El cardamomo. La especia que transforma lo cotidiano en divino

El cardamomo. La especia que transforma lo cotidiano en divino

Hay ingredientes que, sin hacer ruido, cambian por completo el resultado de un plato. No son los protagonistas, pero cuando faltan, se nota. El cardamomo es uno de ellos. Una especia que parece discreta, pero que en cuanto la pruebas, entiendes por qué lleva siglos viajando por medio mundo.

Su aroma mezcla lo cítrico con lo floral y un toque de eucalipto, una combinación difícil de olvidar. No hace falta usar mucha cantidad: un par de vainas bastan para que un guiso, un café o incluso un bizcocho pasen de “está bien” a “¿qué le has puesto?”. Y aunque suene exótico, lo puedes encontrar ya en cualquier supermercado sin necesidad de irte a medio Oriente.

Curiosidades y tipos

El cardamomo pertenece a la familia del jengibre, aunque su aspecto no lo delate. Se cultiva sobre todo en la India, Sri Lanka y Guatemala, que es hoy el principal exportador del mundo. De hecho, los mayas y los aztecas ya lo usaban como planta medicinal mucho antes de que llegara a Europa.

Hay dos tipos principales: el verde y el negro. El verde es el más aromático y delicado, ideal para postres, tés o panes. El negro, en cambio, tiene un sabor más intenso, casi ahumado, y se usa en guisos, arroces o curris. También existe el cardamomo blanco, aunque suele ser verde blanqueado, con menos aroma y sabor.

A nivel nutricional, se le atribuyen un montón de beneficios: ayuda a la digestión, refresca el aliento, alivia los gases y tiene propiedades antiinflamatorias. En muchos países asiáticos se mastican directamente las semillas después de comer, como un sustituto natural del chicle.

Usos en la cocina. Tu aliado en tus recetas saladas y dulces

  1. En postres combina de maravilla con canela, vainilla o ralladura de cítricos. Pruébalo en bizcochos, arroz con leche o natillas: una pizca basta para darle un toque elegante sin que resulte invasivo. En bollería funciona especialmente bien junto con el anís o el jengibre, sobre todo en masas dulces tipo brioche o roscón.
  2. En platos salados, es un buen aliado del curry, el comino y la cúrcuma. Puedes añadir una vaina entera a guisos, sopas o legumbres durante la cocción y retirarla después, igual que harías con una hoja de laurel. Da un aroma fresco y ligeramente dulce que equilibra los platos especiados o con salsas densas.
  3. También puedes usarlo en bebidas: un par de semillas machacadas en el café turco o en el té negro aportan un aroma espectacular. Si te gusta experimentar, prueba a infusionar la leche con cardamomo para preparar un chai casero o incluso para darle un toque diferente a un batido o una horchata.
  4. Otra opción es utilizarlo para aromatizar azúcar o sal. Solo tienes que guardar unas vainas abiertas dentro del tarro y esperar unos días. Obtendrás un condimento natural para espolvorear sobre frutas, yogur o incluso marinar pescados. Y si te animas, prueba a añadirlo al gin-tonic: una sola semilla en el vaso le da un punto sorprendente.
  5. En repostería, el truco está en no pasarse. Es una especia intensa y concentrada, así que con muy poca cantidad es suficiente. Una cuarta parte de cucharadita por cada 500 g de masa suele ser más que suficiente.

Conservación y almacenaje del cardamomo

Si compras cardamomo en vainas, guárdalo siempre cerrado y alejado de la luz, porque el aroma se escapa con facilidad. Lo ideal es abrir las vainas justo antes de usarlo y machacar las semillas en un mortero. Si lo usas molido, añádelo al final de la cocción para que no pierda potencia.

Uso del cardamomo según el país

El uso del cardamomo varía mucho según el país. En la India se añade a los curris y al famoso chai, un té con leche y especias que se bebe a todas horas. En los países nórdicos, curiosamente, se usa en bollería y panes, como el Pan Pulla o trenza finlandesa o los bollos suecos de cardamomo, donde sustituye a la canela tradicional.

En Oriente Medio lo incorporan incluso al café, lo que le da un aroma fresco y ligeramente mentolado. En muchos hogares árabes, ofrecer un café con cardamomo es símbolo de hospitalidad, y no se considera una visita completa si no se comparte una taza.

Una curiosidad: en Guatemala, donde el cardamomo es un pilar económico, se le conoce como “el oro verde”. Aunque no lo crean, buena parte del cultivo se destina a exportación, mientras que dentro del país apenas se consume.

Resumiendo…

El cardamomo tiene ese don de darle carácter a cualquier plato sin robar protagonismo. Da igual si lo usas en dulce o salado, en bebida o en guiso: siempre deja huella.

Así que, si todavía no lo has probado, empieza con algo sencillo, como un café o un bizcocho con una pizca de esta especia. Verás que un pequeño toque puede hacer que tu cocina huela a algo nuevo, distinto y, sobre todo, apetecible.

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