Lúa
8 /10- Precio medio
- 60€
- Dirección
- Eduardo Dato,5
- Teléfono
- 91 395 28 53 Llamar

Manuel Domínguez, joven cocinero gallego, se está revelando como uno de los más destacados chefs del panorama madrileño. En su carta, platos tradicionales, bien actualizados, respaldados con una buena técnica y elaborados siempre con las mejores materias primas, que no necesariamente son las más caras. Preparaciones sencillas, presentadas con gusto y en las que el ingrediente principal es siempre protagonista. Ahora, consciente de que la cocina tradicional es un valor en alza, cada vez más demandado, ha optado por apostar por los platos que aprendió de su abuela en su Galicia natal, especialidades populares que domina y que se convierten en protagonistas de la barra que ha instalado en la planta superior del restaurante. Una gran barra de madera de castaño, rodeada de mesas, pensada tanto para un aperitivo o un tapeo como para una comida más completa en una línea tradicional. Ha dejado un par de mesas a un lado, cerca de la cocina, para los que busquen algo más serio, y ha mantenido como comedor formal el de la planta semisótano, con luz natural, donde sigue ofreciendo su cocina más personal, incluido el menú degustación, que sigue siendo una opción nada desdeñable.
Así, en el renovado Lúa conviven dos estilos de cocina. La de autor, terreno en el que Domínguez ha dado sobradas muestras de su talento; y la popular, la que aprendió de su abuela en su Galicia natal. Una dualidad que permite que podamos considerarlo un muy buen restaurante de cocina gallega tradicional y a la vez un atractivo representante de la cocina actual. Dos mundos que se complementan a la perfección. En la carta que se ofrece en la barra destaca el pulpo a feira, el mejor que se puede tomar en Madrid. También la empanada de zamburiñas, hecha a diario, los callos con garbanzos, o el lomo de ternera a la brasa. Hay guiños divertidos, como los «nuggets» de mollejas de cordero, los tacos de rabo de toro, las bravas de langostinos, o la ensaladilla de mariscos. La mayoría de estos platos se sirven también en medias raciones. A la hora de los postres, las cañas fritas de Carballiño, rellenas de crema. Cuentan además con una buena bodega de la que se ocupa con acierto, al igual que de la sala, la veterana María Morales.
Cierra domingos. Barra.