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CICLISMO

Claude Criquielion, ciclismo en las venas

El corredor belga, fallecido a los 58 años, remite al ciclismo torrencial de los años 80, el de Hinault, Fignon, Delgado, Roche, Lemond...

Claude Criquielion, ciclismo en las venas EFE

M. Á. BARROSO

Claude Criquielion remite al ciclismo torrencial de la década de 1980, cuando los corredores usaban chichonera en lugar de casco, los auriculares para recibir órdenes no existían y se repartía estopa en cada etapa. Era el ciclismo de los Hinault, Fignon, Delgado, Roche, Lemond... Como buen belga, Criquielion amaba los «monumentos», como la París-Roubaix o las clásicas que conforman el Tríptico de las Ardenas: la Flecha Valona (prueba que ganó dos veces gobernando el Muro de Huy ), la Amstel Gold Race y la Lieja-Bastoña-Lieja.

No destacaba en nada y era bueno en todo: subiendo, bajando, esprintando. Entre las grandes, frecuentó sobre todo el Tour de Francia (12 veces). Pero su olfato estaba al servicio de las pruebas de un día con pildorazos de sufrimiento. «El Tour de Flandes tiene el Muro de Grammont; la Amstel Gold, el Cauberg, y la Lieja-Bastoña-Lieja, La Redoute...», decía. «Pero el Muro de Huy es de lejos el más difícil» . Fue campeón del mundo en ruta en 1984, en Barcelona, y pudo repetir en 1988, pero Steve Bauer (que fue descalificado) le cerró en el sprint y provocó su caída. Ganó el italiano Fondriest y Criquielion entró caminando y dolido en la meta.

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