Temor a una nueva «manipulación»
El impacto electoral de la protesta es una incógnita, pero el PP mira con recelo al PSOE en la recta final del 22-M
Los políticos están desconcertados y todos, en mayor o menor medida, no dejan de hacer cálculos para descubrir en qué grado puede afectarles en las urnas el nuevo movimiento social surgido en torno a la pancarta que exige «Democracia Real Ya». Lo que es evidente es que ha logrado cambiar la agenda de la campaña electoral, como también lo es que hasta el pasado 15 de mayo, momento de las primeras concentraciones, la situación pintaba muy bien para el Partido Popular, con todas las encuestas a favor frente a un PSOE sumergido en la depresión. ¿A quién pueden perjudicar más ahora las movilizaciones de «indignados» en la madrileña Puerta del Sol y en otras ciudades españolas? Los expertos no se atreven a dar una respuesta cierta, de momento. Quedan dos días de campaña y una jornada de reflexión para evaluar cómo evoluciona —o degenera— este movimiento social y comprobar qué efectos reales tiene en las urnas.
El descontento hacia los políticos y los partidos se refleja en todos los barómetros del CIS desde abril de 2010. En concreto, son ya la tercera preocupación nacional, detrás del paro y la crisis económica. Con casi cinco millones de parados, un paro juvenil que ronda el 45 por ciento, una situación de estancamiento económico y unos recortes sociales que afectan a los más débiles, como son los pensionistas, la indignación de muchos ciudadanos ante la falta de soluciones parece natural.
Lo que ha sorprendido a los partidos (y a los sindicatos) es que la movilización se organice y se desarrolle fuera de sus cauces y su control, al menos en apariencia. Y son más los partidos de izquierda los que están tratando de llevarse a su terreno esa movilización para hacerla propia, lo que animaría a su vez a su electorado desencantado. La «manipulación» de este movimiento resulta más sencilla al carecer de un solo portavoz y un único discurso político coherente.
«¿Por qué no en Moncloa?»
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, considera que «sin duda» la izquierda está intentando manipular el movimiento «Democracia Real Ya» contra el PP. «No hay más que mirar los firmantes», señaló. Aguirre cree que la indignación de los que están acampados en la Puerta del Sol «en algunos casos está muy justificada», pero el movimiento es muy heterogéneo. Además, se ha preguntado por qué los jóvenes se manifiestan en Sol, donde está la sede de la Comunidad de Madrid, y no ante La Moncloa, y ha llamado la atención sobre una de las pancartas situadas frente a su despacho que decía en inglés «Esperanza te odiamos». Desde el Foro Asturias, Francisco Álvarez Cascos cree que detrás de las protestas está el PSOE, «experto en el juego sucio» en campaña.
Por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, aseguró que siente más cercanía que lejanía hacia el mensaje de este movimiento. Hubo más guiños del Ejecutivo, como el de la ministra Trinidad Jiménez, que agradeció la «llamada de atención» que suponía. El titular de Fomento, José Blanco, fue el más directo al invitar a los indignados a castigar con su voto a quienes «compartieron mesa y mantel con los apóstoles de la codicia y la especulación». Desde Izquierda Unida, Cayo Lara cree incluso que va a ayudar a cambiar la historia, mientras que Cándido Méndez (UGT) todavía espera que las movilizaciones converjan con los sindicatos.
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