Pasó otra vez y ya no se sabe ni cuántas van. Inglaterra ha vuelto a quedarse fuera de un Mundial al que acudía como teórica favorita. Ya lo decían los Monty Python, que se pusieron la venda antes de la herida y ya añadieron una estrofa a su mítico «Always Look On The Bright Side Of Life» por si caía su selección.
El equipo hoy dirigido por Roy Hodgson no caía en primera fase de un Mundial desde 1958, cuando Inglaterra perdió de forma sorprendente en primera fase. En Brasil ha ocurrido lo mismo. Nadie contaba con una Costa Rica tan poderosa, capaz de eliminar a una campeona del mundo. Pero lo hizo sin ni siquiera haberse enfrentado a Inglaterra.
Una vez más, los ingleses tomarán el camino de vuelta antes de lo previsto. Con Rooney, Gerrard, Sturridge, Sterling y un sinfín de nombres que pelean por las ligas más poderosas del planeta, Inglaterra se ha quedado fuera. Y lo peor es que lo ha hecho desplegando un buen fútbol. Vio cómo Italia le arretaba los puntos en un partido en el que jugaron bien y en el que merecieron, por lo menos, el empate.
Se jugaban el todo por el todo ante Uruguay, ante una selección que había dejado mucho que desear en la primera jornada pero que se creció ante ellos. Luis Suárez reventó las quinielas y demostró que había ido a Brasil para triunfar, cargándose las esperanzas de Inglaterra. Solo quedaba confiar en el milagro y que Italia ganase sus dos partidos.
Balotelli bromeaba con la situación de los británicos. Pedía un beso de la reina de Inglaterra a cambio de ganar a Costa Rica, pero se le hizo pequeña la portería de Keylor Navas. Falló las dos ocasiones que tuvo y vio cómo Costa Rica se llevaba los puntos, desvaneciendo, un año más, el sueño inglés de repetir el éxito de su Mundial de 1966. Pero siempre les quedarán los Monty Python.






