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Vacaciones o cómo ignorar a tu familia por estar con el móvil

Ignorar a quien nos rodea por usar el teléfono es un fenómeno que se llama phubbing. Uno de cada tres padres abusa de la tecnología y se considera un mal ejemplo para sus hijos

Ana López-Varela

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Que los smartphones llegaron a nuestra vida para quedarse es indiscutible. Desde que empezaron a comercializarse hace una década su uso ha crecido exponencialmente hasta convertirse casi un artículo de primera necesidad. Según un informe realizado por Simon Kemp para We Are Social, en 2016 el 51% de los habitantes del planeta –unos 3.800 millones de personas– ya disponía de un teléfono inteligente. En España, el porcentaje de usuarios asciende al 80% de la población adulta y un 42% de ellos lo usa a diario para relacionarse con su entorno, ya sea en WhatsApp, Facebook, Twitter o Instagram. Las redes sociales son parte de nuestra rutina social y cada vez determinan en mayor medida nuestra forma de comunicarnos con los demás.

Estas herramientas llegan hasta el punto de exigirnos un tiempo que muchas veces dejamos de dedicarle a nuestro círculo más íntimo. Momentos en los que, para atender la demanda de nuestra vida digital, acabamos desatendiendo la vida real y a aquellos con los que compartimos espacio físico. Para alertar sobre éste mal hábito de ignorar a la persona con la que estamos como consecuencia de la utilización del teléfono móvil, en 2012 el diccionario australiano Macquaire acuñó la palabra phubbing. Un término que nace de la combinación de las palabras phone (teléfono) y snubbing (despreciar). De hecho, según datos de Empantallados, uno de cada tres padres abusa de la tecnología y se considera un mal ejemplo para sus hijos.

El phubbing no se reduce a encuentros esporádicos entre amigos, compañeros de trabajo o de clase sino que afecta directamente a la estructura familiar

Este fenómeno, conocido en castellano como ningunfoneo, es cada vez más corriente y puede tener consecuencias en el rendimiento, el estado anímico, las relaciones con el resto de la familia y el descuido de otras facetas de la vida cotidiana como la alimentación o el sueño. Así lo explican en la web Por un uso Love de la tecnología, una plataforma a través de la cual Orange busca concienciar a niños y mayores sobre la importancia del uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías así como de los abusos que se pueden hacer de ellas.

Según los expertos, aquellas personas que permitan que la tecnología sea un obstáculo para mantener relaciones presenciales satisfactorias, pueden terminar desarrollando dificultades más adelante, por ejemplo, a la hora de enfrentarse a las emociones. Y es que cada vez más jóvenes se muestran incapaces de romper una relación de pareja cara a cara o sincerarse con un amigo, recurriendo a los mensajes y WhatsApp para hacerlo. Lo mismo les ocurre a la hora de gestionar sus conflictos. En muchas ocasiones, las peleas entre adolescentes se trasladan al entorno digital, donde no ven el impacto que causan sus palabras en los demás.

Así, la creciente dependencia que tenemos al móvil es, sin duda, una de las causas que nos lleva a este comportamiento nocivo. A menor autocontrol, más probabilidad de adicción a Internet y, por ello, más probabilidad de realizar phubbing. De hecho, según un estudio psicológico realizado por los profesores Przybylski y Weinstein en 2013, “la mera presencia (visible) de un teléfono móvil sobre la mesa puede reducir la percepción de cercanía, confianza y calidad de conversación entre dos personas, siendo este efecto más pronunciado cuando se discute sobre temas emocionalmente relevantes”. Así, el phubbing no se reduce a encuentros esporádicos entre amigos, compañeros de trabajo o de clase sino que afecta directamente a la estructura familiar.

El mal hábito de ignorar a la persona con la que estamos por utilizar el móvil se llama phubbing

Hemos de ser conscientes de que si no damos prioridad a aquello que tenemos delante nos arriesgamos a perderlo. La omnipresencia del teléfono en nuestro día a día dificulta la desconexión del trabajo y de la vida digital incluso cuando estamos de vacaciones. La solución está en nuestra mano y comienza con gestos sencillos como dejar el móvil fuera del alcance de nuestra mano cuando estamos en presencia de alguien querido, confiscarlos antes de una cena  –¿quién no ha probado ya el juego de colocar los móviles bocabajo en el centro de la mesa teniendo que pagar la cuenta la primera persona que consulte el suyo?–, o apagarlos antes de dormir.

  • Consejos para iniciar una desintoxicación digital

  •  Recupera tu despertador de antaño Los expertos aseguran que el brillo del smartphone puede provocar insomnio o cuanto menos interrumpir el sueño. Por esta razón lo más aconsejable es dejar de usar nuestro teléfono para programar la alarma matutina y volver a una fórmula más tradicional. Así conseguiremos que la pantalla de nuestro móvil no sea la protagonista al principio y al final de nuestro día.

  •  Ponte un límite Según la consultora Think&Action la clave está en delimitar el uso del teléfono. “Se trata de utilizar el sentido común. Lo más acertado es fijar un espacio de tiempo diario para consultar correos o estar al tanto de cualquier novedad tanto personal como laboral”. Así conseguiremos no interrumpir nuestros momentos de ocio familiar y disfrutar de lo que está pasando a nuestro alrededor.

  •  Apúntate al modo avión Según la Guía del Mercado Laboral 2018 de Hays sólo el 3% de los trabajadores desconecta en vacaciones. Las nuevas tecnologías posibilitan llevar la oficina a cuestas. Basta un teléfono y un ordenador portátil para poder gestionar el 80% de los asuntos laborales y eso, sin darnos cuenta, nos hace trabajar continuamente. Para priorizar nuestro descanso, lo más eficaz es desactivar las notificaciones de nuestro móvil. La idea es silenciar todo aquello que nos avisa de lo que ocurre en nuestra comunidad virtual utilizando el modo avió

  •  Renuncia a alguna de tus ‘apps’ favoritas No es necesario hacerlo para siempre pero borrar temporalmente algunas aplicaciones de nuestro teléfono puede resultar de gran ayuda. Es la vieja fórmula de quien evita la tentación evita el peligro y, una vez que volvamos a la rutina, basta con instalarlas de nuevo. Sin perder ningún dato pero ganando mucho tiempo.

  •  Olvídate del wifi Según un estudio de Lynksis, para el 78,3% de los encuestados, disponer de acceso a internet es un factor decisivo a la hora de reservar los alojamientos vacacionales. Además, viajar con niños y adolescentes aumenta la necesidad de conectarse (77%), respecto a aquellos usuarios que se desplazan sin hijos (62%). ¿Te imaginas unas vacaciones sin acceso a internet? Paseos por la playa, juegos de mesa después de comer, historias alrededor del fuego en el camping, confidencias, risas…

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Love Orange. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.