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Curiosidades de Sevilla: la Campana

Historia de Sevilla

Este enclave en pleno centro hace las veces de Kilómetro Cero de Sevilla. Recorremos la historia de este epicentro con las fotografías de ABC de Sevilla

Vista de la calle Sierpes desde la Campana en 1910 BARRERA
Laura Liñán

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Llega la Cuaresma a Sevilla y parte de la ciudad lleva a cabo ciertas tradiciones propias de este tiempo. Los cofrades esperan ansiosos el Miércoles de Ceniza para poner en marcha ese calendario de eventos, reuniones y cultos preludio de la Semana Santa. Estos cuarenta días previos al Domingo de Ramos se celebran en cada hermandad con traslados y actos de cada corporación, pero también se viven en otros puntos clave en la ciudad. Sin ir más lejos, en los bares. En muchos locales ya resuenan las marchas procesionales y el incienso ha empezado a aromatizar el ambiente para contagiar de la pasión cofrade. Y es que la gastronomía de Cuaresma es otra (deliciosa) tradición que vertebra estos días.

A colación con lo anterior, es inevitable reparar en uno de los establecimientos más señeros de Sevilla, y al cual los amantes del mundo semanasantero visitan con religiosidad en esta época. Se trata de la Confitería La Campana, un templo de las torrijas para muchos.

Antiguo anuncio de la Confitería La Campana ABC

Ya en el siglo XVIII había puestos de venta ambulante en la zona y un siglo después, abrió el famoso café de la Campana o de Bordallo y también la Cervecería Inglesa. En un principio los bares era sólo cosa de hombres. Era muy difícil ver a mujeres en el interior tomando algo y mucho menos a solas. Ellas sí quedaban para merendar o tomar café en las cafeterías y confiterías, como en la conocida Confitería La Campana, fundada en 1885 y que actualmente sigue abierta; de hecho ha realizado nuevas aperturas en la ciudad.

Este lugar es más que un rincón emblemático de Sevilla, su interior conserva la esencia de la decoración de los años 20 y azulejos de fabricación trianera datados en 1922. Cada Semana Santa cumple con la tradición cofradiera de vender nazarenos dulces. El escritor Joaquín Arbide aseguraba en su libro «Sevilla en los bares» (RD. Editores) que es la única casa en toda España que vende las típicas bomboneras de nazarenos sevillanos.

Fachada principal de la confitería cuando aún estaban permitidos los veladores ABC

El dibujo de la vidriera del escaparate es el mismo que en la fotografía que abre este reportaje, pero las palabras que vemos hoy rotuladas en la fachada han cambiado de lugar. En el chaflán donde veíamos «galletas», «A Hernández», y otros productos, ahora sólo queda el letrero que muestra con orgullo la fecha de apertura: «Fundada en 1885». Justo debajo es donde leemos ahora «caramelos», «panelletes», «pastas»y otras delicias de la pastelería. Todos los sevillanos reconoceremos los pequeños nazarenos que vendían en ese momento en el escaparate.

Pero la esquina que hoy conocemos por 'La Campana' es mucho más. Por ello, en este recorrido semanal por las curiosidades de Sevilla, nos detenemos en los detalles que nos cuenta Ángel José Hidalgo Garrido, en 'Enigmas y Leyendasde Sevilla' (Editorial Almuzara).

¿De qué viene le 'La Campana'?

Antes del ensanche que dio lugar entre la plaza de Jáuregui y la plaza del Duque, a lo largo de la calle Imagen, Laraña, Villasís y Martín Villa, la Campana era una calle más sin una anchura digna de mención.

El nombre le viene dado por una campana real que avisaba de incendios en las calles o barrios del centro. De hecho, como señala el autor anteriormente mencionado, «tal campana señalaba un almacén de pertrechos municipales con los que intentar extinguir el anunciado fuego. Con el tiempo el almacén se arruinó y se llevó a otro sitio». Tras esto, se acordó que la campana fuera cedida a la Colegial del Salvador, con la promesa de que se tocara cuando hubiera un incendio.

Entonces, en el lugar en el que se encontraba inicialmente la campana se pintó la silueta de una. Por ello, la Confitería La Campana presenta en la marquesina, justo en la esquina con la calle Sierpes, la ilustración de una campana.

¿Cómo se llamaba antes?

El mismo autor indica que antes de que la calle adoptara el nombre de 'Campana' se conocía como 'la calle del Pastelero y del Confitero', por dos negocios, muy dulces, que se encontraban en este enclave: «dos establecimientos de mucha categoría respostera».

Ese detalle no ha cambiado, y tampoco otro que también señala en su libro dedicado a este rincón de la ciudad. Y es que ya en tono al año 1839, en el siglo XIX, el gremio comercial que dominaba en la calle eran las zapaterías de gran lujo. En la actualidad puede que en la misma Campana no, desde que desapareció la conocida Pilar Burgos de la esquina de enfrente, pero en los aledaños sí que hay conocidas zapaterías sevillanas.

Justo al lado, otro café emblemático

Ya por los años veinte, como se aprecia en siguiente la imagen rescatada del Archivo Gráfico de ABC de Sevilla, en el actual edificio donde se sitúa en Burger King se situaba el pintoresco café París.

La Campana en una imagen del Archivo Gráfico de ABC de Sevilla ABC

En la esquina donde hoy se levanta el edificio del Ocaso, donde hoy está el Zara, se situaba la conocida Farmacia Central. Se aprecia en la imagen que también había una tienda Kodak, en cuya parte superior estaba colocado el letrero de los vinos González-Byass.

Sigue siendo un enclave muy concurrido del centro de Sevilla pero el público es muy distinto al de las imágenes en blanco y negro. En 1910, por ejemplo, paseaban por allí casi exclusivamente hombres, las mujeres estaban en otros quehaceres. Y todos ellos iban ataviados con algo en la cabeza, ya fuese una gorrilla o un sombrero de fieltro, todo dependía del bolsillo de cada cual. Hoy en día hombres y mujeres de todo tipo y con la indumentaria más variopinta pasean por la calle Sierpes. No podemos olvidarnos tampoco de los extranjeros, que no pierden ni un detalle de nuestra ciudad y no se olvidan de fotografiarla, como hoy día tenemos que agradecer que lo hicieran los fotógrafos de ABC.

Allí permanecen, no obstante, dos comercios históricos que por fortuna siguen en activo: la confitería La Campana y la administración de Loterías situada donde se instala el palquillo cuando la Carrera Oficial se adueña de la Campana por Semana Santa.

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