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Viernes
, 23-04-10 a las 03
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David Cameron sabía lo que se jugaba. Empezó afirmando que la semana pasada quedó claro que lo que la gente quiere es cambio. Y logró transmitir que el único cambio es él. La victoria del liberal demócrata Nick Clegg la semana pasada abría la elección y apuntaba a un Parlamento sin mayoría absoluta. Por dos veces las discusiones entre el primer ministro Brown y Clegg permitieron al conservador Cameron lanzar la puñalada que mejor le ayuda: “Esto es lo que un Parlamento sin mayoría absoluta produciría”. Es decir, debilidad y división. Lo que todo el mundo sabe que no ayudaría a salir de la recesión.
El asunto europeo es el que más antipático hace al Partido Conservador ante el resto de los europeos, pero no es improbable que fuese uno de los que le hiciera parece ganador ante los británicos que siguen siendo, por desgracia, extremadamente euroescépticos. Su lema “In Europe, but not run by Europe” En Europa pero no gobernados por Europa, probablemente fue muy efectivo. Brown fue efectivo al decir que tres millones de empleos, lo que más importa a los británicos, dependen de la Unión Europea. En cambio, Clegg intentó jugar ambas cartas. Recordó que él trabajó en la Comisión Europea con Leon Brittan, el comisario europeo conservador de Margaret Thatcher y lo utilizó como un guiño a los euroescépticos conservadores, pero resultó poco creíble.
En materia de formas en el debate, técnicamente la realización televisiva fue mucho más correcta que hace una semana. Los tres candidatos lucieron corbatas con los colores oficiales de su partido –como la semana pasada, pero con Brown matizando el rosa por un rojo claramente laborista- y las preguntas del público nunca quedron fuera del campo de visión de los candidatos.
Dos materias resultaron impactantes. El espectador que preguntó/pidió que se condenara al Papa y su próxima visita al Reino Unido, que fue refutado por todos los candidatos y la pregunta a Clegg sobre las donaciones al Partido Liberal Demócrata que han ido a parar a sus cuentas particulares a la que no quiso contestar.
Cameron salió bien de su alianza en el Parlamento Europeo con formaciones marginales al recordar que tanto Brown como Clegg han descalificado a sus aliados polacos, pero han ensalzado al líder de ese partido, el difunto presidente Kaczynski, tras morir en accidente hac e dos semanas. Y en la cuestión de los misiles trident, el primer ministro Brown logró demostrar que Clegg está completamente fuera de juego, algo peligroso en un posible primer ministro.

