Los huevos, un tesoro nutricional. ¿Dónde se guardan?

Los huevos, un tesoro nutricional. ¿Dónde se guardan?

Ah, los huevos. Ese pequeño pero poderoso tesoro culinario que encontramos en casi todas las cocinas. Son versátiles, deliciosos y tienen una cantidad de propiedades nutricionales que ya quisieran muchos alimentos. Puedes hacer tortillas, huevos fritos, revueltos, cocidos, poché… ¡Y ni hablemos de su papel en la repostería! Pero, claro, siempre está ese debate eterno: ¿dónde demonios se deben guardar los huevos? ¿Los metemos en la nevera o los dejamos tranquilitos en la encimera? Hoy, vamos a aclarar de una vez por todas esa duda que nos ha perseguido durante años.

Los huevos: una bomba de nutrientes

Antes de meternos en el tema del almacenamiento, vamos a darle a los huevos el reconocimiento que se merecen. Porque si hablamos de nutrición, los huevos son de los campeones. Son ricos en proteínas de alta calidad, contienen grasas saludables y una buena dosis de vitaminas y minerales. Tienen vitamina A, D, B12, y además son una excelente fuente de colina, que es vital para el cerebro. Vamos, que si te comes un huevo, estás alimentando cuerpo y mente al mismo tiempo.

Pero además de ser super nutritivos, los huevos también son bajos en calorías. Un huevo de tamaño mediano tiene alrededor de 70-80 calorías, lo que lo convierte en un alimento perfecto para quienes buscan algo nutritivo y ligero a la vez. Eso sí, no olvidemos que, aunque contienen algo de colesterol, ya no es ese «monstruo malo» que antes pensábamos. Estudios más recientes han demostrado que el colesterol dietético no afecta tanto al colesterol en sangre en la mayoría de las personas. Así que, ¡a disfrutar de los huevos sin culpa!

¿Cómo saber si un huevo es fresco?

Fresco, fresco, lo que se dice realmente fresco, está tan pronto sale de la gallina. A partir de ese momento, entra en su proceso natural.

Pero, tanto en el envase como en el el propio huevo podrás ver la fecha impresa en la cáscara determina su tiempo límite de consumo preferente (hasta 28 días después de la puesta). Es decir, dentro de esas fechas, se podría considerar que el huevo está en buenas condiciones para ser comido. Luego, ya va perdiendo cualidades hasta que ya no es recomendable su consumo.

Y a pesar de que la fecha es una muy buena orientación, es conveniente que aprendas ciertos trucos para determinar la frescura del producto. Puede que esté dentro de la fecha apta para su consumo, pero ¿y si ha sufrido cambios bruscos de temperatura?

Eso sí, comenzamos derribando mitos: la prueba de flotabilidad del huevo no sirve de nada y no es determinante. Así que vamos con algunas recomendaciones más eficaces:

  • Comprueba la consistencia de la clara: rompe el huevo y comprueba la consistencia de la clara. Debe tener una zona más líquida y otra más gelatinosa. A medida que el huevo deja de ser fresco, ambas zonas son más similares.
  • La yema te dice si es fresco. Otra de las cosas a mirar es la altura de la yema respecto a la clara. el huevo fresco tendrá una yema esférica, “gordita”, que sobresale bastante de la parte gelatinosa de la clara. Cuando veas que la yema no está firme ni sobresale y se desparrama en la clara (que además casi no tendrá consistencia gelatinosa) significa que ese huevo no es fresco.

Y un dato muy importante: si vas a cocinarlo a baja temperatura deben ser muy frescos. Y si vas a usar huevos que no están muy, muy frescos es mejor que no los consumas crudos (por ejemplo en un steak tartar o claras batidas a nieve): esos huevos siempre deben estar muy cocinados y cuajados.

¿Temperatura ambiente o nevera?

Y ahora viene lo jugoso, la razón por la que estamos aquí. Vamos a resolver la gran incógnita de si debemos guardar los huevos en la nevera o no.

En España y en gran parte de Europa, solemos encontrar los huevos a temperatura ambiente en los supermercados. Los pillas del estante, los metes en la bolsa y listo, directos a casa. Pero claro, cuando llegas, te preguntas: «¿Los meto en la nevera o los dejo fuera, como en la tienda?» Pues bien, la respuesta depende de varios factores, principalmente de cómo se han tratado esos huevos desde el principio.

El gran factor: el lavado

Aquí es donde entra la diferencia clave entre Europa y países como Estados Unidos. En Europa, los huevos no se lavan antes de su distribución. Y te preguntarás: «¿Cómo que no los lavan? ¿No deberían estar limpios?» Pues resulta que los huevos vienen con una capa natural llamada cutícula que los protege de bacterias y otros patógenos, como la famosa Salmonella. Esta cutícula es como un escudo natural que mantiene el interior del huevo seguro.

Por otro lado, en países como Estados Unidos, se lavan los huevos antes de distribuirlos, y al hacerlo, eliminan esa cutícula protectora. ¿Qué hacen entonces? Pues los guardan en nevera para evitar que bacterias peligrosas entren en el huevo. Es decir, el lavado los deja más vulnerables y, por eso, necesitan refrigeración.

¿Y en España qué hacemos?

Como aquí no se lavan los huevos, la cutícula sigue protegiéndolos, y técnicamente se pueden guardar a temperatura ambiente sin problema… pero con matices. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda que, una vez que los huevos llegan a casa, lo mejor es guardarlos en la nevera. ¿Por qué? Porque en casa, las fluctuaciones de temperatura pueden hacer que los huevos pierdan esa protección natural, y ahí es donde entra el peligro.

Por ejemplo, si tienes los huevos en la encimera y un día hace mucho calor, la temperatura ambiente puede variar bastante. Eso puede hacer que el huevo «sude», y esa humedad puede permitir que bacterias atraviesen la cáscara. Por eso, para evitar sustos, lo más seguro es guardarlos en la nevera, sobre todo si no los vas a consumir en los días siguientes.

¿Dónde guardarlos en la nevera?

Vale, ya hemos decidido que los metemos en la nevera, pero… ¿dónde exactamente? Porque no es lo mismo guardarlos en la puerta que en una balda. Y aunque casi todas las neveras vienen con una sección especial en la puerta para huevos, la verdad es que ese no es el mejor sitio para ellos.

La puerta de la nevera es el lugar donde más cambios de temperatura se producen. Cada vez que abres la puerta, el frío sale y el aire caliente entra, lo que afecta a la estabilidad térmica de los alimentos que están ahí. Por eso, lo ideal es colocar los huevos en una balda intermedia, donde la temperatura sea más constante.

¿Se puede congelar huevos crudos?

No es una práctica muy frecuente, pero la posibilidad de congelar los huevos existe. Eso sí, debes romperlos y conservarlos en recipientes herméticos colocando un papel film entre el producto y la tapa para que el huevo no sufra ni se queme con el frío.

Escoge un recipiente pequeño pero no lo atiborres, porque recuerda que al congelarse se expandirá y no quieres abrir tu congelador y ver aquello como un cuadro de Jackson Pollock.

Si esto de ponerlo a menos cero es por “conservar” por más tiempo (hasta varios meses) esos huevos de campo tan espectaculares que has traído del pueblo, no lo hagas. No vale la pena. Por mucho que se conserven bien, siempre, durante el proceso de congelación, el alimento se modifica y pierde algunas características. Es decir, no van a estar tan espectaculares como antes de congelar.

Te recomiendo que batas los huevos, los mezcles con unas gotas de zumo de limón, sal o azúcar antes de congelarlos, para luego utilizarlos enseguida. Eso sí, no te olvides de etiquetar correctamente el envase. Pasado un tiempo, las cosas se olvidan.

¿Cuánto duran los huevos?

Los huevos frescos pueden durar bastante tiempo si los guardas correctamente. En la nevera, pueden mantenerse en buen estado entre 3 y 5 semanas. Si los guardas a temperatura ambiente, su vida útil será más corta, dependiendo de las condiciones. De todas formas, siempre puedes hacer la famosa prueba del huevo en agua: llena un vaso con agua y mete el huevo. Si se hunde, está fresco. Si flota, mejor no te lo comas.

¿Se pueden consumir huevos pasada la fecha impresa en la cáscara?

Puedes comerlos sin problemas hasta 1 semana pasada su fecha de consumo preferente siempre y cuando estés seguro que se hayan conservado refrigerados (o sin cambios bruscos de temperatura) y la cáscara esté en buenas condiciones: sin suciedad o fisuras. Por supuesto, si el huevo huele mal, ni siquiera lo dudes: no está apto para consumo, aunque su fecha indique lo contrario.

Usos en la cocina

Los huevos son tan versátiles que se pueden usar en mil y una recetas. Desde los básicos huevos fritos o cocidos, hasta cosas más elaboradas como tortillas, quiches o suflés. Y luego están todos los usos en repostería, donde los huevos son fundamentales para dar esponjosidad y textura a bizcochos, galletas y tartas.

Además, los huevos son un ingrediente clave en salsas como la mayonesa o la holandesa, y ni hablemos de su papel protagonista en postres como el flan o el merengue. ¡Son una maravilla!

Así que, después de todo este recorrido por el mundo del huevo, podemos decir con seguridad que lo mejor es guardar los huevos en la nevera una vez que los tienes en casa. Aunque en el supermercado los encuentres a temperatura ambiente, las condiciones de tu hogar son diferentes, y meterlos en la nevera te ahorrará más de un dolor de cabeza (o de estómago).

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Categorías: Actualidad gastronómica Aprende a cocinar: técnicas, trucos y consejos

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