Comienza la carrera hacia Ajuria Enea, por primera vez sin la amenaza de las bombas de ETA pero con el regreso en la arena electoral de la vieja Batasua. Los partidos vascos se sitúan esta noche en el trampolín de arranque de la campaña electoral más larga que se recuerda en el País Vasco. Concretamente, desde que el pasado mayo el PP vasco decidiera retirarle su apoyo parlamentario al lendakari, Patxi López, que acabó haciendo lo que todos le pedían: adelantar las urnas al 21 de octubre.
Aunque ha sido la crisis, y más concretamente el debate sobre fiscalidad, la cuestión que había monopolizado hasta ahora el rifirrafe político, la manifestación independentista de Cataluña del pasado día 11 de septiembre se ha colado de lleno en la campaña vasca. Así, mientras EHBildu pide la declaración de independencia unilateral y el PNV reviste su apuesta con un nuevo Estatus político para Euskadi pactado previamente en el Parlamento de Vitoria, socialistas y populares defenderán el actual marco estatutario.
Urkullu, el favorito
El regreso de Batasuna en la coalición de EHBildu reconstruirá el juego de fuerzas del próximo Parlamento Vasco, para el que todos los sondeos pronostican una amplia mayoría nacionalista. Aunque a priori es el PNV, con su candidato Iñigo Urkullu, el mejor posicionado para alzarse con la victoria electoral, los radicales se ven con opciones de ganar, por primera vez en la historia.
El PSE, al que nadie le da ninguna posibilidad para reeditar Gobierno, y el PP pugnarán por el voto constitucionalista, «más del 51 por ciento» de los ciudadanos vascos, aseguran los de Antonio Basagoiti, que llaman a la movilización de quienes se sienten «vascos y españoles» para frenar el desafío soberanista.
La batalla alavesa
La abstención será otra de las claves que sin duda marcarán el resultado final, ya que según los distintos sondeos de los partidos uno de cada cuatro votantes aún no tiene decidido su papeleta del día 21 de octubre. De ahi que los partidos volcarán toda su maquinaria electoral a la cada del voto en las próximas dos semanas. Una vez más, la batalla en Álava -la provincia menos nacionalista históricamente- será determinante para el reparto de escaños.





