Así es la nueva tendencia para viajar: llegan las vacaciones sostenibles
Cada vez son más los ciudadanos que optan por hacer turismo de una manera respetuosa y consciente

El turismo es uno de los principales motores económicos para muchos países del planeta, entre ellos España. En 2019 se produjeron 1.500 millones de llegadas de turistas internacionales en todo el mundo, según cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Unos movimientos que se tradujeron en una aportación de 1,7 billones de dólares a las economías locales.
Sin embargo, el turismo, y especialmente su modalidad más masiva, tiene a menudo consecuencias no siempre deseables en lo que respecta a su impacto medioambiental y social. Una realidad que, especialmente a raíz de la pandemia de 2020, ha hecho que gane peso el concepto de turismo sostenible, definido por los expertos como aquella forma de hacer turismo que es respetuosa con el medioambiente y con las comunidades locales.

La máxima es clara: otra forma de hacer turismo es posible. Y, de hecho, es urgente para proteger los ecosistemas y a las poblaciones más vulnerables del planeta. Por ello, la propia OMT puso en marcha la estrategia ‘One Planet Vision’, con la que quiere ahondar en una serie de principios esenciales para compatibilizar el modelo turístico con la sostenibilidad.
Tal y como explica el director de Sustainable Development of Tourism de la OMT, Dirk Glaesser, la estrategia cuenta con seis ejes fundamentales: salud pública, inclusión social, conservación de la biodiversidad, acción climática, economía circular y gobernanza y finanzas. Con ellos “se debe avanzar hacia la recuperación del turismo”, que, para Glaesser, se podrá considerar completa a partir de 2024.
A pesar de los buenos resultados experimentados por el sector en los últimos meses, el camino “aún es frágil y desigual”, señala Glaesser. En la actualidad, las cifras internacionales todavía están hasta un 70% por debajo de los registros anteriores a la aparición de la covid-19, siendo el turismo doméstico, las actividades al aire libre o los productos de naturaleza algunas de las tendencias al alza que determinan un nuevo perfil de turista.
Ese nuevo turista prioriza la sostenibilidad por encima de otros valores. Por eso, busca ante todo reducir su huella de carbono y hacer un uso responsable de los recursos del lugar que visita. Son planteamientos en línea con iniciativas como la Etiqueta Ecológica Europea, con más de 680 establecimientos adheridos desde 1992, o el sello específico de la plataforma online Booking para alojamientos que cumplen los Criterios GSTC (Consejo Global de Turismo Sostenible, por sus siglas en inglés).
LA CLAVE SOSTENIBLE: LA FORMA DE VIAJAR
Pero ¿cómo se compatibiliza la sostenibilidad con una actividad que implica desplazarse y, por tanto, consumir energía? En lo relativo a los viajes en avión, según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), el sector vive una “situación de fortaleza”, y está mostrando una gran capacidad de recuperación tras la pandemia. Prueba de ello es la noticia que se produjo el pasado 29 de julio, cuando se alcanzó la impresionante cifra de 202.157 vuelos en 24 horas, según la aplicación Flightradar24, que muestra el tráfico aéreo alrededor del mundo a tiempo real.

Para la IATA, el futuro pasa por el uso de combustibles más sostenibles. En su 77 asamblea general, las aerolíneas de todo el mundo se comprometieron a alcanzar el nivel cero de emisiones para el año 2050. O lo que es lo mismo: el objetivo pasa por eliminar en las próximas tres décadas unas 21 gigatoneladas de emisiones de CO2. Para ello, el sector estima que, para ese año, se deben emplear alrededor de 450.000 millones de litros de combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés), que son, en su mayor parte, combustibles fabricados a partir de residuos orgánicos que no compiten con la alimentación, como los aceites usados de cocina o los desechos agrícolas o ganaderos, entre otros; así como combustibles sintéticos o e-fuels, producidos a partir de hidrógeno verde y CO2.
Estos combustibles ayudan a la descarbonización de sectores difíciles de electrificar, como el transporte terrestre, aéreo y marítimo, ya que generan un nivel de emisiones netas de CO2 durante su ciclo de vida inferior al de los combustibles fósiles tradicionales, hasta de un 90%.

Una apuesta que debe hacerse “con el trabajo conjunto entre empresas y gobiernos, ya que sin esas sinergias se hará más complicado poner en práctica una nueva tecnología radical que requerirá un esfuerzo masivo de toda la industria”, señala IATA.
Algunas empresas ya han dado un paso adelante en esa dirección. Compañías como Binter, Grupo IAG (Iberia, Iberia Express, Air Nostrum y Vueling), Etihad, TUI, Wizz Air o Volotea han firmado alianzas con Cepsa para la investigación y producción de SAF. La energética, trabaja para convertirse en un proveedor de referencia de SAF, con una capacidad de producción anual de 800.000 toneladas en 2030. De hecho, ha comenzado a comercializar SAF en cuatro de los principales aeropuertos españoles, por los que cada año pasan más de 133 millones de pasajeros, lo que supone el 55% del tráfico de pasajeros del país. En concreto, Cepsa inició el pasado mes de julio la comercialización de SAF en los aeropuertos de Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y Sevilla para todos los clientes que lo soliciten. De esta manera, se convierte en la primera compañía que ofrece biocombustible para la aviación de manera permanente en cuatro de los principales aeropuertos españoles.