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No se presenta a las elecciones, pero ha puesto más ahínco y energías que los candidatos directos para hacer que la presumible victoria de Mariano Rajoy en las elecciones generales de mañana sea lo más rotunda posible para el PP. Sería la guinda del pastel político que empezó a cocinarse hace tres años y cinco meses en el seno de un PP debilitado y casi sin rumbo antes del complicado Congreso de Valencia. De ahí salió un binomio formado por un presidente cuestionado, Mariano Rajoy, y una novel secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, que hoy día puede presumir de haber llevado al PP de éxito en éxito electoral —hasta cinco—, cuyo último episodio se puede escribir mañana.

Cospedal (Madrid, 1965) pasó su infancia y juventud en Albacete. Tras ingresar en 1991 en el cuerpo de abogados del Estado, tuvo un prolífico periplo profesional en diversos ministerios, tanto con el PSOE como con el PP. En 2005 fue nombrada consejera de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid por Esperanza Aguirre, su mentora política.

Las vicisitudes hicieron que en 2006 fuera designada para la difícil tarea de terminar con 24 años de gobierno socialista en Castilla-La Mancha. No pudo ser en el primer «round» contra un Barreda heredero de Bono, aunque el PP recuperó terreno. Todo cambió en el segundo asalto. Y lo hizo gracias al golpe de efecto de Rajoy al nombrarla en 2008 secretaria general del partido. No se arrugó ante esta responsabilidad. Dentro de Castilla-La Mancha tuvo que aguantar las críticas socialistas por su doble cargo. Pero eso fue lo que derrotó al PSOE. En el partido, Cospedal ha lidiado situaciones espinosas, como el caso «Gürtel», ante el que algunos dirigentes se pusieron de perfil.

Su triunfo en Castilla-La Mancha fue también el de Rajoy, quien prestó su apoyo para terminar con 28 años de socialismo. Cospedal lo consiguió en cinco años, y ahora quiere devolver con creces el favor, doblando al PSOE en diputados (14-7), después de haber marcado el tortuoso camino que deberá seguir Rajoy: hacer frente a una administración en bancarrota. El actual Gobierno de Castilla-La Mancha ha heredado del socialismo la mayor deuda de las comunidades autónomas, para lo que ha puesto en marcha un drástico plan de ajuste, mientras que Rajoy recibirá un país al borde del rescate.

Ante la hipótesis más que probable de victoria, para el PP todo cambiará desde mañana. El nuevo Gobierno será centro de los focos y el partido pasará a un segundo plano. Siempre ha ocurrido. Pero eso no impedirá que Cospedal, frente a los que pudieran pensar otra cosa, siga siendo una secretaria general con el peso que acumula su historial político y el haber abierto brecha. Desde Castilla-La Mancha.