Fácil 
30 min 
Por Alfonso López Alonso
Para 2
3.5€/pers.
245kcal/100g
Ingredientes
- 2 filetes de ternera
- 1 huevo
- Harina de trigo
- Pan rallado
- Sal
- Pimienta negra
- Aceite suave para freír
- 1 limón
El escalope vienés, conocido también como Wiener Schnitzel, es uno de esos platos que sorprende por su sencillez y sabor. Con apenas unos filetes de ternera, harina, huevo y pan rallado conseguimos un plato crujiente por fuera, jugoso por dentro y listo en un abrir y cerrar de ojos.
Lo mejor es que admite un montón de guarniciones: desde la clásica ensalada de patata con un toque de limón, hasta unas simples patatas fritas o una ensalada fresca de lechuga y tomate. Este plato no solo es fácil, sino que además es perfecto para comer en familia o impresionar a los amigos sin complicarse la vida en la cocina.
El escalope vienés se originó en Austria y, pese a lo que muchos piensan, su historia se remonta al siglo XV en la región de Vicanizzo. La receta llegó a la península gracias a los comerciantes árabes y desde entonces ha dado la vuelta al mundo, adaptándose a diferentes culturas: en Suecia, Israel, Australia o en varios países de América del Sur, donde se le llama “milanesa” o simplemente “escalope”.
Lo interesante es cómo un plato tan sencillo ha logrado convertirse en un clásico global: basta un filete bien trabajado y un rebozado perfecto para conquistar cualquier paladar.
Si hablamos de platos que combinan carne tierna y rebozados crujientes, encontramos el milanesa argentina, que es casi un primo hermano del escalope vienés, aunque normalmente se acompaña con ensalada o puré de papas. Otra opción es el Katsudon, plato japonés con cerdo empanado, donde mezclamos ingredientes tradicionales con la cocina fusión. Y no podemos olvidar nuestros filetes empanados, un plato muy tradicional que comparte la técnica de rebozado y fritura, perfecto para quien busca un clásico de toda la vida con un resultado jugoso y delicioso.
Receta del escalope vienés
Preparación paso a paso
- Colocamos los filetes de ternera entre dos hojas de papel film. Con el martillo ablandador, damos primero un golpe suave con las púas para ir rompiendo ligeramente las fibras y después usamos la parte lisa para aplanar los filetes hasta dejarlos finitos y uniformes. Esto ayuda a que se cocinen rápido y queden tiernos.
- Echamos sal y pimienta negra al gusto, asegurándonos de cubrir toda la superficie de la carne. Este paso es importante porque la carne fina absorbe bien los condimentos y potenciamos su sabor desde el principio.
- Colocamos en tres platos hondos la harina, el huevo batido y el pan rallado. Cada plato cumple una función: la harina para que el huevo se adhiera, el huevo para que el pan rallado quede pegado, y el pan rallado para lograr ese acabado crujiente que todos queremos.
- Vertemos suficiente aceite suave en una sartén grande y lo ponemos a fuego alto. Queremos que el aceite esté bien caliente antes de poner los filetes, así se dorarán rápido y no absorberán demasiado aceite.
- Primero pasamos los filetes por la harina, retirando el exceso con un golpecito suave. Después los sumergimos en el huevo batido, dejando que escurra el sobrante. Finalmente, los cubrimos con el pan rallado, presionando ligeramente para que queden bien cubiertos y uniformes.
- Colocamos los filetes en la sartén caliente, uno a uno, para que no baje la temperatura del aceite. Freímos hasta que estén dorados por ambos lados, vigilando que no se deshaga el rebozado y que la carne conserve sus jugos.
- Retiramos los filetes y los colocamos sobre papel de cocina para absorber el aceite sobrante. Esto mantiene el rebozado crujiente y evita que quede grasiento.
- Presentamos los escalopes acompañados de patatas fritas, ensalada o ensalada de patata, y unas rodajas o medio limón para dar un toque cítrico antes de comer.
La temperatura del aceite es clave: si echamos un poco de pan rallado y salta burbujeando, está listo para freír. Esto nos asegura un rebozado crujiente y uniforme.
Consejos para un escalope vienés espectacular
- Personaliza el pan rallado añadiendo perejil picado, ajo en polvo o un toque de paprika. Incluso puedes espolvorear un poco sobre la guarnición para darle un extra de sabor.
- Trasladar los filetes de harina, huevo y pan rallado con cuidado evita que se rompan y que entre aceite en la carne, garantizando un acabado jugoso y crujiente.
- Freír de uno en uno mantiene la temperatura del aceite, lo que asegura que cada escalope quede perfectamente dorado.
Preparar un escalope vienés en casa es un triunfo asegurado: crujiente, jugoso y con ese toque que hace que todos pidan repetir. Es de esas recetas que conquistan por su sencillez, pero que permiten jugar con acompañamientos y pequeños toques personales.
Una vez pruebes la combinación de carne tierna y rebozado crujiente, no querrás dejar de cocinarlo, y seguro que cada vez que lo hagas pensarás en cómo sorprender a tus comensales con este clásico austriaco que ya se ha hecho imprescindible en muchas mesas del mundo.
Última revisión: 12 septiembre 2025
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