Actualizado Jueves , 06-05-10 a las 21 : 44
Los científicos del equipo de El Sidrón participamos junto a un amplio grupo internacional coordinado por el gran paleogenetista Svante Pääbo del Instituto de Antropología Evolutiva del Max Planck, en Alemania, en la publicación del primer borrador del genoma neandertal. Sin duda, uno de los mayores logros científicos en el estudio de la evolución humana.
Los esfuerzos necesarios para conseguir hacer realidad este gran hito científico, cuyas consecuencias perdurarán durante décadas, son múltiples y de distintas naturalezas. Desde las más sofisticadas tecnologías de ultrasecuanciación del ADN (es decir, recomponer la secuencia de letras químicas que encierran la información genética que heredamos de nuestros progenitores), los programas de bioinformática capaces de ordenar ingentes volúmenes de datos (hablamos de 3.000 millones de letras), pasando por inteligentes diseños experimentales, y como no, por la excavación científica de la materia prima sin la que este proyecto no podrá nunca haber visto la luz: me refiero a los propios restos fósiles de los neandertales. Es en este último aspecto en el que el equipo de El Sidrón ha aportado una información más fundamental al proyecto Genoma Neandertal.
No obstante, en la cueva asturiana de El Sidrón, donde estamos recuperando la mejor colección de restos neandertales de la Península Ibérica, hemos diseñado novedosas estrategias de excavación de fósiles en últimas condiciones para la extracción de ADN, libres de contaminación de material genético de humano actual. La contaminación con ADN humano actual, procedente en la mayor parte de los casos de la propia manipulación de los investigadores, es una de las grandes dificultades de la paleogenética ya que, por la proximidad evolutiva de neandertales y humanos modernos, gran parte de las secuencias de ADN se espera que sean muy similares. Hay que estar, por tanto, muy seguros de que el ADN extrado es endógeno, es decir auténtico de neandertal, para poder confiar en los posteriores resultados. En este terreno las investigaciones realizas en el cueva de El Sidrón son pioneras con el desarrollo de un protocolo anticontaminación que comienza en el propio trabajo de campo, ejemplo para futuras excavaciones que persigan obtener buenas muestras de ADN fósil.
Pero además, otros aspectos de los trabajos de nuestro equipo están bien reconocidos en el seno del proyecto Genoma Neandertal. En concreto, la secuenciación de genes nucleares. Para poner las cosas en perspectiva, las primeras extracciones de ADN fósil neandertal, al final de la década de los 90, fueron de ADN mitocondrial (una pequeña fracción del ADN que se encuentra fuera del núcleo celular, en el interior de las mitocondrias, y que heredamos solo de nuestras madres a través del ovulo femenino). La inmensa mayoría de nuestra información genética procede del núcleo y es en esta secuencia de letras químicas (los nucletidos) donde se codifica la información que se trasmite generación tras generación. Pues bien, los primeros genes de ADN nuclear de neandertales han sido analizados por el equipo de El Sidrón, en este caso capitaneados por el doctor Carles Lalueza-Fox. A diferencia del genoma neandertal, en el que se secuencia buena parte del ADN de los 23 pares de cromosomas, los estudios pioneros realizados por nuestro equipo buscaron genes particulares donde sabíamos que se almacena información relevante. Entre los genes neandertales aislados por nuestro equipo, destacan el gen FOXP2, implicado en la capacidad de hablar. Y el gen MC1R, implicado en la pigmentación de la piel, y que arroja la llamativa conclusión de que había neandertales pelirrojos y de piel clara. Cabe añadir el gen del grupo sanguíneo AB0 y el que posibilita la detección del gusto amargo. En resumen, una serie de trabajos pioneros que han precedido y animado el gran logro cientfico del Genoma Neandertal.
Por último, como científicos españoles, es motivo de gran satisfacción estar implicados en un proyecto científico propio de aquellos futuribles que imaginábamos como los venideros en el siglo XXI. Hoy en día, y este en un buen ejemplo, el estudio de la evolución del hombre alcanza en España cotas antes nunca vistas, con una amplia y reconocida presencia internacional. No bajemos la guardia ya que el camino es siempre largo y trabajoso, pero sintámonos colectivamente orgullosos de participar en el gran logro científico de disponer del primer borrador de un genoma neandertal.

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