Madrid

De la Riva

8 /10
Precio medio
50€
Dirección
Cochabamba,13
Teléfono
91 458 89 54 Llamar
 De la Riva

De la Riva es toda una institución en Madrid. Abierto en 1932, hace quince años se hizo cargo de ella su actual propietario, Pepe Morán, que la ha mantenido en estos tres lustros con el mismo espíritu de su fundación: el de una casa de comidas ilustrada, de las que van quedando muy pocas en Madrid. En su sencillo y abigarrado comedor, siempre abarrotado, se congrega un público variopinto que va desde altos ejecutivos y políticos hasta jubilados del barrio que llevan comiendo allí desde su juventud. Atención porque sólo abre al mediodía. Pero como su horario es tan amplio (de una a seis de la tarde), la mayoría de las mesas se doblan y además las últimas suelen prolongar la sobremesa sin prisa, con partidas de mus o de dominó.

Aquí no se utiliza la carta. Morán canta personalmente los platos del día de viva voz. Todos son de cocina casera, bien tradicionales, elaborados siempre con a mejor materia prima posible, siguiendo siempre los productos de temporada. Imprescindibles platos de cuchara, que van desde el cocido hasta unas alubias bien guisadas. Entre los fijos de la casa, las rabas, impecables, perfectamente fritas. Y por supuesto la casquería, a la que en De la Riva se le rinde culto. Pocos restaurantes madrileños tienen una oferta tan completa de vísceras: sesos rebozados, riñones de lechal, lengua de ternera, manitas, hígado… Ricas las verduras de temporada, acompañadas por garbanzos y huevo duro. También el plato que llaman «conchas» y que agrupa unos bien escogidos moluscos (almejas, berberechos) a la marinera, con un arroz blanco que los arropa. Muy lograda también la raya escabechada. O la irreprochable perdiz estofada.

Hay que dejar sitio para postres caseros como el flan, la tarta de queso o, en época de Cuaresma, las torrijas. Platos para todos  los gustos, sin salirse nunca de esa cocina tradicional que vuelve con fuerza y de la que esta casa es un referente imprescindible en la capital. Unido todo a ese trato amable, familiar, que el propietario y sus camareros (con muchos años en la casa) dispensan a los clientes. No son de extrañar esos llenos diarios. Curioso también el tema del vino. Por todo el comedor pueden verse botellas de gran formato, de hasta 15 litros, las conocidas como Nabucodonosor. Cada día, Morán abre una o dos de esas botellas cuyo contenido sirve luego en frascas. Se puede disfrutar así de buenos vinos a precios muy comedidos.

Cierra noches.