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APROMAR

Empleo azul: cómo la acuicultura española está generando nuevas oportunidades laborales

Este sector está contribuyendo decisivamente al desarrollo económico y a la fijación de la población en zonas rurales y litorales que lo necesitan mucho

Juanjo Villalba

Hoy en día, la economía se enfrenta al complicado reto de reinventarse, de encontrar nuevas alternativas a las tradicionales para poder superar los inciertos retos que tenemos ante nosotros. 

En este sentido, la Acuicultura española puede contribuir a solucionar algunos de estos problemas. Existe, todavía, un gran desconocimiento en la sociedad española sobre esta actividad, pero eso no quita que se haya convertido en una rama económica consolidada como motor del empleo, especialmente en zonas litorales y rurales. 

España, líder europeo en el cultivo de pescados y algas en mares y ríos, está viendo cómo este sector no solo crece en cifras, sino también en perfiles profesionales. Desde la innovación tecnológica hasta la sostenibilidad ambiental, el “empleo azul” abre un horizonte de trabajo que puede generar prosperidad económica en las comunidades locales, a la vez que resuelve uno de los grandes desafíos de nuestro sistema alimentario: obtener alimentos naturales, saludables y de gran calidad, sin tensionar los recursos naturales.

Un sector que mira al futuro

Aunque la acuicultura moderna lleva ya varias décadas en España, en los últimos años ha experimentado un crecimiento muy significativo. Según datos de APROMAR, en 2023 la cosecha nacional de acuicultura alcanzó las 266.066 toneladas, con un valor en primera venta de 750,5 millones de euros. 

Esta actividad genera ya 10.253 empleos directos e impulsa una cadena de valor que incluye empresas dedicadas a la investigación y desarrollo, el bienestar y la alimentación de los peces, la transformación y elaboración, el empaquetado, la comercialización y distribución, la fabricación de equipos, redes y tecnologías, la producción y el suministro de hielo, la construcción y el mantenimiento de buques e instalaciones acuícolas, servicios de consultoría, la actividad científica, etc.

Está previsto que el peso de esta actividad en las economías regionales siga aumentando en los próximos años hasta cumplir lo previsto en el Plan Estratégico de la Acuicultura de España 2014-2020, que proyectaba que, cumpliendo los parámetros de producción, el número de trabajos directos se situaría en 2030 en torno a las 23.442 personas.

Impacto en la España rural

Estos empleos, además, se crean en las zonas donde más se necesita, las áreas rurales y litorales de nuestro país, donde la acuicultura ha adquirido un papel crucial en el desarrollo socioeconómico. 

En estas zonas, donde la actividad económica escasea, es precisamente donde la acuicultura encuentra las condiciones naturales ideales para desarrollarse, y se ha convertido en una fuente vital de riqueza y empleo estable, y un agente vertebrador de la comunidad local. 

Esta relación es especialmente interesante debido a que, como decíamos, no solo genera empleo directo. Esto promueve el asentamiento en el territorio rural de profesionales de diversos perfiles: desde trabajadores dedicados al cultivo y cuidado de los peces, hasta investigadores y técnicos especializados, pasando por áreas como la ingeniería, biología marina, veterinaria, tecnología de la información o gestión empresarial.

Condiciones laborales y equidad de género

Un empleo, además, que es estable y de calidad. Desde 2007, las relaciones laborales del sector están reguladas y pactadas en el VII Convenio colectivo estatal para la acuicultura entre los sindicatos y APROMAR para fomentar la mejora de las condiciones de los trabajadores. 

Estos acuerdos están dirigidos a fomentar el empleo indefinido, reduciendo la temporalidad a casos concretos, y recogen medidas que favorecen, por ejemplo, la contratación de mujeres, que en 2022 solo representaba un 30% del total de empleados en el sector.

Retos y perspectivas de futuro

La acuicultura española y su capacidad de generar empleo, se enfrentan a desafíos significativos en los próximos años. La sobrecarga y redundancia administrativa para la concesión de licencias y la necesidad de infraestructuras adecuadas, siguen siendo frenos importantes para el desarrollo de este sector. 

A ello se le suma la falta de mano de obra cualificada en algunas zonas, lo que subraya la urgencia de mejorar la formación específica y de fomentar vocaciones en ámbitos como la biotecnología marina, la gestión ambiental o la ingeniería acuícola.

Aun así, la acuicultura española mira al futuro con optimismo. Existe una firme convicción entre los profesionales y las entidades del sector de que la acuicultura jugará un papel clave en la seguridad alimentaria global, la soberanía alimentaria nacional y el desarrollo sostenible de las zonas rurales y litorales. 

El potencial de desarrollo es enorme, y se espera que en los próximos años se amplíen las oportunidades laborales estables, cualificadas y bien remuneradas. La combinación de innovación, sostenibilidad y generación de empleo convierte a la acuicultura española en uno de los pilares más prometedores de la llamada Economía Azul.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Apromar. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.