
Domingo
, 24-01-10
Por la parte más amplia no alcanza los veinte centímetros y su peso no llega a los 175 gramos, pero es capaz de alojar en su interior toda una biblioteca con el contenido de algunos de los volúmenes más gruesos y pesados. El libro electrónico ya ha llegado a Córdoba y desde la pasada Navidad ha empezado a llamar la atención tanto de lectores de literatura como de grandes profesionales que ven la capacidad de almacenar contenidos en muy poco espacio. Los expertos auguran una amplia implantación, aunque no todo el mundo lo ha recibido igual.
Los interesados en este aparato lo pueden encontrar por el momento en El Corte Inglés. José Antonio Mure, de la sección de Electrónica, explicó a ABC que el libro electrónico, pese a su todavía elevado precio, ha sido uno de los regalos estrella de la pasada Navidad. La tienda de Córdoba recibió los primeros ejemplares hace un año, aunque el mayor interés se generó a partir de otoño. «Desde entonces se han vendido 300 ejemplares, una cifra bastante alta para Córdoba», recalca.
Pese a que se habla de él desde hace un año, el libro electrónico es todavía un relativo desconocido, especialmente para los amantes de la lectura. Aunque algunos ya se han interesado por él, son los seguidores de las nuevas tecnologías quienes primero han preguntado. De hecho, allí no se vende en la librería, sino junto a las cámaras digitales y ordenadores.
José Antonio Mure muestra los que vende El Corte Inglés fabricados con su propia marca, Invesbook. Se trata de un dispositivo de 118 milímetros por 188 y de apenas 8,5 de grosor, con una pantalla. Funciona como un ordenador que al abrirse ofrece un menú en el que el usuario puede elegir entre las obras almacenadas. Invesbook se sirve con una biblioteca de 125 clásicos más las 25 obras de la Biblioteca de Cervantes.
Cuando se selecciona la lectura, la pantalla ofrece la primera página y mediante un cursor se permite ampliar o reducir la imagen (para personas que tengan dificultades para las letras pequeñas), pasar de página y marcar el punto en que se abandona la lectura.
La tinta electrónica
Una de las mayores novedades está precisamente en la pantalla, muy distinta de la de los ordenadores. Es lo que se conoce como «tinta electrónica», porque a base de micropartículas electromagnéticas evita la luz de los habituales monitores de ordenador, que suelen producir cansancio a la vista.
Su capacidad de almacenaje es muy amplia: tiene una memoria interna de 512 megas, lo que, teniendo en cuenta que cada libro tiene un «peso» de medio mega, arroja que su capacidad total ronda el millar de títulos.
A través de un puerto USB, el usuario puede cargar desde el ordenador más contenidos en casi todos los formatos posibles, especialmente PDF, y leerlos a través de la pantalla. El gasto de batería es muy bajo, de forma que pese a estar encendido sólo consume al pasar una página, y se regenera conectándolo al ordenador. Admite una tarjeta de memoria SD (similar a la de las cámaras) de hasta 4 gigas, con lo que su capacidad sería casi ilimitada.
Claro que no todo son ventajas. Su precio todavía es elevado: 299 euros, algo menos si es más pequeño. Se espera que en los próximos meses se haga más asequible. Tampoco es fácil todavía encontrar muchos títulos en versión digital. «Por problemas con las editoriales todavía es más fácil acceder a los clásicos», cuenta el vendedor.
De todas formas, Mure recuerda que muchos de los clientes lo utilizan para el trabajo. Son médicos que pueden cargar el vademécum o abogados que se llevan los expedientes y los pueden consultar sin necesidad de recurrir a las grandes carpetas. Su evolución no se conoce, pero ya apunta que en los Estados Unidos «mucha gente lee el periódico a traves de estos objetos en el metro y compra libros en formato digital por precios de entre cuatro y diez dólares». De momento para esa estampa en Córdoba habrá que esperar.


