La Academia Espinar
Domingo, 08-03-09
JUNTO a la Universidad Laboral, el otro gran centro educativo cordobés del siglo XX desaparecido es la Academia Espinar. Es cierto que subsiste un centro concertado con este nombre pero con unas connotaciones distintas de lo que significó la Academia Espinar en la Córdoba de los años cuarenta, cincuenta y sesenta.
Fue fundada en 1922 por Santiago Espinar, como centro libre de enseñanzas medias y con sede en la plaza de Jerónimo Páez, número 2. En 1941 pasó a ser homologado por el Estado como centro de bachillerato y mudó su sede cerca de la plaza Colón, primero, y luego a la calle Pedro López, abriendo también un internado en la calle Maese Luis, donde acogía alumnos de la provincia. Se inició entonces su etapa gloriosa, con Vicente Pascual Soler como esforzado director, con gran prestigio y abundante matrícula.
Desde su fundación y hasta 1960 fue el único centro privado seglar de bachillerato que existió en Córdoba, siempre al servicio de las clases modestas y medias de la capital y también de la provincia, que buscaban en él una enseñanza de calidad, acreditada por su profesorado y refrendada en reválidas y exámenes de Estado. Durante las décadas citadas antes, el Instituto Provincial, Salesianos, Maristas, La Salle y la Academia Espinar, fueron los forjadores de los bachilleres cordobeses.
Tengo dos puntos de referencia muy personales con la Academia Espinar. El primero fue mi tío, Juan Jurado Ruiz, profesor de Religión entre 1952 y 1960, que siempre recordó con orgullo esa etapa. Y el segundo ocurrió cuando, debido a un cáncer de piel de mi padre, tuvimos que acudir a un especialista en Madrid, el doctor Manuel Bermúdez, Jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Ramón y Cajal. Resultó ser originario de Baena y antiguo alumno de la Espinar. Los quince años que duró el tratamiento de mi padre, el doctor Bermúdez derrochó humanidad y profesionalidad.
Como éste, son muchos los antiguos alumnos de la Academia Espinar que han desarrollado una encomiable labor profesional, iniciada en la formación que recibieron en ella. Lamentablemente, no se ha realizado hasta la fecha ningún estudio, ni ninguna publicación, por sencilla que fuese, sobre lo que significó la Academia Espinar en Córdoba y reflejase, a través de documentos y relatos de su alumnado y profesorado, la labor de esa institución.
Fue hija de su tiempo, un tiempo con menor extensión del servicio educativo de segunda enseñanza que ahora, pero donde éste ya estaba al alcance de aquellos alumnos que quisieran aprovechar una oportunidad para estudiar que les abriera las puertas a diplomaturas y licenciaturas. Fueron tiempos de mayor calidad y exigencia en la enseñanza y de mayor aprovechamiento por los alumnos. Hablar de la Espinar es evocar, románticamente, esas realidades, hoy bastante mudadas.
Y si alguien quiere identificar aquellos tiempos con soberbias y prepotencias, que eche un vistazo a actitudes como la de la actual consejera de Educación de la Junta, a la cual ni siquiera el hecho de que el Consejo Escolar Andaluz haya rechazado el adelanto del inicio del curso académico, le ha impedido despachar el asunto con un: «Con el apoyo o sin el apoyo del Consejo Escolar, el curso se adelanta».
La memoria de la Universidad Laboral se ha recuperado, en parte, gracias a la celebración del cincuenta aniversario de su creación en 1956 y la reunión con dicho motivo de muchos antiguos alumnos y profesores. Esa podría ser la pista para recuperar la memoria de la Academia Espinar.

Enviar a:

¿qué es esto?


Más noticias sobre...