Apenas dos semanas después de que Caja Mediterráneo (CAM) aprobara una operación de características similares, el sistema financiero valenciano ha cambiado del todo su fisonomía. Una revolución en toda regla. Bancaja y CAM continuarán en la elite nacional.
Cumpliendo su máxima de los últimos años, ambas han recorrido caminos paralelos sin llegar a converger pese a una última intentona frustrada para sondear una fusión que se reveló utópica. Antes de que comenzara la reestructuración auspiciada por el Banco de España e impulsado a través del pacto político entre José Luis Rodríguez Zapatero, ocupaban el tercer y cuarto puesto en el ranking de cajas.
La fórmula de SIP logró aplacar el malestar inicial de los principales referentes económicos
Las dos, junto a Caixa Ontinyent, cuentan con la confianza mayoritaria de los impositores valencianos y acaparan el 46 por ciento de los depósitos, de acuerdo con los datos del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) correspondientes al cierre del cuarto trimestre de 2009.
Líderes en depósitos
Los ciudadanos de la Comunidad expresan así su confianza en las cajas locales, frente a las foráneas (13,63% de los ahorros) y los bancos (28,11%). El papel que han desempeñado Bancaja y CAM en el desarrollo económico local se constata también en su actividad crediticia.
De hecho, de acuerdo con las cifras del IVF, un tercio de los préstamos pendientes de devolución han sido concedido por estas entidades. Un dato que explica el interés del empresariado autonómico por retener los centros de decisión financiera.
Malestar empresarial
En este sentido, la fórmula adoptada en el Sistema Institucional de Protección (SIP) del que formará parte Bancaja logró aplacar el malestar inicial de los principales referentes económicos de la Comunidad Valenciana, así como de la patronal.
Bancaja dominará por encima del cuarenta por ciento de la primera caja de España
En el caso de la CAM, la consecución de la obra social y la presidencia, no ejecutiva, de Modesto Crespo, lograron el mismo efecto. Como subrayaba este miércoles el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, «lo importante es que vuelva la fluidez del crédito».
Una postura que representa a las pymes, frente a los grandes empresarios, más propensos a la interlocución directa con las altas esferas para lanzar «recomendaciones» al departamento de riesgos. En este caso, la vicepresidencia ejecutiva de Olivas puede mitigar la pérdida que supone el traslado de la sede operativa a la capital de España, al igual que sucederá con el SIP en el que se ha integrado la CAM. La presión del Banco de España por consumar la reducción del tejido financiero ha dado sus frutos. Las dos principales cajas valenciana han encontrado nuevos socios.
Por su parte, el Banco de Valencia se incluye en el SIP con Caja Madrid. Caja Campo accedió al grupo cooperativo Caja Mar. Y Ruralcaja ha logrado integrar 13 entidades para integrar el Grupo Cooperativo Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), que nace con una red de 618 oficinas, un equipo humano de 2.538 personas y unos activos totales medios de 12.000 millones de euros.






