Lafayette

7.5 /10
Precio medio
45€
Dirección
Recaredo,2
Teléfono
91 260 69 12 Llamar
 Lafayette
Restaurante Lafayette. Belén Díaz
Lafayette Recaredo 2,

Resulta curioso, incluso preocupante, que en Madrid apenas existan restaurantes de cocina francesa. Decenas y decenas de orientales y de otros remotos orígenes y casi ningún buen representante de la gastronomía de nuestro vecino del norte. Hemos convertido a la mejor cocina clásica del mundo en algo exótico. Por eso se agradece la existencia de este Lafayette que tras cerrar su local en Las Tablas acaba de reabrir las puertas en un lugar mucho más céntrico. En su anterior etapa ya demostró que se trata de un muy buen restaurante. Y en estas primeras semanas tras la reapertura sigue confirmándolo. El alma de todo es Sebastien Leparoux, veterano profesional de la sala, gran experto en vinos de su país.

Precisamente en esta nueva ubicación la bodega cobra aún más protagonismo ya que se ha instalado en un amplio espacio acristalado en el mismo comedor. Vinos españoles, pero fundamentalmente franceses poco habituales, a precios atractivos que invitan a beber bien acompañando la oferta de cocina clásica.
Del diminuto local de Las Tablas se ha pasado a uno más amplio y confortable, con un pequeño jardincito en la entrada que, si la pesadísima burocracia municipal no lo impide, acogerá una agradable terraza. La carta, con precios muy contenidos, es todo un repaso a la cocina francesa más popular, empezando por la reconfortante sopa de cebolla (7 €), tan difícil de encontrar en Madrid, y terminando por una agradable tarta tatin de manzana (7). Por esa fidelidad a la cocina gala, sorprende que, en los aperitivos, junto a una buena crema de calabaza se sirva un ceviche de lubina, absurda concesión a las modas. A partir de ahí casi todo se ciñe a la ortodoxia. Excelente el foie gras mi-cuit casero (18), entrada más que recomendable junto a unas ostras bretonas Legris del número 3 (12, seis piezas). Impecable también una “flamiche” (tarta salada) de puerros, acelgas y bacón al comino, con una masa muy lograda, que comparte carta con los populares “croque Monsieur” (8) y “croque madame” (9). Probamos también una ensalada de mollejas de ternera (12) con manzana y apio que está buena, aunque algún trozo de molleja llega demasiado crudo en el plato.

De los segundos, en Lafayette siempre han hecho muy bien, como manda la tradición, los tartar de vaca (18) y de pato. Ambos siguen en la carta, como sigue la sabrosa sopa bullabesa (18), que se sirve “limpia” y acompañada de tostadas y de la imprescindible salsa “rouille”, esa especie de mayonesa con azafrán. Muy buenos también el magret de pato (16) y el confit de pularda al tomillo (14), y con menos interés una codorniz rellena de mollejas (14), un tanto insípida, y las carrilleras de bacalao (16) en una salsa de pimientos a la que el coco y la pimienta verde desequilibran. Los platos principales se acompañan con guarniciones igual de clásicas que el comensal puede elegir entre opciones como lentejas de Puy, patata “ratte”, ratatouille o gratin “dauphinois”. A la hora de los postres no falta una buena selección de quesos franceses (16) a los que se añaden elaboraciones de repostería (todas a 7), como la ya citada tatin de manzana o el
estupendo babá al ron, bien empapado.

Cierra domingos y noches de lunes y martes.