Para Miguel Ríos los casi cincuenta años en el oficio de la música han pasado demasiado rápido. Este joven rockero de sesenta y siete años, pondrá punto final a su carrera los días 16 y 17 de septiembre en el Auditorio Rocío Jurado de Sevilla. «Me voy porque llevo ya cincuenta años. Además, no soy una estrella, las estrellas no se retiran, yo me voy porque soy un currante», dijo, y aseguró que, «mi retirada es una liberación. Ya no tendré que estar siempre buscando la vanguardia, sino en la retaguardia, donde está la experiencia y allí me encontrarán quienes necesiten algo de mí».
El artista confesó haber elegido Sevilla para su despedida de la gira de «Bye, bye Ríos, Rock hasta el final», por una cuestión familiar. «Mi familia ha sido quien comenzó a organizar esta despedida, además es un concierto que voy a hacer yo solito, si hay amigos estarán a mi lado, pero no sobre el escenario», aseguró.
A lo largo de su intervención recordó varios momentos que calificó de «totémicos» en su carrera, «como el viaje a Nueva York donde sonó en la 5 Avenida el “Himno de la Alegría”, o la gira del Rock and Río».
Pero Miguel Ríos no se va del todo. Confesó que sería incapaz de dejar de cantar, «De alguna forma me tendré que quitar el mono que me va a entrar cuando piense que no hay más giras y que estoy solo. Lo que haré será devolver a la sociedad lo que la gente me ha dado todos estos años», y anunció que hará varias actuaciones «siempre con otro formato, no como los que he hecho hasta ahora», en los que cantará para Amnistía Internacional y para la Once en noviembre y diciembre.
La crisis y el arte
Miguel Ríos también se mostró preocupado por la situación de la música en la actualidad, «no sólo por la crisis económica, sino sobre todo por la situación de la creación que ha caído en manos de los mercaderes y no de los creadores. Y, sin embargo, ahora hay chavales tocando con mucho criterio en cientos de salas de ensayo con una enorme fe, como diría yo..., como los primeros cristianos. Y ellos saben que el futuro que les espera es durísimo».
Alabó la vuelta de grupos y cantantes de los 80, «pero es que yo no me fuí cuando ellos lo hicieron, y no lo hice en momentos que era dificilísimo permanecer. Aquello fue heroico», añadió, «pero no quiero permanecer para siempre, ni ser el más rico del cementerio. Ya no necesito más aplausos. Me voy a retirar y viviré como siempre he hecho», dijo.
Confesó sonriente no ser una persona nostálgica, «nunca la he tenido, además, pienso que es una especie de salvavidas de los que no creen que pueden hacer el tránsito que queda para llegar. No, definitivamente no soy un nostálgico».
Dijo también sentirse querido por el público. No en vano es un cantante con fans de cuatro generaciones. «Sé que hay gente que ha recomendado mi música a otros, diciendo escucha esto que es estupendo, y así ha funcionado siempre, porque además tu haces un disco y la radio pone una o dos canciones, y las otras 17 quedan en el olvido. Al final sabes que tu música la difunde la gente que es quien habla de tu trabajo. En el mundo de hoy los discos se han depreciado tanto que los grabas por ti mismo, para hacer tu obra», aseguró.
Ahora que tendrá más tiempo, confesó, que le gustaría escribir sus memorias, «o mejor dicho, las cosas que me han pasado, no una biografía al uso, sino las experiencias, que de verdad han sido muchas».
Al final alguien le preguntó por el secreto de su eterna juventud, «no sé, supongo que es porque he trabajado en lo que me gusta, o a lo mejor—dijo sonriendo— es simplemente genético», lo cierto es que yo he trabajado en este oficio para que la gente me quiera, nada más».





















