Chaumet, Van Cleef & Arpels, Cartier, Bulgari... Dicen que el gusto de la Reina Victoria Eugenia por las joyas era proverbial. En su testamento, la abuela de Don Juan Carlos legó las piezas más importantes de su colección a su hijo, el Conde de Barcelona, rogándole a éste que se las transmitiera al Rey. «El resto de mis alhajas que se repartan entre mis dos hijas», estipuló la Soberana. Sotheby’s acaba de anunciar la subasta de una de esas piezas, un brazalete de perlas de concha, esmalte y diamantes creado por la firma francesa Cartier a finales de 1920.
«Esta deslumbrante alhaja la ofrece en subasta un miembro de la Familia Real española, en cuyas manos ha permanecido desde su creación. No podemos revelar su identidad, porque así ha sido estipulado por el vendedor», anunciaba Sotheby's la semana pasada. Sin embargo, la casa de subastas ha emitido ayer un comunicado en el que corrige la procedencia de la joya, aclarando que su dueña actual es «una heredera directa de Victoria Eugenia, una dama de título», es decir, un familiar del Rey, pero no un miembro de la Familia Real como tal.
Vendedor anónimo
La pieza, valorada en 1.4 millones de dólares (poco más de un millón de euros), pertenecería a los descendientes de las Infantas Beatriz y María Cristina, hijas de Alfonso XIII, quienes heredaron una parte importante de la colección de Victoria Eugenia tras su muerte, en 1969. Los expertos consultados por ABC coinciden en que la misteriosa propietaria podría ser una de las primas italianas del Rey, ya sea de la rama de los Marone-Cinzano o de los Torlonia. Sotheby's no ha podido confirmar esta información. «El departamento de joyería guarda con mucho cuidado la identidad de los consignadores», dice Andrew Montgomery, portavoz de Sotheby's España.
Lo cierto es que la identidad del dueño original basta para que la venta sea un éxito. «La procedencia siempre juega un gran papel en las subastas y los resultados de nuestras ventas de "joyas de la nobleza" durante los últimos cinco años confirman que el interés en joyas reales o principescas crece todo el tiempo», explica a ABC Daniela Mascetti, una de las mejores gemólogas del mundo y directora internacional del departamento de joyería de Sotheby's. «No me sorprendería que este brazalete supere las estimaciones de venta. ¡Esta joya es verdaderamente única!».
Una pieza única
Los expertos también coinciden en que la pulsera, que saldrá a subasta el 14 de noviembre en Ginebra con un precio base de 600.000 euros (y un tope de un millón), es una de las más extraordinarias de los siglos XIX y XX. «Es una de las mejores alhajas diseñadas por Cartier en los años 20», dice David Bennett, presidente del departamento de joyería de Sotheby's para Europa y Oriente Medio. «El uso de perlas de concha no era algo habitual en ese período, por lo que creemos que ese elemento fue solicitado o facilitado por la mismísima Victoria Eugenia».
El brazalete se venderá junto a otros lotes de origen nobiliario como, por ejemplo, unos pendientes de rubíes que pertenecieron a la princesa María de la Piedad Iturbe y Scholtz, madre del famoso empresario marbellí Alfonso de Hohenlohe-Langenburg. Estos pendientes, valorados en más de dos millones de euros, prometen ser otra de las «vedettes» de la esperada subasta de noviembre.