El francés Michel Platinino tiene nada claro si quiere enzarzarse en una agria batalla con el suizo Joseph Blatter por el poder en la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Cómodo y seguro en su fortaleza al frente de la UEFA, el exfutbolista parece cada vez más reacio a involucrarse en una pelea de final incierto ante un rival con muy buenas cartas en su mano de cara a las elecciones presidenciales de 2015.
Blatter dirige el ente rector del fútbol mundial desde 1998 y, aunque ya lo ha insinuado claramente, se espera que oficialice su decisión de optar a un quinto mandato durante el congreso de la FIFA en Brasil, que se celebra entre hoy y mañana en Sao Paulo. Los contendientes tienen tiempo hasta enero para presentar su candidatura, pero Platini hará pública su decisión antes. «Lo anunciaremos hacia mediados de agosto o principios de septiembre», aseguró el nuevo portavoz del francés, Pedro Pinto, un ex presentador estrella de la CNN. «En cualquier caso, probablemente haremos una rueda de prensa». Hasta entonces, nada de entrevistas y muy pocas declaraciones públicas, advirtió Pinto. Poco después del congreso, Platini regresará a Suiza para no volver a Brasil hasta las semifinales del Mundial.
Las acusaciones de corrupción sobre la elección de Qatar 2022 han golpeado el ánimo del excapitán de la selección francesa, antiguo aliado de Blatter y hoy adversario irreconciliable. Después de admitir que su voto fue para los árabes, Platini vio dañada su imagen por la ola de críticas sobre el diminuto pero riquísimo país del Golfo Pérsico, que en diciembre de 2010 sorprendió al mundo ganando la sede del torneo. «No sé quién está detrás de todo esto», dijo el francés en una entrevista con el diario «L'Equipe», donde expresó su sospecha de ser víctima de un campaña de desprestigio. «No tiene importancia. Esto sólo quiere decir que soy fuerte, duro, que se me teme».
Blatter, que nunca hizo público su voto, supo distanciarse de Qatar calificando de «error» su elección (aunque sólo se refiriera al hecho de que se juegue en el sofocante verano del desierto) y ordenando una investigación de la comisión de ética de la FIFA. Sin embargo, una vez en Brasil y poco antes del congreso, el suizo, calculador y contradictorio, aseguró que las acusaciones a Qatar son parte de un complot para «destruir» la organización que dirige. «Desgraciadamente, es un gran asunto de discriminación y racismo, y eso me duele».
Blatter habló así en las reuniones de los delegados de Asia y África, los dos continentes más afectados por las sospechas de soborno en torno a la candidatura qatarí y también la principal fábrica de votos del suizo. El dirigente lanzó además un dardo envenenado a su rival al asegurar que la culpa de las ausencias por lesión en el Mundial la tenían las competiciones europeas con temporadas «demasiado largas».
Platini tiene de su parte las 53 federaciones europeas, un apoyo que le da el poder de bloquear iniciativas que no le gusten en la FIFA, pero que parece insuficiente si decide enfrentarse al presidente. El único candidato oficial hasta ahora es el francés Jerome Champagne, ex director de relaciones internacionales de la FIFA y hombre de ideas muy próximas a las de Blatter. «Sí, y lo asumo, porque yo trabajé para el señor Blatter durante 11 años. No es pues ninguna sorpresa», dijo el ex diplomático, cuyo papel en la carrera presidencial, donde tiene escasas posibilidades de éxito, es todavía una incógnita. «Hoy soy el único candidato, así que soy un rival de nadie», bromeó Champagne, a la espera de que los pesos pesados se decidan a subir al ring.






