Para muchas de nosotros, cocinar, comer y compartir las comidas con los seres queridos son algunos de los mayores placeres de la vida. Sin embargo, para quienes también nos preocupamos por el planeta, cocinar y comer no está exento de problemas. La cantidad de residuos generados por la producción y preparación de alimentos es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la sostenibilidad de nuestro sistema alimentario.
Al mismo tiempo, las soluciones creativas al desperdicio alimentario van en aumento. Mediante el compostaje de los restos de comida y la eliminación de los plásticos de un solo uso, restaurantes, chefs y diferentes organizaciones dedicadas a la sostenibilidad están probando nuevas formas de reducir el desperdicio alimentario.
Cocinar con cero residuos es una acción que también podemos llevar a cabo en nuestras casas. Con un poco de planificación y práctica, podemos reducir los residuos de nuestras comidas y tener una cocina más sostenible.

¿Qué es el zero waste o cero residuos?
El significado de cocina zero waste es tan literal como suena: significa intentar dejar la menor cantidad posible de residuos de alimentos y envases al cocinar y comer. Un estilo de vida zero waste también se extiende más allá de la cocina. Este concepto también se aplica a la reducción de residuos a la ropa, los productos de belleza y bienestar, limpieza, etc.
Las estimaciones actuales sobre la cantidad de alimentos que se desperdician cada año son increíbles. Aunque es difícil precisar una cifra exacta, se estima que las empresas y los particulares tiran a la basura entre el 25% y el 40% de todos los alimentos producidos cada año. En cuanto a individuales, una sola persona puede desperdiciar hasta 300 kg de comida a lo largo de un año.
Una forma de pensar en la cocina de residuo cero es en términos del viejo dicho “reducir, reutilizar, reciclar”:
- Reducir. Utilizar menos ingredientes innecesarios o prescindir de ellos. Cocinar porciones más pequeñas para evitar sobras excesivas.
- Reutilizar. Reutilizar los restos de comida en lugar de tirarlos. Utilizar recipientes reutilizables para comprar alimentos a granel.
- Reciclar. Como por ejemplo hacer compost con los restos de comida. También existen ahora organizaciones de rescate de alimentos, sobre todo de frutas y verduras que son desperdiciadas por tener formas no normativas para el mercado pero están en su estado óptimo de consumo, de este modo garantizan que millones de productos no se desperdicien en residuos.
¿Es realmente posible?
Puede que no siempre sea posible eliminar hasta el último residuo de nuestas comidas. La estructura de la industria alimentaria actual y la abundancia de alimentos procesados dificultan enormemente esta tarea. Los que se oponen al zero waste incluso argumentan que este estilo de vida no es realista. Creen que, dado que cierta cantidad de residuos es un subproducto necesario de la economía y el consumo humano, es mejor centrarse en gestionar los residuos de forma eficiente en lugar de intentar eliminarlos por completo.
Estos argumentos pueden llegar a parecernos convincentes, pero la verdad es que trabajar para conseguir un estilo de vida sin residuos no consiste en ser perfecto: ninguno de nosotros lo es. Muy pocas personas son capaces de eliminar por completo los residuos de sus vidas, de hecho, es algo prácticamente imposible ya que forma parte de la cadena de consumo. Sin embargo, podemos poner conciencia a nuestro consumo de modo que nuestro modo de vivir sea más sostenible y reducir así el impacto en el planeta. Se trata de hacerlo lo mejor posible con los recursos disponibles.
¿Cuáles son los beneficios?
La cocina zero waste no solo beneficia al planeta y, por tanto, a la sociedad, sino que también puede ayudar a nuestro bolsillo, ya que hacemos más en la cocina con menos. Reducir los residuos puede significar renunciar a ciertas cosas de las que podemos prescindir o preparar los platos nosotros mismos en lugar de comprarlos ya hechos, dos cosas que pueden ahorrarnos dinero. Además, la cocina sin residuos es muy creativa, experimental y divertida.
La cocina zero waste también reduce los residuos de envases y recipientes para servir, incluidas las cajas de comida para llevar. La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) informa de que más del 23% -o casi una cuarta parte- de toda la basura que se envía a los vertederos son envases y recipientes relacionados con los alimentos, plásticos de un solo uso y otros materiales que no suelen reciclarse.
La cocina de residuo cero intenta reducir el envasado de alimentos mediante tácticas como el uso de envases reutilizables, la compra a granel, la conservación de los propios alimentos, y la incentivación del uso de menos ingredientes y de la preparación de las comidas en casa.

Ayuda a la sostenibilidad medioambiental
Cuando tiramos comida, no sólo desperdiciamos los alimentos en sí, sino también la abundancia de recursos -agua, energía, tierra y mano de obra- que se emplearon en cultivarlos, prepararlos y distribuirlos.
Los alimentos desperdiciados también contribuyen en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos gases absorben el calor y lo atrapan en la atmósfera, lo que provoca el calentamiento global. Cuando los alimentos se pudren en los vertederos, liberan metano, un potente gas de efecto invernadero, incluso más potente que el dióxido de carbono. El sistema alimentario en su conjunto contribuye cada año a casi el 13% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Los alimentos desperdiciados -los que se echan a perder o se tiran- representan casi el 8% de los gases, según la EPA. Por tanto, menos desperdicio de alimentos significa menos emisiones de gases de efecto invernadero y un planeta más sano para todos.
Cómo empezar a cocinar con cero residuos
Hay muchas formas de practicar la cocina zero waste. Cada uno de nosotros vive y come en circunstancias únicas. Tenemos acceso a distintos tipos de cocinas y equipos de cocina, comemos en horarios diferentes y podemos tener necesidades y preferencias dietéticas a tener en cuenta. Por lo tanto, es probable que los métodos de cocina sin residuos difieran unos de otros. Pero vamos a proponer 6 técnicas o tácticas habituales de cocina zero waste, aunque existen muchas más:
Planificar las comidas
Este puede que sea el paso más importante para mantener una cocina zero waste. Planificar las comidas no sólo significa decidir qué vamos a comer durante la semana, sino que también implica pensar en cómo y cuándo vamos a prepararlas, así como en los ingredientes que vamos a necesitar. Algunas cosas que hay que tener en cuenta a la hora de planificar comidas sin desperdicio son:
- Los alimentos perecederos que tengamos en las estanterías y que necesitemos utilizar pronto
- Recetas con alimentos que podamos comprar a granel
- Cómo utilizar los mismos ingredientes en varias comidas
- Recetas que no requieran ingredientes poco conocidos que quizá no volvamos a utilizar
- Cuánto tiempo se conservan las sobras
Pensar dos veces cuando comamos fuera
Saber lo que vamos a comer reduce las probabilidades de pedir comida para llevar, que suele venir en envases desechables y que fácilmente provoca el desperdicio de alimentos por las grandes raciones que suelen servirse. Alrededor del 45% de los materiales que llegan a los vertederos proceden de comida y envases desperdiciados.
Esto no quiere decir que no se pueda pedir comida para llevar sin renunciar a un estilo de vida zero waste. Hoy en día, nuestras agendas apretadas, el tiempo social con la familia o los amigos, o el deseo de apoyar a nuestro restaurante favorito son razones comunes para pedir comida a domicilio o salir a comer fuera. Con unos pequeños cambios, podemos disfrutar de la comida para llevar minimizando los residuos. Por ejemplo:
- Ser consciente del tamaño de las porciones
- Pedir platos en los que no sobren alimento,
- Elegir restaurantes que ofrezcan envases compostables o biodegradables para llevar
- Buscar restaurantes que apoyen iniciativas de cero residuos, como la donación de alimentos
- Pedir directamente a un restaurante en lugar de a un servicio de entrega de comida a domicilio
- Llevar nuestros propios recipientes reutilizables para llevar
- Renunciar a los utensilios, bolsas y pajitas de plástico.
Reutilizar lo que podamos
Encontrar formas de reutilizar las sobras, los restos y las partes de la fruta y la verdura desechamos para nuestros platos, como los tallos o las cáscaras, puede ser una de las partes más emocionantes de la cocina sin residuos ya que desarrollan nuestra creatividad culinaria. Podemos reutilizar los restos de comida de infinitas maneras. Aquí tenemos unas cuantas:
- utilizar los restos de huesos, carne y verduras para hacer caldo,
- congelar las cortezas de queso y usarlas para dar sabor a las sopas,
- hacer batidos o smoothies con los restos de fruta y verdura,
- sazona y tostar las semillas e lugar de tirarlas, como las de calabaza, por ejemplo,
- volver a plantar raíces o recortes de cebollas, apio, lechugas y otras verduras que podemos volver a cultivar,
- utilizar los posos de café y cáscaras de huevo como abono para el jardín,
- utiliza cáscaras de fruta y hojas aromáticas para infusionar aceites y vinagres.
Composta lo que no puedas reutilizar
El compostaje es un proceso mediante el cual la materia orgánica natural se convierte en tierra rica en nutrientes. También es una forma estupenda de evitar que los restos de comida acaben en los vertederos. Todo lo que necesitamos para empezar es un cubo de compostaje o una zona en nuestro jardín donde podamos tirar los restos. El compostaje es una forma estupenda de reciclar las sobras de:
- Frutas y verduras
- Cáscaras de huevo
- Posos de café
- Bolsas de té
Sin embargo, no todos los restos se pueden compostar. Si nos preocupa que entren roedores o moscas en nuestro cubo de compost, hemos de evitar añadir alimentos como:
- Lácteos
- Carnes
- Huesos
- Aceites y otras grasas

Comprar pensando en una cocina sin residuos
Gran parte de la cocina sin residuos empieza realmente con la planificación y la compra. Algunas formas sencillas de hacer la compra sin generar residuos son:
- Llevar nuestras propias bolsas
- Comprar a granel cuando sea posible
- Evitar los artículos con envases innecesarios, como frutas envasadas
Es importante que prestemos atención a las fechas de caducidad y calcular la vida útil de los alimentos perecederos que se vayamos a comprar. También podemos buscar organizaciones de rescate de alimentos, que trabajan con agricultores, distribuidores y tiendas de comestibles para salvar alimentos que de otro modo se tirarían, y en su lugar son redistribuidos a costes asequibles.
Almacenar los alimentos para que duren lo máximo posible
Puede parecer básico, pero almacenar los alimentos adecuadamente es una forma que a menudo se pasa por alto de prolongar la vida útil de los alimentos perecederos. Aunque nuestra intención es consumir los alimentos que compramos, a veces es inevitable que se estropeen en la encimera o en el fondo del frigorífico. A todos nos ha pasado alguna vez.
Para almacenar los alimentos correctamente, hemos de mantener el frigorífico y las encimeras limpios para que no tengan bacterias ni otros microbios que puedan hacer que los alimentos se pudran más rápido. Si notamos que un alimento empieza a estropearse, tenemos que separarlo inmediatamente del resto de la comida para que las bacterias no se propaguen.
Pero si algún ingrediente ha desarrollado moho, se ha vuelto blanda o ha empezado a oler mal, no deberíamos comerla. En muchas ocasiones lo que hacemos es desechar la parte que tiene moho o se ha pochado del ingrediente, pero las bacterias no las vemos y no solo se encuentran en la parte que ha comenzado a desperdiciarse. Incluso en una cocina con cero residuos, es mejor compostar o reutilizar lo que podamos que arriesgaros a enfermar por comer alimentos en mal estado.

Conservar nuestros propios alimentos
Conservar alimentos que pueden estropearse pronto, o de los que tenemos demasiada cantidad, es una forma de hacer que los alimentos duren más. Los tipos de conservación más comunes que podemos hacer en casa son:
- Congelación: frutas, verduras, carnes, pan, etc.
- Encurtido: pepinos, zanahorias, judías verdes, calabaza, etc.
- Conservas: mermeladas, jaleas, compota de manzana, salsa de tomate, maíz, manzanas, melocotones, etc.
- Deshidratación: frutas, verduras, legumbres, cereales, carnes, etc.
Reducir los residuos generados por lo que comemos es una forma estupenda de disminuir nuestra huella medioambiental. Podemos empezar con pequeños cambios, como comprar alimentos a granel, llevar nuestras propias bolsas a la tienda y comer todas las sobras. Esto es sólo la punta del iceberg, ya que la cocina de residuo cero comprende un amplio conjunto de esfuerzos de sostenibilidad que pueden ser tan sencillos o tan complejos como deseemos.
Categorías: Actualidad gastronómica Aprende a cocinar: técnicas, trucos y consejos Recetario de cocina




