Consejos para recalentar tu asado del día anterior

Consejos para recalentar tu asado del día anterior

Hay asados que salen tan buenos que casi da rabia que se acaben. Y luego están los del día siguiente: esos restos maravillosos que guardas en la nevera pensando “mañana me doy un homenaje”, pero que, si no los calientas bien, pueden pasar de gloriosos a tristes en cuestión de segundos. Carne reseca, salsa cortada, piel blandurria… un drama que todos hemos vivido.

La buena noticia es que el asado del día anterior puede estar igual o incluso mejor que el recién hecho si sabes cómo tratarlo. Y, sinceramente, después de haberte currado ese pollo, cerdo, cordero o ternera, lo mínimo es que el recalentado esté a la altura. Aquí tienes una guía clara, directa y sin misterios para que tus asados recuperen vida, jugosidad y sabor sin morir en el intento.

¿Por qué se estropean los asados al recalentarlos?

Muy simple: la carne pierde agua.
Cuando la enfrías, las fibras se contraen; cuando la calientas demasiado rápido o demasiado fuerte, se resecan. Resultado: textura de suela y sabor apagado.

La clave está en:

  • calor suave
  • tiempo suficiente
  • un poco de humedad para devolver jugosidad

Con eso controlado, el éxito está casi asegurado.

Cómo recalentar asados sin que se resequen

Aquí tienes los métodos más efectivos para que tu asado del día anterior vuelva a lucir como si lo acabaras de sacar del horno.

En el horno (el método más seguro y efectivo)

Ideal para pollo, cerdo, cordero y ternera.

  1. Precalienta el horno a 150 °C.
  2. Coloca el asado en una bandeja.
  3. Añade un chorrito de caldo, agua o la propia salsa del asado.
  4. Cubre con papel de aluminio sin apretar demasiado.
  5. Calienta entre 20 y 30 minutos, dependiendo del tamaño.

Este método mantiene la carne jugosa y revive cualquier salsa.

En sartén o cazuela (perfecto para piezas en salsa)

Funciona genial para asados guisados, carrilleras, redondos en salsa, pollo al horno con su jugo, etc.

  1. Pon el asado en la sartén a fuego medio-bajo.
  2. Añade dos o tres cucharadas de caldo o agua.
  3. Tapa y deja que se caliente poco a poco.
  4. Si la salsa está muy espesa, añade un poquito más de líquido y remueve.

La tapa hace magia: crea vapor, hidrata y calienta a la vez.

En microondas (sí, se puede… si lo haces bien)

El microondas puede arruinar un asado, pero también salvarte la comida si vas con cuidado:

  1. Corta la carne en porciones medianas.
  2. Pon un chorrito de salsa o caldo encima.
  3. Tapa con film apto o con una tapa de silicona.
  4. Calienta a potencia baja o media (no más del 60 %) durante 1-2 minutos.
  5. Revisa y continua en intervalos cortos.

La clave es evitar que la carne “estalle” de calor y pierda jugos.

Cómo recalentar piezas con piel crujiente (como el pollo o el cerdo)

Aquí la misión es doble: jugosidad por dentro, crujiente por fuera.

  1. Calienta el asado cubierto con papel de aluminio en horno suave unos 20 minutos.
  2. Luego quita el papel y sube a 200 °C durante 5-8 minutos para recuperar el crujiente.

Resultado: piel impecable y carne tierna.

¿Qué hacer si tu asado se quedó un poco seco?

No te preocupes: tiene arreglo.
Prueba alguno de estos trucos:

  • Añade salsa extra: con un poco de caldo, vino o jugo puedes recomponer casi todo.
  • Haz un jugo rápido: sofríe un ajo, añade caldo y una cucharadita de mantequilla. Mano de santo.
  • Corta en láminas finas: la carne parece más jugosa y se integra mejor en nuevas preparaciones.

Ideas para reaprovechar el asado sin recalentarlo “tal cual”

A veces el mejor recalentado es una receta nueva. Con restos de asado puedes hacer:

  • Tacos o fajitas con cebolla y pimientos.
  • Croquetas con la carne desmenuzada.
  • Ensaladas templadas con pollo o cerdo.
  • Bocadillos espectaculares con salsa y pepinillos.
  • Arroces o fideos salteados con los restos del asado.

Es el tipo de comida que te hace sentir que has cocinado dos veces… pero en realidad no has hecho nada.

Consejos clave para que tus asados queden perfectos el día siguiente

  • Guárdalos bien: siempre con su jugo o salsa para que no se resequen en la nevera.
  • Evita recalentarlos varias veces: la carne no perdona los excesos de calor.
  • Córtalos después de calentar: nunca antes; así mantienen los jugos.
  • Añade humedad siempre: caldo, agua, vino o salsa. Algo tiene que acompañar.
  • Paciencia: el calor suave es tu mejor aliado.

Recalentar un asado no debería ser un castigo, sino casi un premio. Con un poco de calma y los trucos adecuados, ese pollo, cerdo o cordero del día anterior puede quedar igual de jugoso que el primer día… o incluso mejor. El truco está en controlar la temperatura, añadir un poco de humedad y no precipitarse.

Así que nada de meterlo al microondas a lo loco ni de intentar “revivirlo” con fuegos fuertes. Con cariño y buen calentado, tu asado volverá a brillar como se merece.

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Categorías: Actualidad gastronómica Aprende a cocinar: técnicas, trucos y consejos

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