Mawey Taco Bar Gran Vía
6.5 /10- Precio medio
- 25€
- Dirección
- San Bernardo,5
- Teléfono
- 91 878 52 01 Llamar
Hace poco más de un año, Julián Barros y Fernando Carrasco abrieron un taco bar en la calle Olid buscando reproducir en Madrid el modelo de las taquerías mexicanas, que son el mejor exponente de la cocina callejera de aquel país. Establecimientos modestos en los que se preparan y se sirven las tradicionales tortillas de maíz que se rellenan con muy variados contenidos, casi siempre carne de vaca o cerdo. Una forma de comer rápida, sabrosa y barata que empieza a tener una notable presencia entre nosotros y que se aleja de esos lamentables tex-mex que predominaban hasta no hace mucho tiempo. Barros y Carrasco dieron a su taquería una vuelta más de tuerca, incorporando una visión personal de esos tacos a partir de sus experiencias en diferentes cocinas. Sin renunciar a la calidad y a la frescura, incorporaron a la carta, junto a los tradicionales, algunos más creativos, en los que juega con combinaciones más atrevidas de ingredientes y salsas. El éxito de ese primer Mawey les ha llevado a abrir una segunda casa que mantiene el mismo nombre. Justo al principio de la calle de San Bernardo, entre la Gran Vía y la plaza de Santo Domingo. Un local que cuenta con dos zonas, una de mesas altas y taburetes para un picoteo rápido, y otra de mesas bajas en la que se puede reservar.
La carta es prácticamente la misma que la de la casa madre, aunque está previsto que se prueben aquí las nuevas creaciones como sugerencias del día. También es muy similar la buena oferta de coctelería, además de cervezas de allá, las populares micheladas, aguas frescas que tanto gustan a los mexicanos y, por supuesto, tequilas y mezcales. Los tacos y demás platos de esa breve carta resultan ricos y sabrosos, bien equilibrados sus ingredientes. Sin embargo pecan de una preocupante timidez a la hora de emplear los picantes. Es precisamente en los tacos donde los mexicanos recurren a las salsas más potentes. Si lo que se busca es autenticidad, los puntos tendrían que ser mucho más alegres. Un mal generalizado en muchos restaurantes tanto peruanos como mexicanos que les aleja de lo que podemos encontrar en sus países de origen. Ni siquiera la salsa que sirven cuando el comensal pide más intensidad pica demasiado.
Un aspecto a revisar porque el resto está a buen nivel. Las mollejas de ternera salteadas y (poco) enchipotladas resultan francamente ricas, lo mismo que unos sopes de chorizo casero con crema de camembert y epazote fresco. Aunque a Mawey se va, sobre todo, a comer tacos. Más tradicionales, como los al pastor, los de cochinita pibil o los de carnitas de pato con mole rojo, o actualizados, como los de oreja crujiente y sepia con salsa de chile habanero; el árabe, en el que la tortilla se reemplaza por pan de pita, con carne de cerdo adobada con chile pasilla; los de brisket (pecho) con queso y crema ranchera, o los campechanos de vaca rubia gallega con tres chiles y piparras. Postres muy dulces, como gustan en México. El mejor, la tarta de queso con panela. Y no pidan café. No tienen. Supongo que se trata de facilitar la rotación de las mesas.
Cierra los martes.