindillas y aceite de oliva forman la columna vertebral de la gastronomía calabresa. Esta salsa picante se ha utilizado durante generaciones para realzar pastas, arroces, carnes y pizzas, y su fama se ha extendido a toda Italia gracias a su sabor intenso y su simplicidad.
Si te gusta la salsa calabresa, también pueden interesarte otras salsas mediterráneas: la salsa gravy, que se suele utilizar para napar (cubrir por encima) cualquier tipo de carnes asadas, carnes estofadas, a la parrilla o a la brasa, salchichas o acompañando a un puré de patatas, o la salsa puttanesca, que mezcla tomate, aceitunas, alcaparras y guindilla, resultando intensa y aromática. Y si os ha gustado esta receta calabresa, no debéis perder su pesto en estos penne ziti rigate, de rechupete. ¿Os animáis a hacerla en casa?
Receta casera de salsa calabresa

Elaboración paso a paso
- Lavamos y picamos finamente la cebolla y los dientes de ajo, procurando que queden pequeños para integrarse perfectamente en la salsa y no aparecer trozos grandes al final.
- Cortamos las guindillas secas en trozos pequeños si queremos un toque picante. Si preferimos la versión suave, podemos omitirlas por completo.
- En una sartén grande o cazo, calentamos los 50 ml de aceite de oliva virgen extra a fuego medio. Incorporamos la cebolla y sofreímos hasta que esté transparente y fragante, aproximadamente 5 minutos.
- Añadimos el ajo picado y las guindillas, removiendo constantemente para evitar que el ajo se queme y amargue la salsa. Sofreímos 2-3 minutos más hasta que todo esté aromático.
- Vertemos los 400 g de tomates triturados en la sartén y removemos bien para que se mezclen con el sofrito. Si usamos tomates frescos, conviene escaldarlos y pelarlos antes para lograr una textura más homogénea.
- Cocinamos la mezcla a fuego medio-bajo durante 15-20 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que la salsa reduzca ligeramente y los sabores se concentren.
- Añadimos la rama de albahaca fresca durante los últimos 5 minutos de cocción para aportar aroma y frescura. Retiramos antes de triturar si queremos una textura uniforme. Probamos y ajustamos de sal y pimienta negra al gusto. La salsa debe tener un equilibrio entre la dulzura del tomate y el ligero picante de las guindillas.
- Servimos caliente acompañando pastas, arroces, carnes o pizzas, asegurándonos de que los aromas se mantengan intensos hasta el momento de servir.
Esta salsa puede prepararse con antelación y almacenarse en frascos herméticos en el refrigerador, conservando sus sabores durante varios días.







Consejos para una salsa calabresa perfecta
- Usa tomates maduros y de calidad, preferiblemente locales, para obtener un sabor intenso sin necesidad de añadir azúcar.
- Cocina a fuego lento para que la reducción sea uniforme y los sabores se integren sin que se queme la cebolla o el ajo.
- Ajusta el nivel de picante según tus preferencias; las guindillas secas aportan el calor característico, pero se puede omitir para una versión suave.
- Para un extra de aroma, añade un chorrito de aceite de oliva crudo al final antes de servir.
Curiosidades de rechupete
Las guindillas secas son esenciales en la región y aparecen en numerosos platos tradicionales. Además, esta salsa es la base de muchas preparaciones locales, como pastas con ajo y guindilla, pizzas o acompañamientos para carnes.
Curiosamente, aunque hoy se encuentra en muchos libros de cocina internacional, en Calabria la salsa calabresa se considera un acompañamiento cotidiano, no un plato sofisticado. Su secreto está en la combinación correcta de tomate maduro, ajo y cebolla sofritos y guindillas que aportan el picante justo.
La rama de albahaca fresca, añadida al final, no solo aporta aroma sino que aporta frescura que equilibra la intensidad del picante y del tomate concentrado.
Perfecta para pasta, pizza o carnes, esta salsa conserva la tradición calabresa y permite disfrutar de un auténtico sabor mediterráneo en cada bocado. Con un poco de paciencia y buenos ingredientes, obtendrás una salsa intensa, aromática y deliciosa que hará que todos tus platos destaquen.
Última revisión: 12 octubre 2025
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