El padre de los niños asesinados en Huétor Tájar sigue hospitalizado y eso retrasa los entierros

El hombre lleva en el hospital desde la tarde del 20 de mayo, aquejado de continuas crisis nerviosas y ataques de ansiedad. Una situación más que comprensible en su caso: en marzo perdió a su mujeren un accidente de tráfico en el que también falleció su suegra. Sus dos hijos y su suegro resultaron heridos.

Poco después, también en el mes de marzo, su madre, que estaba enferma de cáncer, también murió, y a todas esas circunstancias hay que sumar la peor de todas: el asesinato de Pablo y Guillermo, de 10 y 12 años. Su abuelo asfixió a uno y disparó sobre el otro con una escopeta de caza, según el informe preliminar de la autopsia.

Son, por tanto, tres muertes traumáticas (y otra a causa de una enfermedad, pero también dolorosa) que lo han llevado a una situación límite. En la noche del domingo 19, cuando el abuelo se atrincheró en su casa con los niños, ya sufrió un ataque de ansiedad y el 20 por la mañana fue trasladado a un centro de salud de Huétor Tájar, desde donde fue trasladado a Granada.

Por el momento no se conoce ni la iglesia en la que se oficiará el entierro ni tampoco la hora, pero sí que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Loja, encargado de las diligencias, ha autorizado el traslado de los cuerpos una vez finalizadas las autopsias en el Instituto de Medicina Legal de Granada.

Los resultados aún no han trascendido y falta también por saber qué dice el Instituto Nacional de Toxicología sobre las muestras que han sido enviadas. Mientras, en la tarde de este miércoles ha sido incinerado en Loja Pepe, el abuelo de los niños.

La familia ha rogado encarecidamente que se respete su intimidad en un acto tan delicado. El ayuntamiento se ha sumado a esa petición. En Huétor Tájar están convencidos de que la presencia de mucha gente ajena a la familia, así como de medios de comunicación, no hará sino empeorar una situación ya de por sí dramática.