Fátima vive desde hace 19 años en Cunit, un municipio costero de Tarragona. Es española de origen marroquí y trabaja como mediadora cultural en el Ayuntamiento. Desde hace dos años sufre, presuntamente, el acoso del imán de la localidad por no querer llevar velo, tener amigos españoles y, también, por conducir su propio vehículo.

En diciembre de 2008 le denunció por primera vez. Ya tiene dos órdenes de alejamiento por calumnias, amenazas y coacciones, que también se han extendido al resto de su familia.

La situación para ella es cada vez más tensa. Por este motivo, representantes de medio centenar de asociaciones de inmigrantes de la Comunidad de Madrid visitaron ayer a Esperanza Aguirre para pedirle que apoye su causa.

La presidenta regional recibió en la Real Casa de Correos a diez mujeres marroquíes, jordanas, palestinas y somalíes en representación de estas asociaciones de inmigrantes, que le hicieron entrega de un manifiesto de apoyo a Fátima Ghailan.

El escrito denuncia que se han querido limitar sus libertades como mujer, ciudadana y española por no someterse a las exigencias del imán, con la complacencia de la alcaldesa de su pueblo.

Garantizar la libertad

«Queremos que Fátima pueda vivir en un país que le garantice vivir en libertad. La libertad de decidir cómo quiera vestir, los amigos que quiera tener, el idioma que quiera hablar o la religión que quiera profesar», cita el manifiesto que han entregado a la presidenta.

Mina Tadili, presidenta de la Asociación de Mujeres Inmigrantes Integra y portavoz de la plataforma de apoyo a Fátima en la Comunidad de Madrid, ha anunciado que las entidades firmantes del manifiesto quieren visitar también a los ministros de Justicia y de Igualdad para pedirles que se adhieran a su campaña de captación de apoyos, de denuncia y de solidaridad con la mediadora cultural. Además, ha indicado que estas asociaciones se van a manifestar en Madrid el próximo 8 de marzo, Día de la Mujer, a favor de la libertad para Fátima G.

Según Mina Tadili, esta mujer trabaja para la integración «como casi todas las que estamos aquí», lo que «no gustó al imán de Cunit, que intentó quitarla de en medio y poner su propia ley» entre los musulmanes de aquella localidad. «Fátima -dice- tiene miedo pero no se rinde, y no se va a poner el pañuelo, no porque esté en contra sino porque no quiere».

Reproches a la alcaldesa

Los reproches de las asociaciones también se dirigen contra la alcaldesa del municipio (Judit Alberich) que, denuncian, actúa en connivencia con el imán. «El otro día recibió al imán en su despacho, cuando ya existía una orden de alejamiento contra él; mientras, Fátima se encontraba en el despacho de al lado».

La Fiscalía, dicen las portavoces de las asociaciones, ha pedido cinco años de prisión para el imán por agresión física. Fátima tiene 31 años y es hija de un imán de Larache, ciudad al noroeste de Marruecos de donde emigró para establecerse en Cunit. Los problemas surgieron cuando fue contratada como mediadora por el Ayuntamiento, hecho que ella interpreta como el detonante para que el imán -hasta ese momento único interlocutor entre la comunidad musulmana y el Ayuntamiento- la acosara.