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Ignacio Darnaude Rojas-Marcos, Ufólogo: «Los extraterrestres me han llamado por teléfono»

Desde 1956, clasifica documentación sobre contactos con extraterrestres, fue amigo de Ramón Carande, tertulio de la Librería Internacional Lorenzo Blanco y se peleó a mamporros con Orson Welles en el hotel Alfonso XIII

Ignacio Darnaude Rojas-Marcos, Ufólogo: «Los extraterrestres me han llamado por teléfono»

—¿Existen los extraterrestres?

—Sí, y desde 1947 su presencia es abrumadora. Si me dices si creo en los extraterrestres, te diré que no, como no creo en Estambul, que sé que existe, y además he estado allí.

—Pero, a diferencia de Estambul, a los extraterrestres no los ha visto…

—No, pero me han telefoneado varios supuestos alienígenas.

—¿Y tienen buen castellano?

—Perfectísimo. No tenían acento. El primero me llamó en 1971, aquella mañana salió un artículo mío en ABC sobre un asunto de ufología y me preguntó si era yo el autor del artículo.

—¿Y no pensó que fuese una broma?

—Claro, pero alguien que decía cosas tan valiosísimas no era de broma. Al año siguiente llamó al arquitecto Federico Blein, en Madrid, y tuvo varias conversaciones con él. Le dijo que venía de Alfa Centauro, la estrella más cercana a la Tierra, a sólo 4,3 tres años luz.

—Usted nació en Sevilla en coincidencia con la declaración de la República, ¿los extraterrestres serán monárquicos o republicanos?

—Ellos no tienen política ni religión.

—Entonces están en un mundo feliz.

—Naturalmente. La política está para ordenar las cosas y si a los niños se les educara en las cualidades positivas desde chicos no necesitarían Gobiernos porque se autocontrolarían. A Dios lo tienen dentro y no necesitan liturgias ni templos.

—Hace dos semanas, el físico Fernández Aguilar decía en esta misma página que todo eso era un timo…

—La ciencia tiene un alcance sumamente limitado. Sólo trabaja con lo que se observa, y eso debe de ser el cinco por ciento de la realidad. Se pierde lo mejor del Universo.

—El físico decía que una cosa es que existiera vida en otra galaxia y otra que estuviéramos rodeados de hombrecillos verdes…

—Eso es una boutade. Aquí la tipología de los señores que vienen es variadísima porque tienen que adaptarse al medio, daría para un catálogo.

—¿Qué daría por un encuentro en la tercera fase?

—Me gustaría, pero como les he visto el plumero no me llevaría sorpresas. Llevo cincuenta años estudiándolos y a mí no me la dan; son teatrales e histriónicos.

—Usted que no ha visto un extraterrestre, ¿qué es lo más raro que ha visto?

—Lo más raro es que no hay nada raro. Lo que predomina en el Universo es una infinita variedad y diversificación.

—¿Qué es el «Principio de elusividad cósmica»?

—Lo intangible, cuando es inobservable y no se puede captar con los sentidos es porque ha sido diseñado así adrede, está oculto, de ahí lo de elusividad.

—¿Y qué es la filosofía exosférica?

—Un término que me he inventado porque esta gente de arriba elige a personas sensitivas o médiums con capacidad para recibir mensajes telepáticos, y les dictan libros, y ese conjunto filosófico es lo que denomino así.

—Javier Sierra ha dicho que usted es un filósofo, ¿es verdad?

—Todo el que le da al tarro, el que quiere saber los porqués de las cosas, lo es.

—¿Qué opinaba su amigo Ramón Carande de todo esto?

—No hablaba de esto con él. Don Ramón era un pragmático. Iba con él a la tertulia de la librería Lorenzo Blanco con todos los catedráticos de Derecho y después nos íbamos a La Alicantina y nos liábamos con la cerveza, y los catedráticos se ponían brillantísimos.

—Con quien no se llevó tan bien fue con Orson Welles, ¿no?

—Pepe Carleton tiene la culpa de eso. Me lo encontré en la Feria y después de los toros me dijo que lo acompañara al Hotel Alfonso XIII, que allí estaba Orson Welles, y me lo presentó. Le dije que su película «Sed de mal» era la mejor de la historia del cine. Él dijo que no tenía ninguna película que se titulara así, y era verdad porque en inglés el título sería «Un toque de crueldad». De modo que le insistí, él se enfadó y salimos a puñetazos, aunque enseguida nos separaron, si no yo no estaría para contarlo. Cuando se levantó del sofá para zurrarme no era un hombre, parecía un camión. La bronca se explica porque el cineasta tenía encima medio bocoy, y yo mismo un octavo.

—¿Qué engañan más, los sentidos o los sentimientos?

—Los sentidos, que dan una visión de la realidad infinitesimal, y falsificada.

—¿La curiosidad es un atributo del humanismo?

—La curiosidad es la gasolina del progreso, es una bendición, lo mejor que puede tener una persona, lo que le espolea para conocer, buscar y trabajar.

—¿Recibe peticiones de orientación ufológica de muchos lugares?

—Hombre, llevo cincuenta años en esto, me llaman para que dé conferencias, como el grupo que dirige Emilio Carrillo, y se entretienen mucho con mis explicaciones.

—Su hijo, que es ejecutivo en Hollywood y fue entrevistado en esta página la semana pasada, ¿cree que de hacer una película sobre ovnis se asesoraría con usted?

—No creo, porque los padres tenemos poco prestigio con los hijos. Ya le he dicho que si quiere ganar dinero que haga películas sobre los «Caballos de Troya»de J. J. Benítez.

—Su último libro lo ha publicado la editorial de Mario Conde…

—Me he enterado de que era socio de la editorial por los periódicos, pero el libro no tiene nada que ver con él.

—También ha estudiado las apariciones marianas…

—En España se han contado 21.000 apariciones de la Virgen, según el libro del sevillano Domingo Manfredi Cano.

—Pero a la Iglesia no le gustan.

—Ni siquiera las de Fátima y Lourdes, que están toleradas. A la Iglesia no le gustan porque suele haber mucho fraude, y la Iglesia teme salir desprestigiada.

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