Paret o por qué España no fue tan negra como la pintaba Goya

«Paret» Exposición Museo del Prado – Fundación AXA Edificio Jerónimos. Del 24 de mayo de 2022 al 21 de agosto de 2022

Fue un artista singular. Nació el mismo año que Francisco de Goya y la genialidad de ambos hizo que sus carreras discurrieran por exitosas sendas paralelas que terminaron por convertirlos en antagonistas en la práctica estética y en el imaginario del público. El arte de Luis Paret (Madrid, 1746-1799) vino ya marcado desde la cuna por dos culturas vecinas pero dispares que moldearon su sello creativo: la tradición que había heredado de su progenitor francés y la que provenía de la sangre española de su madre. Conocido históricamente como el ‘Watteau español’, por ser considerado como el más notable representante de la tradición del Rococó francés en España, su estilo fue en realidad variado y ecléctico, al incluir por ejemplo numerosas obras de aliento neoclásico.

Paret –que a los 10 años ingresó en la Real Academia de San Fernando, donde fue alumno de Antonio González Velázquez, seguidor del pintor napolitano Corrado Giaquinto– fue uno de esos creadores inconformistas. Artistas con alma propia que huyen de las modas y convenciones sociales. Así, tal vez por su vena afrancesada, evitó ceñirse a las gamas ocres que definían la tradición española, usando una paleta más colorista y vital. A la vez que se enfocaba a temáticas menos usuales en la época pasando por alto los universos de pobreza y miseria que tanto interesaban a Goya.

Paret, conocido históricamente como el ‘Watteau español’, por ser considerado como el más notable representante de la tradición del Rococó francés en España

Él buscó inmortalizar otras atmósferas, en sus pinturas reflejó de manera sutil la vida de una sociedad que avanzaba lentamente hacia la modernidad. Hombre culto y de mentalidad abierta, fue también un audaz creador de pintura religiosa y alegórica, un delicado retratista y un sensible pintor de paisajes –un género nada extendido aún–, como muestran sus espléndidas vistas del Cantábrico en las que captó la naturaleza de una manera casi científica. Pero, aunque el madrileño terminó su sólida formación artística, además de humanista, unos años antes que Goya, lo cierto es que la estelar trayectoria e influencia posterior del autor de la Maja desnuda acabaría por ensombrecer su papel. Tampoco ayudó especialmente la particular biografía de Paret, marcada por un destierro de tres años en Puerto Rico –por proporcionar mujeres a don Luis, el infante de la Corona y su principal protector–.

Pero, sin duda, la obra de Paret resulta necesaria para entender la riqueza de estilos que existía en el siglo XVIII español. De hecho, como se explicó durante la presentación de la muestra el pasado 23 de mayo, el catálogo de la obra de Paret no está cerrado todavía y siguen apareciendo pinturas que enriquecen su percepción. Por eso, el Museo del Prado busca ahora reivindicar su figura con una exposición que aspira a restaurar su importancia y darle a conocer al gran público tanto dentro como fuera de España. Para el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, los lienzos de Paret evocan “elegancia, sofisticación, cosmopolitismo, humor… Él es como un ovni que hubiera pasado por la pintura española”. Tiene un inmenso valor social y, también, como cronista de la época.

Si bien es cierto que la Biblioteca Nacional había dado cuenta del talento de Paret como dibujante y el Bellas Artes de Bilbao había mostrado su dominio del paisaje, la del Museo del Prado es la más completa antológica que se le ha dedicado al artista hasta la fecha. La muestra, comisariada por Gudrun Maurer, conservadora de Pintura del siglo XVIII y Goya en el museo, recorre la trayectoria completa de Paret y aborda los diferentes géneros que tocó para resaltar su enorme calidad y su grandísima técnica.

Para ello, la pinacoteca nacional, gracias a la colaboración de prestadores públicos y privados y con el apoyo de la Fundación AXA, dedica la primera muestra monográfica a este excepcional creador y, a través de 80 pinturas y una minuciosa selección de dibujos, propone un recorrido cronológico y temático en las salas A y B del edificio Jerónimos hasta el próximo 21 de agosto. El Museo del Prado ha logrado reunir la mayoría de las pinturas conocidas del artista, entre las que cabe destacar Baile en máscara, La Puerta del Sol, Las hijas de Paret, Vista de Bermeo o El anuncio del ángel a Zacarías, y un extraordinario conjunto de sus dibujos, como Aníbal haciendo sacrificios en el templo de Hércules en Cádiz o la Jura de don Fernando como Príncipe de Asturias

La muestra propone un recorrido completo por la carrera de Paret para profundizar en su concepción artística y sus claves técnicas y reconocerle como uno de los artistas españoles más importantes del siglo XVIII. Dicha exposición se divide en nueve secciones es un exhaustivo recorrido por la trayectoria del pintor, fallecido de tuberculosis a la edad de 53 años, que derriba ciertos tópicos e ideas preconcebidas de su época poniendo de manifiesto que España no fue tan negra como la pintaba Goya.