No es una nuez. Tampoco es moscada. Pero se llama así. La nuez moscada es uno de esos ingredientes que tienes en la despensa desde hace años, que usas con cuentagotas y que, si eres un poco despistado, ni recuerdas cuándo la compraste. Pero cuando la usas bien, cambia el juego por completo. Da igual si es en una bechamel, en unas croquetas o en un puré: lo eleva todo.
En este artículo te voy a contar qué es la nuez moscada, de dónde viene, para qué sirve, cuáles son sus propiedades, cómo se usa en la cocina y algún truquito más para sacarle el máximo partido.
La nuez moscada es una especia que se obtiene del fruto del árbol Myristica fragrans, originario de las Islas Molucas, en Indonesia, aunque hoy en día también se cultiva en lugares como Sri Lanka, India o el Caribe. El fruto parece un albaricoque, y en su interior esconde una semilla: eso es lo que, una vez seco y molido, conocemos como nuez moscada.
¿Y lo de “moscada”? Viene del latín, “nux muscata”, que vendría a significar algo así como “nuez perfumada”. Y con razón, porque tiene un aroma potente, cálido, ligeramente dulce y con toques a madera, pimienta y clavo. Vamos, que no pasa desapercibida.
Ojo, que el mismo fruto también nos da otra especia: el macis, esa telita rojiza que envuelve la semilla. Pero ese ya es otro tema.

Propiedades de la nuez moscada
Aunque a veces la usamos sin pensar mucho, lo cierto es que la nuez moscada tiene un montón de propiedades interesantes. Y no solo hablamos del sabor:
- Digestiva: ayuda a aliviar los gases y las digestiones pesadas. Vamos, que si te has pasado con el cocido, un toque de nuez moscada puede ayudarte a sobrellevarlo.
- Antiinflamatoria: contiene compuestos con efecto antiinflamatorio suave, útiles para molestias articulares o musculares.
- Antioxidante: combate el estrés oxidativo, ese que hace que nuestras células envejezcan antes de tiempo.
- Antibacteriana y antifúngica: ayuda a prevenir infecciones (aunque no es un sustituto de ningún tratamiento médico, claro).
- Estimulante suave: puede ayudar a mejorar el ánimo y la concentración, aunque en dosis altas tiene efectos secundarios.
Eso sí, ojo con pasarse. Tomada en exceso puede resultar tóxica. Pero vamos, que eso no va a pasar por echar media cucharadita en una receta. Hay que ingerir una barbaridad para que sea peligrosa, y nadie en su sano juicio lo haría. A menos que te dé por picarla como si fueran pipas. No lo hagas.

Usos en la cocina
Ahora viene la parte divertida: ¿cómo usamos la nuez moscada en la cocina? Pues aunque su uso ha sido tradicional en la cocina europea, especialmente en Francia e Italia, la verdad es que encaja en platos salados, dulces y hasta en bebidas. Aquí van sus principales usos:
- En salsas blancas: Aquí es la reina. Una buena bechamel no es bechamel sin su pizca de nuez moscada. Lo mismo pasa con la salsa Mornay o cualquier derivado que lleve leche y mantequilla. Su sabor le da ese puntito cálido que redondea el conjunto.
- En croquetas y purés: Tanto si haces croquetas de jamón como si preparas un puré de patata, una pizca de nuez moscada marca la diferencia. De verdad, pruébalo. Notarás que el sabor es más redondo, más sabroso.
- En cremas y sopas: Cremas de calabaza, zanahoria, puerro, coliflor… Todas ganan con una mínima cantidad. Eso sí, siempre al final, justo antes de servir.
- En repostería: En tartas de manzana, bizcochos de zanahoria, galletas especiadas o pan de especias. Combinada con canela, clavo y jengibre es un espectáculo. También en flanes y natillas, si te atreves con un toque diferente.
- En platos de carne: Especialmente en carnes picadas (albóndigas, hamburguesas caseras, pastel de carne…) y guisos especiados. Le da una profundidad tremenda sin que se note en exceso.
- En bebidas calientes: Sí, también sirve para dar aroma a una taza de leche, a un ponche o incluso a algunos cafés tipo latte o bebidas navideñas. Queda estupenda.
- En mezclas de especias: Forma parte de muchas combinaciones tradicionales: el garam masala indio, el ras el hanout marroquí o incluso en algunas versiones del curry.
Para usarla, puedes comprarla molida (más fácil, aunque pierde aroma con el tiempo) o entera, en forma de bolita seca que se ralla en el momento. Esto último es lo más recomendable, porque conserva mucho mejor su fragancia. Basta con una ralladura fina, y la tienes lista.
Y una cosa importante: con muy poca cantidad basta. Si te pasas, se apodera del plato. Mejor quedarse corto e ir ajustando.

Aunque es muy común en recetas europeas, la nuez moscada también se usa en muchas cocinas tradicionales del mundo. En la India, por ejemplo, se utiliza en currys y postres. En Oriente Medio forma parte de mezclas especiadas para guisos y arroz. Y en el Caribe aparece en bebidas como el ponche de ron navideño.
Por su sabor cálido y dulce, combina especialmente bien con:
- Leche y derivados lácteos
- Verduras dulces como la calabaza o la zanahoria
- Frutas cocinadas (manzana, pera…)
- Carnes suaves (pollo, pavo)
- Pasta y arroces
¿Y lo mejor? Que se conserva durante mucho tiempo, sobre todo si la compras entera y la guardas en un tarro hermético, alejado de la luz y la humedad.

Consejos y trucos
Vale, y ahora un par de trucos para quedar como un chef sin despeinarte:
- No la cocines mucho rato: pierde aroma. Añádela siempre al final, con el fuego ya bajito o incluso fuera.
- Úsala para disimular sabores fuertes: si una receta se te ha pasado de ajo o cebolla, un toque de nuez moscada ayuda a equilibrar.
- Mezcla con canela o vainilla para dulces: el trío es infalible en repostería.
- En platos veganos: como da un sabor cálido y profundo, es ideal para enriquecer platos veganos o vegetarianos, donde echamos de menos ese toque “umami”.

La nuez moscada, aunque a veces olvidada, es una de esas especias que vale oro por lo que aporta con tan solo una pizca. Da igual si estás haciendo una crema de verduras, una lasaña o unas galletas especiadas: su sabor transforma un plato del montón en algo con personalidad. Además, tiene propiedades que no están nada mal: ayuda a la digestión, aporta antioxidantes y encima es muy versátil.
Así que ya sabes, si tienes un botecito olvidado en el fondo del armario, sácalo, rállalo, y vuelve a descubrir el poder que tiene la nuez moscada en la cocina. Eso sí, con moderación, que aunque no lo parezca, esta bolita aromática tiene carácter.
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