Seferovic decidió un partido muy igualado en el último minuto, en un contragolpe de fuerza y de fe, con un robo de balón en el área ecuatoriana y noventa metros de carrera de cinco hombres hasta rematar la jugada con un trallazo seco.
Helvéticos y ecuatorianos disputaron un partido con el mismo objetivo: obtener al menos el segundo puesto del grupo E, bajo la premisa razonable del liderazgo de Francia. Era, para Hitzfeld y Rueda, una final anticipada, bajo la teoría de su superioridad sobre Honduras, que deberán demostrar. Los suizos presentaban el mejor equipo de su historia, con un rematador como Drmic y una línea de medias punta de calidad formada por Shaqiri, Xhaka y Stocker. Enfrente, el equipo de «Don Reinaldo» amenazaba con la técnica ofensiva de Antonio Valencia (Manchester United) y el toque de Jefferson Montero. Pero los suramericanos sorprendieron a su enemigo con una estrategia netamente centroeuropea, las acciones a balón parado. Ayovi lanzó una falta y Ener Valencia cabeceó a placer ante la parsimonia de la zaga suiza.
Los hombres del alemán Hitzfeld atacaron desde ese momento con la inercia de la necesidad. Shaqiri fue su delantero más incisivo, con disparos y centros. Ecuador aplicó el contragolpe como arma y Caicedo reclamó un penalti inexistente de Ricardo, que despejó bien el balón dentro del área. Los huecos eran el peligro asumido por el once europeo en su acoso absoluto.
Hitzfeld sacó a Mehmedi en busca de mayor profundidad en ataque y el delantero igualó la contienda en un cabezazo desde el área pequeña. La languidez defensiva ecuatoriana, tan criticada por su seleccionador, que ha trabajado para obtener intensidad desde el primer segundo de partido, volvió a ser el gran problema del cuadro americano, para enojo de Rueda.
El 1-1 despertó a los ecuatorianos, que dominaron el balón como nunca lo habían hecho. Jefferson Montero apareció por fin por la banda izquierda. Un disparo peligroso, tres incursiones y dos centros que no encontraron a Caicedo y a Ener.
El calor tropical agotó a los dos onces a la hora de juego. Si los ecuatorianos eran más fuertes físicamente y estaban acostumbrados a este clima, a la hora de la verdad acusaron la calina y Rueda tuvo que dar entrada a Arroyo y Rojas para recuperar aire. Arroyo estuvo a punto de anotar el segundo gol suramericano en un golpe franco que Benaglio despejó con muchos problemas.
En los últimos segundos, Ecuador desperdició una ocasión de gol y el robo de balón desde el área de Benaglio acabó en un contraataque de cinco jugadores suizos que Seferovic sentenció con un trallazo por alto. Victoria helvética en la lucha por el segundo puesto. ¿O el primero?






