Cómo conservar el jamón

Cómo conservar el jamón

El jamón es uno de los grandes tesoros de la gastronomía española, un manjar que siempre luce en cualquier mesa y que, cuando se conserva correctamente, puede mantenerse delicioso durante semanas o incluso meses. Pero, ¿sabes realmente cómo cuidar y conservar tu jamón una vez que lo ha empezado?

Seguramente habrás escuchado trucos populares como cubrirlo con su propia grasa o taparlo con un paño limpio. Sin embargo, estos métodos no siempre son los más efectivos y, en algunos casos, incluso pueden estropear su calidad.

Vamos a desgranar los mejores consejos y prácticas para conservar el jamón como se merece, manteniendo su sabor, textura y ese aroma irresistible que lo caracteriza. Porque no hay nada peor que encontrarte con un jamón reseco o con moho después de haber hecho una inversión importante en este producto.

Entender el jamón: un producto vivo que respira

Lo primero que debes tener claro es que el jamón no es un producto cualquiera. Se trata de un alimento curado que sigue «vivo» incluso después de haberlo comenzado. Esto significa que reacciona al ambiente, a los cambios de temperatura, humedad y hasta a la luz.

Por eso, conservarlo correctamente no solo es cuestión de estética o comodidad, sino que también afecta directamente a su sabor y calidad. Un jamón mal cuidado puede resecarse, desarrollar moho o perder ese toque jugoso que tanto nos gusta.

Errores comunes al conservar el jamón

Antes de entrar en las mejores prácticas, hablemos de lo que NO debes hacer:

Taparlo con su propia grasa
Es cierto que durante años se ha dicho que guardar la grasa del jamón para cubrirlo es una buena idea. Sin embargo, este truco tiene sus inconvenientes. La grasa, al estar en contacto con el aire, puede oxidarse rápidamente, adquiriendo un sabor rancio que luego se transfiere a las lonchas que cortes. Además, esta grasa no protege al jamón de la deshidratación ni de los cambios de temperatura.

Cubrirlo con un paño
Otro clásico de las abuelas es el típico paño limpio colocado sobre el jamón. Si bien puede parecer un método sencillo, en realidad no aporta ninguna protección real. Los paños no son herméticos, por lo que el jamón sigue expuesto al aire y puede resecarse. Peor aún, si el paño acumula humedad, podría favorecer la aparición de moho.

Guardarlo en la nevera
Aunque pueda parecer una solución práctica, meter el jamón en la nevera es un error, especialmente si hablamos de una pieza entera. Las temperaturas bajas afectan negativamente a la textura y el sabor del jamón, haciéndolo más duro y perdiendo parte de su jugosidad.

Dejarlo al sol o en lugares demasiado cálidos
Por otro lado, tampoco es buena idea colocar el jamón cerca de fuentes de calor o en zonas expuestas al sol. El calor excesivo puede hacer que las grasas del jamón se derritan, afectando su sabor y acelerando su deterioro.

Los mejores consejos para conservar el jamón

Ahora que sabemos lo que no debemos hacer, vamos con las recomendaciones prácticas que realmente funcionan.

Elige el lugar adecuado

La ubicación es clave para conservar el jamón. Lo ideal es colocarlo en un lugar fresco, seco y bien ventilado, lejos de fuentes de calor, luz directa del sol o corrientes de aire. Una despensa o una bodega son opciones perfectas si dispones de ellas.

La temperatura ideal para conservar el jamón está entre los 15 y 25 grados. Si el ambiente es demasiado húmedo, pueden aparecer hongos, y si es demasiado seco, el jamón perderá jugosidad.

Usa un envoltorio adecuado

En lugar de grasa o paños, utilice papel encerado o papel vegetal para cubrir la parte expuesta del jamón (donde lo ha cortado). Este tipo de material permite que el jamón respire, pero al mismo tiempo lo protege de la deshidratación.

Otra opción es usar una película transparente (el típico papel film transparente), pero asegurándote de que no quede completamente pegado al jamón para evitar que se forme humedad.

Un jamonero, tu mejor aliado

Si tienes un jamón entero, lo ideal es colocarlo en un buen jamonero. Este soporte no solo facilita el corte, sino que también ayuda a mantener la pieza estable y protegida. Asegúrese de ajustar bien el jamón para evitar que el jamón se mueva o se caiga, ya que los golpes pueden afectar a su estructura interna.

Limpieza periódica

Cada vez que corte jamón, limpie la superficie expuesta con un cuchillo para eliminar cualquier resto oxidado o seco. Esto garantiza que cada loncha que cortes esté en perfecto estado y con el mejor sabor.

Lonchas listas para comer

Si prefieres comprar el jamón ya cortado, guárdalo en sobres al vacío. Este método es ideal para mantener la frescura y el sabor del jamón durante más tiempo. Solo tienes que abrir el sobre unos minutos antes de consumirlo para que las lonchas recuperen su aroma y textura.

¿Qué hacer si aparece moho en el jamón?

No te alarmes si ves moho en la superficie del jamón, especialmente si es una pieza entera. Esto es algo bastante común, especialmente en ambientes húmedos. El moho no significa que el jamón esté en mal estado, ya que suele aparecer de forma natural en los productos curados.

Para solucionarlo, simplemente frota la zona afectada con un paño limpio y un poco de aceite de oliva. Esto eliminará el moho y restaurará la superficie del jamón sin afectar su sabor.

Cómo consumir el jamón para que siempre esté en su punto

La forma en que consume el jamón también influye en su conservación. Si tienes una pieza entera, empieza cortando por la parte más ancha (la maza) y avanza hacia la zona más estrecha (la babilla). Esto garantiza que aproveches al máximo el jamón y que las partes más jugosas se consuman primero.

Además, corta solo la cantidad de jamón que vayas a comer en ese momento. Dejar lonchas cortadas expuestas al aire puede hacer que se resequen rápidamente, perdiendo calidad.

Reciclar los restos: no tires nada

Cuando el jamón esté cerca del hueso y te resulte difícil seguir cortando lonchas, no tires lo que queda. Los huesos del jamón son perfectos para preparar caldos y sopas, aportando un sabor único y lleno de matices. Incluso los trozos pequeños de carne que no puedes cortar en lonchas se pueden usar en guisos, croquetas o como parte de una buena tortilla de patatas.

Conclusión: el cuidado del jamón es un arte

Conservar bien el jamón no es complicado, pero requiere algo de mimo y atención. Olvídate de trucos obsoletos como taparlo con su grasa o un paño, y apuesta por métodos más efectivos como el uso de papel encerrado, una buena ubicación y un corte limpio.

Por cierto, ¿no os ha entrado hambre?

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Categorías: Recetario de cocina

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