Actualizado Martes, 12-05-09 a las 12:25
En febrero de 2004 fallecía Marga del Río, la mujer de Antonio Vega; la compañera de vida que lo ayudó a levantarse cuando ya había tocado fondo; aquella que lo inspiró en «Anatomía de una ola» y que firmó algunas de los temas de aquel disco. Se conocieron en Palma de Mallorca. Ella trabajaba para Chrysalis, él grababa para esa compañía discográfica. El flechazo fue inmediato. Vega renacía de sus cenizas y dedicaba a su amor canciones llenas de ternura:
«Mujer hecha de algodón, de seda, de hierro puro. Quisiera que mi mano fuera, la mano que talló tu pecho blando de material tan duro. Sigo en silencio su respiración acompasando los latidos de dos corazones. Nunca le han faltado a nuestro amor para estar vivo razones...»

Pero la chica de «Seda y Hierro» se fue y se llevó con ella el alma de Antonio y dejó un cuerpo que no ha podido soportar pasar otras «3000 noches sin Marga».

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