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Actualizado Lunes, 28-07-08 a las 13:44
El «via crucis» de las empresas inmobiliarias se debe al brusco parón de la demanda de viviendas, la sequedad de crédito repentina provocada por la crisis hipotecaria y el excesivo endeudamiento. La conjunción de las tres vertientes ha dado lugar a un círculo vicioso en el que las compañías necesitan liquidez, pero no la pueden conseguir porque no venden ni un piso, y además los bancos ya no prestan dinero.
Una circunstancia que ha sepultado a Martinsa-Fadesa en los infiernos del concurso de acreedores pero que puede llevarse por delante a muchas otras que están en una situación parecida. Todo dependerá de que puedan renegociar sus posiciones con los bancos acreedores, los únicos que pueden darles aire hasta que el temporal escampe.
Entre las grandes y medianas compañías del sector, unas han conseguido un acuerdo de financiación con la banca que les permite aplazar sus pagos para dentro de unos años, cuando supuestamente volverán a venderse pisos. Otras están pendientes de cerrar ese acuerdo que no llega. Algunas ya han caído en el concurso de acreedores, otras podrían hacerlo pronto, y muchas han tenido que adelgazar sus plantillas mediante Expedientes de Regulación de Empleo (ERE).
La venta de activos es otra de las opciones para intentar salvar el cuello, como la que realizó el pasado viernes Metrovacesa, que vendió dos centros comerciales a la primera inmobiliaria europea, Unibail Rodamco, por 434 millones de euros. El problema es que los inmuebles están peor valorados que cuando fueron comprados.
Pero la situación de Martinsa no es una «rara avis» en el sector, ya que viendo la estructura de negocio y la deuda que tienen ahora mismo, otras grandes como Metrovacesa, Colonial y Reyal Urbis podrían seguir el mismo camino.
Metrovacesa. Este gigante pasó de ganar 219 millones en 2004 a casi 1.800 en 2006. Llegó a ser la mayor inmobiliaria de la Eurozona, pero ahora es la quinta. Entre medias, un complicado proceso de opas y contraopas la ha dividido en Metrovacesa —controlada por la familia Sanahuja— y Gecina, los activos en Francia —controlada por Joaquín Rivero y Bautista Soler—. Compró en mayo del año pasado la sede londinense del HSBC por 1.017 millones, y aún tiene que cerrar el pago de más de 800 durante este año. El resto de sus 7.080 millones de deuda tienen pagos más dilatados.
Colonial. Su deuda es de 9.000 millones, por 785 de capitalización. Sus activos, por otra parte, tienen fama de ser de gran calidad, pero con la que está cayendo en el sector de poco sirve y nadie sabe si valen los 11.630 millones en que están tasados.
La compañía, que está gestionada por La Caixa y el Popular —sus dos principales acreedores— espera firmar un acuerdo antes de agosto para refinanciar su deuda. Vender su participación en la francesa SFL o su 15% de FCC (entre las dos valdrían 4.100 millones) es una de las pocas salidas que tiene, pero los precios ahora son mucho más bajos que cuando invirtió y habría que ver si está dispuesta a vender aún a costa de no recuperar lo pagado.
Reyal Urbis. Un nuevo caso —como el de Martinsa— en el que las ansias de crecimiento han puesto en jaque a la compañía, tras la adquisición de Urbis por 4.000 millones. Debe unos 6.000 millones, pero con sus 30 millones de beneficio en 2007 difícilmente podrá hacer frente a este pago. La negociación para la refinanciación de la deuda está pendiente desde abril, sin que haya visos de que vaya a encontrar solución. La compañía tiene una cartera de 10.000 viviendas en promoción.
Hábitat. Firmó la refinanciación de su deuda en febrero, pero fuentes de la compañía aseguraron a ABC que su primer plazo a pagar —de 50 millones— no podrá hacerse efectivo en su totalidad porque las ventas van muy mal. Las mismas fuentes señalan que se quiere evitar a toda costa el concurso de acreedores, para lo cual contará este año con el apoyo de Ferrovial (que posee un 20% de Hábitat) y para el que viene posiblemente con la ayuda de La Caixa, uno de sus principales acreedores, que apoyará a la promotora mediante créditos blandos u otra fórmula similar. La compañía aprobó un ERE en junio por el que echará a 134 trabajadores y otro dobte 350 su red de intermediación de vivienda de segunda mano, Don Piso, según informa Joan Carles Valero.
Afirma. Fue la primera en avisar de que algo no iba a ir bien en el sector, cuando llamándose aún Astroc se desplomó un 42% en un sólo día al salir sus problemas financieros a la luz. De los 72,6 euros que marcó su acción de máximo en febrero de 2007 a los 0,85 del pasado junio media el fin de un ciclo. La nueva Afirma, con nuevo nombre para alejarse de la estigmatización del «efecto Astroc», refinanció su deuda de 1.500 millones para empezar a pagar en 2010 y acabar en 2013.

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