"Dolores, vómitos, náuseas...". Inés Miranda, la abogada de Aminatu Haidar, reconoce que en la madrugada del jueves el estado de salud de la activista saharaui empeoró aunque "no llegó a vomitar sangre como se ha dicho".

Por eso admitió que los miembros de la Plataforma de Apoyo llamaran a una ambulancia, que la trasladó pasada la medianoche local a un centro hospitalario en Arrecife, capital de Lanzarote. Haidar lleva allí 32 días de huelga de hambre para protestar por su expulsión de El Aaiún, capital de la ex colonia del Sahara Occidental, por las autoridades marroquíes.

Haidar se encuentra "lúcida y consciente" y decidida a continuar sin ingerir alimentos hasta que no sea trasladada de vuelta a su casa. "Se le está tratando exclusivamente el dolor y se le hidrata sólo con agua", añade Miranda.

El embajador español en Marruecos, Luis Planas, se encuentra inmerso en jornadas "maratonianas" de reuniones, según reconocen en su entorno, pero guarda silencio sobre cómo van las gestiones para cerrar con el Gobierno de Mohamed VI un posible regreso de la activista.

Aminatu sigue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), pero "en una camilla podría viajar hoy mismo" si se alcanzara algún acuerdo con Marruecos, aseguran en su entorno a ABC.