Francia ilusiona a sus aficionados y sueña con dar un paso casi definitivo para meterse en los octavos de final del Mundial. La brillante actuación de Benzema en el partido de debut ante Honduras, rubricada con dos goles, ha devuelto el ánimo a una selección que hace cuatro años se estrellaba en Sudáfrica entre motines y guerras internas. Cuatro años después, la situación es muy diferente a la vivida en Sudáfrica y un triunfo este viernes ante la multicultural Suiza (21.00 horas, Cuatro) acercaría a los franceses la clasificación para la siguiente ronda, en la que también aspiran a estar los helvéticos. La remontada en el último minuto del estreno ante Ecuador ha disparado la euforia de una selección que ha llegado a Brasil con la intención de dar mucho que hablar.
La afición gala ha tenido que esperar a Karim Benzema para ver un doblete de uno de sus jugadores en un Mundial, algo que no veía desde que, en 1998, Zinedine Zidane perforara la portería de Brasil dos veces en la final. El delantero del Real Madrid, que no fue convocado para Sudáfrica 2010, cita en la que los jugadores franceses se rebelaron contra su técnico, encabeza una generación joven, en la que solo cinco jugadores superan la media centena de partidos internacionales. El doblete del ariete ante Honduras ha llenado de optimismo a una selección a la que Didier Deschamps ha conseguido devolver el compromiso de sus integrantes. Y ese es, precisamente, el gran mérito del selección galo, que para el encuentro ante los suizos tiene como principal duda a Cabaye, centrocampista que contra Honduras se resintió de sus dolencias en la ingle.
Los franceses tendrán enfrente a una selección que, pese a los diferentes orígenes de sus integrantes, juega como un bloque contacto. El alemán Ottmar Hitzfeld, que se despedirá del fútbol tras el Mundial, tiene a sus órdenes un grupo de jugadores de origen español, turco, italiano, marfileño y caboverdiano, aunque los dos protagonistas de la remontada en el partido de debut fueron Mehmendi, nacido en Macedonia, y Seferovic, hijo de bosnios. El tercer balcánico es el kosovar Shaqiri, la gran estrella del combinado helvético.
La batalla por la posesión será clave en el partido que se jugara en el Arena Fonte Nova, porque a ambas selecciones les gusta manejar el balón, aunque quien tiene más armas de toque puede incluso que sea el combinado suizo. Los Shaqiri, Inler, Behrami y Xhaka aúnan fuerza, resistencia, toque, visión de juego y, por encima de todo, calidad. En ellos nace el juego ofensivo suizo, el mismo que les ha llevado a Brasil como líder de su grupo en la clasificación europea.





