«Las encuestas pueden ser intencionadas o no intencionadas, pero lo que vale es la papeleta secreta de las urnas, que son un “sí, quiero” al candidato, en rigurosa intimidad»
La campaña electoral trae paralela una lotería de encuestas, que un día dan goleada a favor del PP, y algún otro día apuntan que el PSOE no anda tan lejos. A saber de dónde salen unas encuestas y otras. Las encuestas pueden ser intencionadas o no intencionadas, pero lo que vale es la papeleta secreta de las urnas, que son un “sí, quiero” al candidato, en rigurosa intimidad. Viene a ser como una boda, pero sin boda. A Rubalcaba le conviene insistir en sus sondeos, que dice que le dan todavía peleón. Rajoy ya se atreve a decir que cree que ganarán, y da botes de zagal de mítin. Yo creo que hasta le he visto despeinarse un poco, en estos días, y eso de despeinarse un poco en él, tan esmerado siempre, resulta un síntoma de alegría. Insisto en que no sé qué habrá de matemática cierta en unos sondeos o en otros. Pero sí sabemos que a pie de semáforo el gentío, en general, está entre un mucho y un demasiado harto de que esto no funcione. Esto es España, y la hartura es el Gobierno agotado de Zapatero. Rajoy ha sabido esperar a que todo fuera mal. O sea, bien. A partir del domingo, al victorioso de papeletas, le espera un papelón. Eso seguro.




