A Julio Cesar se le quedará marcado en la memoria el día de ayer. Él no lo sabía cuando salió al campo de Belo Horizonte, pero el partido ante Chile se recordará como uno de los mejores de su carrera. Nervioso, inquieto en los primeros minutos, fue poco a poco acomodándose y se convirtió en protagonista del pase a cuartos. Sin él, Brasil habría vivido un drama.
Las críticas del Mundial de Sudáfrica aún se oían cuando Scolari decidió darle la titularidad en el primer partido ante México. El entrenador no lo dudó un segundo y confió en el cancerbero del Toronto para defender los palos. Atrás quedaron ya sus grandes momentos como portero del Inter. Ayer demostró que aún sabe parar.
Las lágrimas que derramaba al caer en cuartos de final en Sudáfrica ante Holanda también aparecieron ayer. Pero eran de otra clase. La frustración que sintió aquel día en el estadio Nélson Mandela de Puerto Elisabeth era completamente opuesta a lo que sintió ayer. Volvió a llorar, pero de emoción, de felicidad.
Sabía que era su momento cuando Howard Webb llamó a los dos porteros antes de la tanda de penaltis. Tenía los ojos rojos y ya había soltado alguna lágrima al ser abrazado por sus compañeros. Había realizado un gran encuentro y si Brasil había llegado hasta los penaltis había sido gracias a él.
A once metros de la gloria
Se calmó y se situó bajo palos. Le detuvo el penalti a Pinilla y también a Alexis. Vio cómo fallaban sus compañeros y se igualaba la tanda, pero sabía que si le paraba el último lanzamiento a Jara todo se acabaría. Miró fijamente al chileno cuando puso el balón en el punto y se lanzó a su izquierda, donde iba la pelota. Se estiró lo que pudo pero no llegó a tocarla, aunque la suerte le acompañó. Aquella que le faltó en Sudáfrica y que esta vez hizo que el balón se estrellara en el poste.
La prensa brasileña se despertaba hoy con la imagen de Julio Cesar. Defestrado hace cuatro años, el cancerbero abría todas las portadas. «¡Ave, Cesar!», tituló Lance, mientras que A tarde decía «Héroe». También le reconocieron su trabajo los periódicos generalistas. O globo señalaba «Julio Cesar salva a Brasil» y El correo brasileño decía «Con corazón y nada más», con una imagen del portero.






