Actualizado Miércoles, 29-04-09 a las 12:44
Más de 100.000 civiles desplazados en el territorio de Lubero, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), necesitan "desesperadamente" la ayuda humanitaria de las agencias de la ONU y la protección militar de las fuerzas de la misión de Naciones Unidas (MONUC) frente a las milicias rebeldes ruandesas y las tropas del Ejército regular congoleño, según advirtió hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
Asimismo, denunció que aún no han llegado los 3. 000 soldados de refuerzo aprobados el pasado mes de noviembre por el Consejo de Seguridad de la ONU pese a los gravísimos abusos contra los Derechos Humanos perpetrados por todas las partes, incluidos los soldados del Ejército que participan, codo con codo con las fuerzas de la MONUC, en las operaciones conjuntas contra los rebeldes hutus ruandeses.
Algunos de los peores abusos, añadió, se han producido incluso en localidades en las que hay o ha habido presencia de soldados de la misión de Naciones Unidas.
Brutales violaciones"Tanto los rebeldes como los soldados perpetran violaciones brutales", declaró la investigadora para Africa de Human Rights Watch, Anneke Van Woudenberg. "Los civiles que huyen para salvar sus vidas se encuentran atrapados entre el martillo y el yunque y no saben dónde protegerse", prosiguió. "Tienen necesidad urgente de protección y de asistencia humanitaria, pero hay demasiado pocos soldados de paz y demasiado pocas agencias de la ONU para ayudarlos", agregó.
A mediados del pasado mes de enero, las fuerzas gubernamentales congoleñas, apoyadas inicialmente por el Ejército ruandés y posteriormente por la MONUC, lanzaron una operación militar contra dos milicias hutus ruandesas desplegadas en el este de la RDC, las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) y la Agrupación por la Unidad y la Democracia (RUD, por sus siglas en francés).
Según la ONU, los últimos combates han obligado a más de 100.000 personas a abandonar sus casas en el territorio de Lubero, en la provincia de Kivu Norte, lo que eleva a 250.000 los desplazados acumulados desde enero. Numerosos civiles se han refugiado en las aldeas y ciudades de Luofo, Kayna, Kirumba, Kanyabayonga y Kasegbe, en Lubero. Algunas de estas localidades han sufrido ataque de las milicias rebeldes ruandesas.
Según las informaciones recogidas por los investigadores de Human Rights Watch en Lubero, al menos 35 civiles han sido asesinados, 91 mujeres y niñas han sido violadas y cientos de casas han sido incendiadas desde que comenzaron las operaciones. Tanto los combatientes ruandeses como los soldados congoleños han perpetrado ataques contra la población civil, a la que acusan de apoyar al enemigo.
Human Rights Watch advirtió también de que los desplazados se enfrentan a importantes problemas para "sobrevivir". "Lejos de sus casas y sin capacidad de recoger sus cosechas, estas personas pasan hambre en todo momento y dependen de la escasa ayuda que le facilitan unas familias de acogida ya de por sí sobrecargadas", manifestó HRW.
"En la actualidad trabajan pocas agencias de la ONU y pocas organizaciones humanitarias en el territorio de Lubero para aportar una ayuda tan necesaria, teniendo en cuenta la insuficiencia de la ayuda financiera suministrada por los donantes de fondos", prosiguió.
Cinco niños quemados vivosAlgunos de los ataques más graves se han producido en localidades en las que, incluso, hay presencia militar de la MONUC. Al respecto, la organización recordó el caso de cinco niños que fueron quemados vivos el pasado 17 de abril durante un ataque de los combatientes ruandeses en la aldea de Luofo, donde más de 12. 000 personas se habían refugiado.
El ataque ha sido interpretado como una represalia de los rebeldes ruandeses contra la población civil en respuesta a las operaciones militares del Gobierno de Kinshasa. Las autoridades locales aseguraron que habían recibido, días antes del ataque, una carta de un comandante de la RUD en la que advertía de que sus hombres "seguirían quemando y enterrando" a la población de Luofo. Human Rights Watch ha documentado otros actos similares de represalia perpetrados por la otra milicia ruandesa, las FDLR, en diveros puntos de Kivu Sur.
Se da la circunstancia de que el ataque de Luofo se produjo sólo cinco días después de que la MONUC retirara a sus fuerzas de su base operativa temporal desplegada en la aldea, tras la llegada de los soldados del Ejército congoleño. Para justificar este repliegue, los responsables de la ONU explicaron que la presencia de los soldados de la MONUC era más urgente en otros lugares.
La MONUC dispone de menos de 400 soldados en el territorio de Lubero, destinados en dos bases permanentes en Kanyabayonga y Lubero y en dos bases temporales creadas recientemente en Luofo y Kirumba.
Las milicias ruandesas han amenazado recientemente con atacar en breve las aldeas de Kirumba y Kayna, próximas a Luofo y que albergan a más de 35.000 desplazados.
Los refuerzos de la ONUPor otra parte, HRW recordó que los 3. 000 refuerzos para la MONUC autorizados en noviembre por el Consejo de Seguridad de la ONU aún no han llegado al este de la RDC, "a pesar de las promesas de los miembros del Consejo de impulsar un despliegue inmediato".
Tampoco se ha concretado el envío de los helicópteros y de la ayuda en materia de inteligencia militar "que la misión necesita desesperadamente", prosiguió. El pasado 9 de abril, el jefe de la misión, Alan Doss, advirtió al Consejo de Seguridad de que, sin estas ayudas, "se verá reducida la capacidad de la MONUC para responder rápidamente a las amenazas que puedan surgir y para proteger a los civiles".
"Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU han concedido a la MONUC un mandato fuerte de protección de civiles, pero no le dan los medios para cumplir este mandato", denunció Anneke Van Woudenberg. "Los miembros del Consejo de Seguridad deben facilitar, inmediatamente, el apoyo que han prometido", manifestó.
Por otra parte, prosiguió HRW, los soldados del Gobierno congoleño, "responsables en sí mismos de la protección de sus compatriotas", han estado implicados en "buena parte" de los abusos.
De las 91 mujeres y niñas que consta que han sido víctimas de violencia sexual en los últimos meses, al menos 56 aseguraron que habían sido violadas por los soldados, que las acusaban de estar casadas con combatientes de las FDLR.
"Las tropas gubernamentales, poco disciplinadas y no pagadas, han incendiado y saqueado cientos de casas, detenido arbitrariamente a civiles, robado sus cosechas y desvalijado sus propiedades", según la organización. Pese a que la MONUC participa en las operaciones militares conjuntas con las fuerzas de Kinshasa --en el marco de la 'Operación Kimia II'--, las fuerzas de la ONU "no han sido capaces de impedir que los abusos de los soldados del Gobierno contra los civiles", denunció HRW.
"Las autoridades congoleñas deben disciplinar a los soldados que haya cometido abusos, a fin de poner fin a las violaciones y saqueos", advirtió Anneke Van Woudenberg. "Los responsables de la ONU deberían indicar claramente que sus soldados de paz no pueden apoyar operaciones militares en las que los soldados congoleños cometen abusos contra los civiles", agregó.