El conservador David Cameron recuperó esta noche el pulso electoral en el segundo debate de la campaña de las generales británicas, en el que el 36 por ciento de los espectadores consultados le dieron como vencedor, frente al 32 por ciento que se inclinaron por el liberal-demócrata Nick Clegg y el 26 por ciento que lo hicieron por el laborista Gordon Brown, según la primera prospección anunciada tras la emisión.
Los tres candidatos se mostraron bastante igualados a lo largo de la mayor parte de los 90 minutos, lo que vino a confirmar lo que estableció el debate de la pasada semana: que la carrera electoral es ahora entre tres. Tras las citadas cifras de YouGov, otro sondeo aportó precisamente un empate: según ComRes, el debate lo habría ganado Clegg (33 por ciento), pero inmediatamente seguido de Cameron y Brown (ambos con 30 por ciento).
Aunque Cameron no ganó con la claridad que lo hizo Clegg la anterior vez, en la que el líder conservador se había mostrado inusitadamente tenso, esta noche volvió a sus habituales maneras distendidas y logró recuperar la bandera del cambio que le había arrebatado el líder liberal-demócrata. Éste mantuvo sus aspiraciones de ser el árbitro del futuro Gobierno, mientras que Brown se mostró más sólido en la temática de política exterior de anoche que en la agenda doméstica abordada en el primer debate.
Los datos dados a conocer tras la emisión coincide precisamente con el estado de la intención de voto de los últimos días. La media de las encuestas a día de ayer otorgaba a los conservadores el 33 por ciento de los votos, a los liberal-demócratas el 29 y a los laboristas el 27. Estas cifras, traslasdadas a escaños, daría una correlación diferente debido al sistema electoral, con los laboristas como ganadores, seguidos de los “tories” y luego los lib-dem. Para tener más sitios en el Parlamento, Cameron debería ganar a Brown probablemente por unos diez puntos.
Los principales puntos de discusión se centraron en la Unión Europea y el arsenal nuclear británico. En este último punto, Brown y Cameron hicieron pinza contra Clegg, al que acusaron de poner el país en peligro por su propuesta de no renovar la flota de submarinos con armas nucleares. En lo relativo a la UE fueron Brown y Clegg los que armaron la pinza contra Cameron por su euroescepticismo y sus socios derechistas en Estrasburgo. En cualquier caso, el discurso del líder “tory” resultó en general más patriótico y algo más próximo al inglés medio, mientras que el de Clegg pareció en ocasiones algo idealista. Brown obtuvo varias veces la complicidad del ciudadano.

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