Dicen sentirse decepcionados con los dirigentes, con las nomenclaturas y con el aparato. Se apuntan así a la moda de las bajas iniciada por los militantes del BNG y lo hacen a pocas horas del inicio de la campaña electoral. Rechazan que se les califique de «resentidos». Convencidos de que la crisis precisa de «una salida de izquierdas», no ven capacitado al PSdeG «para pilotar este proyecto. «Salen del armario» y lo hacen para alzar una voz que dicen han logrado silenciar durante mucho tiempo. Críticas veladas a la «egocracia», que dibujan en la figura de Abel Caballero, de quienes recriminan al alcalde de Vigo que junto a «Pachi» Vázquez haya acabado por romper el partido.
Se consideran socialistas, pero se marchan para poder hacer «una verdadera política de izquierdas», ya que, en su opinión, el PSOE a nivel autonómico y estatal «ha perdido el rumbo». Óscar García, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Vigo, y Miguel Mosquera, médico de familia, como portavoces ponen cara al colectivo de «Indignados con el PSOE» (CIcoP). Más de una veintena de militantes socialistas de base que ya han comenzado a presentar sus bajas. Siete en Orense, tres en La Coruña, varios en Pontevedra y también alguno de Lugo, un sentimiento que dicen «es generalizado» sin descartar nuevas adhesiones al grupo durante los próximos días.
Una decisión difícil para quienes se muestran preocupados por un «socialismo desvirtuado», en el que solo caben «patricios» —aquellos que en la época de los romanos eran considerados superiores al resto de los habitantes—, «sin visos de renovación y desligado de la realidad social». «Un PSOE anclado en las luchas internas, en la crítica como argumento e incapaz de aportar soluciones», coinciden García y Mosquera, quienes insisten en que «no renuncian a ser socialistas».
Avisan de que su intención no es arañar votos al PSOE, sino «ocupar el hueco que ha dejado su hundimiento»
Hablan de traición del PSOE a los principios que sentaron las bases de la acción socialista en España, «sumida en guerras intestinas que poco tienen que ver con sus origenes». Un escenario en el que censuran a aquellos que «solo buscan perpetuarse en el poder a costa de la renovación de las filas».
En esta dirección, Mosquera y García se muestran especialmente críticos con el «culto desmedido» del PSdeG a Caballero, al que apuntan como principal responsable de los enfrentamientos internos, entre los que recuerdan el incumplimiento de la máxima de «un hombre, un cargo»; la misma que desató una lucha encarnizada entre la agrupación socialista de Vigo, liderada por el munícipe, y la Secretaria de Organización gallega.
«La atonía y la decepción», han sido determinantes para que, tras meses reflexionando su decisión y desde un punto de vista analítico y constructivo, abandonen ahora la militancia del PSdeG y de Nuevas Generaciones Socialistas. Lo hacen un 4 de octubre, a horas del arranque electoral, ya que no pueden seguir defendiendo unas siglas en las que han dejado de creer».
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