A veces en la cocina aparece un ingrediente con nombre de superhéroe, pinta de planta rara y que huele a colonia fresca recién salida del baño. Pues eso es el lemongrass, también conocido como hierba limón o citronela. Un nombre elegante para una planta que, aunque pueda parecer exótica, lleva siglos dándole sabor a sopas, curris y hasta infusiones. Y ojo, que no solo sirve para cocinar: también tiene propiedades muy interesantes para la salud.
El lemongrass no es una invención moderna ni algo exclusivo de los restaurantes asiáticos más pijos. Es una hierba versátil, barata y con un toque cítrico que alegra cualquier plato. En este post te voy a contar qué es el lemongrass, para qué sirve, qué propiedades tiene y cómo puedes usarlo en la cocina, incluso aunque no tengas ni idea de cocina tailandesa.

¿Qué es el lemongrass?
Aunque suene a inglés sofisticado, el lemongrass es básicamente una planta. Concretamente, una gramínea tropical que crece en zonas cálidas y húmedas de Asia, África o América Latina. En castellano la llamamos citronela o hierba limón, aunque cuidado con no confundirla con otras variedades de citronela que se usan como repelente para mosquitos.
La parte que se usa en la cocina es el tallo. Tiene forma de puerro, con hojas largas, y un centro más blanquecino, firme y fibroso. Lo mejor de esta planta es su aroma cítrico, entre el limón, la lima y algo floral, que le da un toque fresco a cualquier plato.
En la cocina se suele usar fresco, seco o en polvo, y también se encuentra en forma de aceite esencial (aunque eso ya es más para cosmética o aromaterapia). Si lo compras fresco, tiene que estar firme, con el bulbo blanco y sin hojas marchitas.
Distintos usos del lemongrass
Si alguna vez has probado un curry tailandés y has notado ese sabor a limón pero sin la acidez… ahí estaba él, el lemongrass, haciendo magia sin hacer ruido. Pero sus usos van más allá:
- En la cocina: se usa para dar sabor a platos asiáticos como sopas, guisos, curris o marinados. También se puede infusionar en postres o bebidas.
- En infusiones y tisanas: tiene un efecto calmante y digestivo.
- Como repelente natural: algunas variedades de citronela se usan para espantar mosquitos.
- En cosmética: el aceite esencial de lemongrass se usa en jabones, cremas o velas por su aroma refrescante.

Propiedades
Ahora vamos con lo interesante: ¿por qué mola tanto el lemongrass? Pues porque además de oler bien y saber mejor, tiene propiedades beneficiosas que han sido aprovechadas en la medicina tradicional desde hace siglos. Aquí te dejo unas cuantas:
- Antioxidante: contiene compuestos fenólicos que ayudan a combatir el daño celular. Vamos, que ayuda a mantenerte joven por dentro.
- Antibacteriano y antifúngico: tiene propiedades que ayudan a combatir bacterias y hongos. Ideal si buscas alimentos naturales con efecto protector.
- Digestivo: ayuda a hacer mejor la digestión, reduce los gases y evita la hinchazón. Perfecto después de una comida copiosa.
- Relajante: en infusión, ayuda a calmar los nervios y mejora el sueño. Un té de lemongrass por la noche y a dormir como un tronco.
- Antiinflamatorio: se ha demostrado que algunos de sus compuestos pueden reducir inflamaciones internas.
Eso sí, como todo en la vida, hay que usarlo con moderación. Si estás embarazada o tienes alguna condición médica concreta, mejor consulta antes con un médico antes de abusar de él.

Usos en la cocina
Vamos a lo práctico: cómo se usa el lemongrass en la cocina, sin necesidad de ser un chef con estrella Michelin. Aquí van unas cuantas ideas para meterlo en tu día a día sin complicarte la vida.
- En sopas y caldos asiáticos: La forma más clásica de usarlo. Se corta el tallo en trozos grandes (machacándolo un poco para que suelte aroma) y se añade al caldo mientras cuece. Luego se retira, como si fuera una hoja de laurel. No se come directamente porque es muy fibroso, pero deja un aroma que lo cambia todo.
- En curris y salteados: Se pica muy finito o se tritura junto con ajo, jengibre y guindilla para hacer una pasta aromática. Si lo haces tú, mejor. Si lo compras hecho, asegúrate de que tenga buen porcentaje de lemongrass de verdad.
- En marinados para carne o pescado: Machaca un poco de lemongrass con ajo, salsa de soja, lima y un chorrito de aceite. Con eso marinas unas pechugas o unos langostinos y te marcas una cena exótica en 15 minutos.
- En arroces o fideos: Lo puedes añadir durante la cocción del arroz o los fideos, retirándolo al final. Da un toque fresco que corta la pesadez de algunos platos.
- En postres y bebidas: Sí, también sirve para dulces. Puedes infusionar leche o nata con lemongrass y usarla para hacer flanes, natillas o helados. También puedes añadirlo a un té frío con hielo, menta y un poco de jengibre. Refrescante a más no poder.

Cómo conservarlo
El lemongrass es muy fácil de conservar:
- Fresco: guárdalo en la nevera, envuelto en papel absorbente dentro de una bolsa hermética. Dura unos 10 días.
- Congelado: se puede congelar ya cortado. No pierde aroma y te ahorra trabajo.
- Seco o en polvo: lo venden ya deshidratado o molido. Ideal para infusiones o para añadir a mezclas de especias.
Si tienes jardín, incluso puedes intentar plantarlo. No necesita muchos cuidados, y si te va bien, tendrás lemongrass para todo el año.
¿No sabes por dónde empezar? Aquí te dejo algunas recetas donde puedes usar lemongrass para estrenarte:
- Sopa Tom Yum: sopa tailandesa picante con gambas, lemongrass, lima kaffir, galanga, chili y cilantro.
- Pollo marinado al lemongrass: marinado con soja, jengibre y lemongrass, a la plancha o al horno.
- Infusión de lemongrass con menta y jengibre: digestiva y perfecta después de comer.
- Arroz jazmín con lemongrass y coco: ideal como guarnición.
- Curry verde tailandés: con pasta de lemongrass, leche de coco y verduras.

El lemongrass es uno de esos ingredientes que parecen exóticos y difíciles, pero que en cuanto los pruebas te preguntas cómo has podido vivir sin ellos. Sirve tanto para dar sabor como para cuidar tu salud, se puede usar en recetas saladas y dulces, y lo puedes encontrar fresco, seco, en polvo o incluso en forma de infusión.
Así que, si aún no has probado a cocinar con lemongrass, ya estás tardando. Porque dar un toque asiático y fresco a tus platos no solo es fácil: es un gustazo. Dale una oportunidad y verás cómo la hierba limón se convierte en un básico en tu cocina.
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